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Gran Bretaña, 1945 El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería de nueva cuenta abre sus puertas para todas aquellas mentes emocionadas y expectantes de las maravillas de un nuevo año escolar. Amigos que no se han visto desde hace tiempo, queridos profesores de caras sonrientes y exigencias de un nuevo curso escolar, todo pareciera estar perfectamente calculado, todo esta planeado y se pronostica, que aquel año escolar será uno de los más anhelados y aceptados por los estudiantes. Pero no todo es lo que parece y ciertamente el plan de cierto grupo de estudiantes no es precisamente pasar sus últimos años en el colegio de manera pacífica, ellos quieren causar un cambio, quieren una revolución, quieren iniciar la diferencia en su mundo y no precisamente de la manera correcta ni por los motivos idóneos. Tom Riddle extrañamente comienza a mostrar maneras mucho más encantadoras que las del extraño chico que se conoció de primer a quinto curso, se le nota más seguro, constante y decido, sus palabras suaves como el susurro de una serpiente han comenzado a cautivar a la casa de Slytherin, prometiendo poderes y riquezas inimaginables sencillamente por participar como bulto en su movimiento revolucionario, la prudencia nunca se ha dado con las serpientes y cuando el poder se menciona y la pureza de una casta sale a relucir, casi nadie está dispuesto a negarse.
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Verde y plata, como tú || Dorea Black
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Verde y plata, como tú || Dorea Black
El silencio del pasillo, le hizo saber al rubio que ya nadie lo seguía, por lo que no hizo nada más que sonreír con parsimonia, mostrando la prepotencia por la cual se caracterizaba su familia. Parecía que habían estado escuchando algo "comprometedor" en las salidas a Hogsmeade, pero con ayuda de su buen aliado Tom, habían sabido ignorar completamente a aquellos que sospechaban de alguna forma de ellos. No eran más que sangre sucias después de todo. No le importaba si habían mestizos allí en esos grupos de pequeños e inservibles espías, tratando de seguirles los pasos, después de todo, tenía sangre muggle en sus venas, todos estaban tan sucios como la mismísima mugre que llevaba bajo la zuela de sus lustrados zapatos. Pronunció la contraseña a la serpiente de más arriba y el tramo de pared, se convirtió en una puerta, la entrada a su sala común. Mientras se desajustaba la corbata con fastidio y giraba la cabeza a todos lado bajo la luz de las llamaradas de la chimenea, se sentó en el sofá verde esmeralda más cercano, lanzando un suspiro de puro regocijo al verse cómodo después de estar dando mil vueltas por el castillo para puro despistar. Al final, no habían conseguido nada. Cerró los ojos preso del cansancio y se afincó más cómodamente en el mullido mueble, retosando tranquilamente al menos hasta que notó otra presencia en el lugar.
Solamente pocas personas podían ser tan sigilosas, y entre ellos, estaban los Black. Volteando la cabeza hacia un lado de la estancia, pudo ver a una chica que no reconoció a primera estancia gracias a las sombras, pero cuando ella se movió un poco, dándose cuenta de que ya la había visto, tuvo la certeza de quién era. Dorea Black, la joven que últimamente rondaba la cabeza de Abraxas Malfoy como una guardiana, algo que no se podía explicar ni él mismo. Sonrió un poco, soltando el aire tranquilamente mientras la observaba, impávida y tan bella como solamente ella podía serlo.
— Dorea, buenas noches — fue lo único que dijo, antes de quitar sus irises grises de ella y posarlas en el fuego de la chimenea, que cada vez estaba más bajo, pero eso le traía sin cuidado en ese momento.
Solamente pocas personas podían ser tan sigilosas, y entre ellos, estaban los Black. Volteando la cabeza hacia un lado de la estancia, pudo ver a una chica que no reconoció a primera estancia gracias a las sombras, pero cuando ella se movió un poco, dándose cuenta de que ya la había visto, tuvo la certeza de quién era. Dorea Black, la joven que últimamente rondaba la cabeza de Abraxas Malfoy como una guardiana, algo que no se podía explicar ni él mismo. Sonrió un poco, soltando el aire tranquilamente mientras la observaba, impávida y tan bella como solamente ella podía serlo.
— Dorea, buenas noches — fue lo único que dijo, antes de quitar sus irises grises de ella y posarlas en el fuego de la chimenea, que cada vez estaba más bajo, pero eso le traía sin cuidado en ese momento.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Fecha de inscripción : 27/03/2013
Edad : 29
Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Comenzó a caminar por los pasillos de una manera bastante familiar para la joven y aquel séquito de compañeras de su curso que la seguían a todas partes por el simple hecho de "pertenecer al selecto grupo de Tom Riddle", la simple idea le parecía enfermiza, le disgustaba hasta tal grado que la idea de abandonarlos sin más había cruzado su mente un sin fin de veces y es que ¿Cuál era el objetivo de todo el movimiento de Riddle? ¿Una matanza extrema? Sus ideales puristas estaban por encima de varias prioridades dada la manera de crianza de la joven, pero últimamente no estaba completamente segura de sus propias creencias.
Una voz chillona la sacó de sus pensamientos mientras se giraba suavemente para notificarle del deseo de las muchachas que se habían convertido en su compañía a lo largo de su estadía en Hogwarts y declinó la oferta con una sonrisa forzada, no quería estar con ellas en estos momentos, suficiente tenía con escuchar sus charlas infantiles acerca de sus propios primos y amigos cercanos, para aguantar otra buena hora cerca de ellas, sin embargo a pesar de que la mayoría se alejaron, una de ellas decidió quedarse con ella dada la preocupación de dejarla completamente sola, sin tener ningún interés si se interesaban en ella o no, la rubia continuó el camino sin prestar atención a los pocos elegantes y ciertamente tropezones que la joven daba para alcanzarle, era un asunto cómico, pero como se le había enseñado no iba a soltar una carcajada en el momento.
