Etérea || Cedrella Black

Esa mañana, se había levantado con una idea especial metida en su cabeza, la cual definitivamente no podía ignorar. Abraxas estaba acostumbrado a calcular cada uno de sus movimientos, pensaba dos veces antes de soltar lo que se paseaba por su mente y hasta tenía severo control sobre su caminar, y cualquiera que lo conociese, sabía que no era muy usual en él dirigirse hacia el lago a tan tempranas horas. No tenía hambre, pues por haber comido demasiado tarde el día anterior, el apetito que debería de tener en la mañana se había dispersado como bruma en el aire, y a decir verdad, estaba mucho más pendiente de ir al lago a despejarse un poco que acercarse al gran comedor y fingir que en ese momento se sentía a gusto entre tanta idolatría, le gustaba intimidar y que de alguna manera, le diesen explicaciones, pero no estaba dispuesto a leer el diario entre tanta palabrería barata. Caminando con pasos parsimoniosos, casi sigilosos y demasiado silenciosos, saludó a unos cuantos pares que le ofrecieron sus saludos en cuanto pasó. La verdad es que no tenía ni ganas ni disposición siquiera de asentir con la cabeza, y sin embargo, no podía ir por ahí siendo descortés con todo el mundo porque simplemente, había tenido un mal despertar. Miró al cielo en cuanto llegó al exterior, caminando por un momento con los orbes grises fijos en el astro rey que se asomaba en todo su esplendor, entrecerrando un poco los ojos y bajando ligeramente la cabeza, siguió su camino hasta los alrededores del lago, percatándose de que estaba tan tranquilo como siempre que no había demasiada gente alrededor, y en ese caso, solamente estaba él resquebrajando la pintura de naturaleza que representaba esa parte de los terrenos en especial.

Frunciendo ligeramente el entrecejo, metió su manos en los bolsillos mientras recargaba su peso en el tronco de un viejo árbol, no siendo consciente de que alguien más, había tenido la misma idea esa mañana hasta que sintió una presencia lo suficientemente cerca como para darse cuenta de la presencia, pero en cuanto vio a la persona, sus pensamientos se calmaron un poco, pues, había pensado por un momento sacar la varita a quién fuese que estuviese merodeando cerca de él e interrumpiendo su pensativo momento. El Malfoy sabía que aquel lago no era precisamente propiedad de su mansión, pero, mientras no se le quitara el repentino mal humor, definitivamente no se pondría a pensar en aquello. Girando un poco la cabeza, tratando de ser lo suficientemente cortés con la joven a un lado de él, le brindó una encantadora sonrisa de medio lado que su mala vibra no pudo erradicar.

— Es bastante reconfortante tener tan buen panorama a tan tempranas horas. Buenos días, Cedrella — saludó con galantería, desviando inmediatamente sus ojos hacia la tranquilidad efímera del lago, que con cada oleada de viento, iba moviéndose cada vez más su aparentemente imperturbable superficie.

Reí ante su expresión, yo ademas no ser nada seria era bastante juguetona y usualmente fastidios pero no me importaba eso, en este preciso momento no me importaba molestarlo a el y la forma con que me respondí sobre el agua que escurría sobre su rostro simplemente me causo mas gracia. Una pequeña carcajada salio de mis labios pero tratando de contenerla para no perder la postura de mi naturaleza. -Cobarde- le dije entre risas y le lanzaba un poco mas de agua a su cara.

Lo mire inmediatamente con cara de fastidio y arrugando el ceño -a clases? vete al demonio!- dije negando con mi cabeza como forma de desaprobación. Me había despertado en tan buen humor y Abraxas me lo quitaba con sus absurdas ideas. Ir a clases era para fastidiarme el momento, si iba a ver a Sept pero solo era un clase las demás eran un fastidio, creo que no era normal que no entendiera las pociones. Simplemente sus nombres se me olvidaban y las recetas se me iban; calle un momento y una sonrisa se dibujo en mis labios -Vamos no seas un aburrido- dije levantándome y saltando hacia el agua, no me importaba el maquillaje o mi ropa solo era mi momento de relajamiento y a veces mi comportamiento era extraño -No me acompañaras?- dije con una sonrisa y con mi ropa empapada.