We're on the top of the world ♦ Walburga Black

Casa de los Gritos ∞ Walburga Black ∞ Frío

Cierro los ojos con fuerza. El pequeño rayo de luz que se filtra por los doseles de mi cama me molesta, me ha despertado y me obliga a voltear y desordenar aun más la enmarañada masa de cabello que tengo en la cabeza -Walburga!- habla una chica, se oyen un par de pasos y abre de golpe los doseles, obligándome a esconder la cara debajo de las mantas -¡Merlín! Déjame dormir - pedí frunciendo el ceño, pero sin que pudiera verme porque me ocultaba ahí debajo -Ya son las 10, Black. Ya han partido a Hogsmeade- suelta sin más y no es necesario que diga otra cosa para que yo me levante rauda y me encierre en el baño para prepararme. El día anterior había quedado con Cassie en su cuarto y habíamos estado contando esas historias raras que solo ella sabe, entre risas y susto nos habíamos dormido bastante tarde y hoy los planes eran descansar; eran, ya que había olvidado que hoy era día de Hogsmeade ¿Por qué tan importante? Por dos cosas, una es que adoraba ese pueblo, no existía uno como ese en el mundo, enteramente mágico y podía caminar tranquila sin que otros me viesen raro por las túnicas; y la segunda porque me gustaba pasear con Lestrange.

Salí del baño con la toalla envolviendo mi cuerpo, mi cabello mojado pero desenredado, dejando que las ondas se noten bastante al natural. Me puse un vestido rojizo tan oscuro como el vino, abrigo blanco y guantes rojos. El aire estaba frio y no era necesario ser muy listo, para intuir que no cambiaria durante todo el día. Ya vestida partí rumbo al pueblo mágico.

Me paseé por todo Hogsmeade buscando a mi amigo y el muy desgraciado parecía no estar por ninguna parte. Con frustración me dediqué a preguntar a cada alumno que conocía, con mi expresión malhumorada para que la búsqueda fuera más sencilla. De una y otra forma, todo indicaba que se había perdido en el paso a la casa de los gritos. Lo seguí. No estaba segura pero aun así entré. Busqué, pisando despacio las tablas y el crepitar de las llamas me llamó la atención en ese silencio. Anduve intentando no se escucharan mis pasos hasta encontrar el sonido y justo donde estaba una fogata, es que Ilhan se calentaba las manos. Una sonrisa honesta apareció en mi boca esa que solo él y Cassie lograban sacarme. Me acerqué y besé su mejilla sorprendiéndolo de forma rápida -estuve casi una hora buscándote - solté, exagerando obviamente la situación.

Casa de los Gritos ∞ Walburga Black ∞ Frío

Mantuve mi expresión amable, esa que aparecía para él nada más y le hice caso sentándome a su lado con cuidado para no ensuciar el vestido, principalmente porque si se ensuciaba luego le andaban con el cuento a mi madre de mi comportamiento poco femenino. Me eché a reír cuando dice aquello negando con la cabeza pero divertida por el cómo exageraba -no seas tonto, Ilhan. Dime ¿Qué tanto hacías afuera? Podríamos estar tomando un chocolate caliente - sugerí, sintiendo como se me hacía agua la boca ante la idea de sentir el dulce sabor de aquel tazón en Hogwarts. Hice un puchero involuntario, casi como añoranza pero teniéndolo en cuenta para cuando regresáramos al castillo. Me acomodé a lo indio, levantando mi vestido para luego cubrir mis rodillas cruzadas con el mismo. Me pegué a él, apoyando mi mejilla en su hombro y enganchando mi brazo al suyo. Tenía frio y me gustaba el frio, pero el calor corporal era algo que me agradaba más de lo que admitía.

-Oh, Lestrange. Siempre te busco. Realmente no necesito razones para hacerlo. - fue mi respuesta, empujándole con mi cuerpo como si de esa forma quisiera reprenderlo por dudar de mi necesidad por verlo -Había olvidado decirte, quería me esperarás y viniéramos juntos- agregué luego mirando hacia el fuego, perdiéndome entre las llamas y el sonido seductor del crepitar de las mismas. -me ahoga estar entre víboras todo el tiempo. Eso incluye a tu familia- resolví, medio sonriendo a esa apreciación. Con él era un poco más sencillo compartir en público, a pesar de que mis padres odiaran mi atracción a rodearme de hombres y no de chicas, a Ilhan ya lo conocían y tenían la tranquilidad de que su apellido Lestrange le había otorgado la educación necesaria para no propasarse conmigo. Por supuesto, mi idea era muy diferente y bastante más moderna; yo sabía y tenía la convicción que entre él y yo no pasaría nada, y que todo lo que sentía con él era pura amistad. Cierto era que a veces quería probar cosas y él era el único en quine confiaba como para pedirlo, pero no lo hacía, porque una señorita debe contener sus deseos más oscuros.

Un suspiro escapó de mis labios - con quien irás al baile, Ilhan ¿Ya has invitado a alguien?- pregunto bajito, hablando entre nosotros, temiendo que alguien más pudiera meterse a oír -¿vas a ir verdad?-