La charla curiosamente fue algo digno de tener la atención de la Slytherin por escasos minutos que les tomó bajar las escaleras hacia la sala común a la cual entró con los pies deslizándose de manera silenciosa por la alfombra, ignorando completamente a la muchacha que a comparación de su caminar resultaba un poco patosa a la vista, giró suavemente el rostro para percatarse de los helados e imponentes orbes grises de nada más y nada menos que Abraxas Malfoy, una suave sonrisa se asomó de los labios de la joven y se aceró un poco, sin parecer interesada, giró el rostro de nueva cuenta mientras la mirada suavizada hace solo unos segundos se tornaba fría al dirigirse a su acompañante.
— Fuera de aquí, tengo asuntos más importantes que soportar tu adoración a Cygnus. — cruda y sin ninguna expresión más que la mirada imponente de sus ojos verdes, la contraria solamente asintió con la cabeza mientras se retiraba con la mirada gacha, por más que Dorea tratara de evitar aquella parte de su naturaleza, no podía evitar sencillamente sentirse fascinada por el poder que el sencillo Black podía ejercer.
Se acomodó los cabellos rubios mientras volvía a posar parte de su interés en el joven rubio que la observaba como estatua, se mordió suavemente el labio inferior sin saber exactamente como proceder, por lo cual un peso fue levantado de sus hombros en cuanto Malfoy pronunció aquel cortés saludo.
— Buenas noches Abraxas, ¿Dónde has dejado a la caballería? — sonrió fugazmente sin dejar de enfocarse en los movimientos lentos del joven, posicionándose en uno de los sillones cerca de la chimenea, la cual parecía haber succionado la atención del rubio de su persona.
Una voz chillona la sacó de sus pensamientos mientras se giraba suavemente para notificarle del deseo de las muchachas que se habían convertido en su compañía a lo largo de su estadía en Hogwarts y declinó la oferta con una sonrisa forzada, no quería estar con ellas en estos momentos, suficiente tenía con escuchar sus charlas infantiles acerca de sus propios primos y amigos cercanos, para aguantar otra buena hora cerca de ellas, sin embargo a pesar de que la mayoría se alejaron, una de ellas decidió quedarse con ella dada la preocupación de dejarla completamente sola, sin tener ningún interés si se interesaban en ella o no, la rubia continuó el camino sin prestar atención a los pocos elegantes y ciertamente tropezones que la joven daba para alcanzarle, era un asunto cómico, pero como se le había enseñado no iba a soltar una carcajada en el momento.
La charla curiosamente fue algo digno de tener la atención de la Slytherin por escasos minutos que les tomó bajar las escaleras hacia la sala común a la cual entró con los pies deslizándose de manera silenciosa por la alfombra, ignorando completamente a la muchacha que a comparación de su caminar resultaba un poco patosa a la vista, giró suavemente el rostro para percatarse de los helados e imponentes orbes grises de nada más y nada menos que Abraxas Malfoy, una suave sonrisa se asomó de los labios de la joven y se aceró un poco, sin parecer interesada, giró el rostro de nueva cuenta mientras la mirada suavizada hace solo unos segundos se tornaba fría al dirigirse a su acompañante.
— Fuera de aquí, tengo asuntos más importantes que soportar tu adoración a Cygnus. — cruda y sin ninguna expresión más que la mirada imponente de sus ojos verdes, la contraria solamente asintió con la cabeza mientras se retiraba con la mirada gacha, por más que Dorea tratara de evitar aquella parte de su naturaleza, no podía evitar sencillamente sentirse fascinada por el poder que el sencillo Black podía ejercer.
Se acomodó los cabellos rubios mientras volvía a posar parte de su interés en el joven rubio que la observaba como estatua, se mordió suavemente el labio inferior sin saber exactamente como proceder, por lo cual un peso fue levantado de sus hombros en cuanto Malfoy pronunció aquel cortés saludo.
— Buenas noches Abraxas, ¿Dónde has dejado a la caballería? — sonrió fugazmente sin dejar de enfocarse en los movimientos lentos del joven, posicionándose en uno de los sillones cerca de la chimenea, la cual parecía haber succionado la atención del rubio de su persona.
Dorea G. Black- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/01/2013
Edad : 29
Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Sonrió un poco ante aquella pregunta. ¿Dónde la había dejado? Seguramente por ahí torturando a aquellas personas que a criterio de Tom Riddle, eran indignas siquiera de tomar una varita. La sintió sentarse cerca de su posición, así que apartó la mirada de la chimenea para volver a enfocarla en ella y en su rostro níveo, como otras veces que la había visto de lejos sin que ella se diese cuenta. Tenía la finita suerte de poder ocultar aún su gusto por ella, pero, cada vez se le hacía más difícil, aunque, estaba consciente de que sería una reverenda estupidez poner en evidencia sus convicciones para con ella, por eso, trataría de guardarse las palabras que querían salir de su boca cada vez que la veía. Tal vez estaba cometiendo un error, pero dado a que pronto se casaría, era lo mejor de todo.
— Oh, han de estar buscando la forma de divertirse seguro. Les he dado la noche libre — bromeó un poco, aunque por su expresión férrea, parecía que no hubiera bromeado en absoluto, pero así era él, con un semblante capaz de ocultar sus más oscuros pensamientos —, pero, ellos no son importantes ahora. Dime Dorea, ¿te has cansado de tu séquito de seguidoras? — preguntó con voz neutral, como si le preguntase sobre el ambiente, siendo bastante consciente de que ella a pesar de ser una Black y querer mucha atención, definitivamente no parecía dispuesta a aguantar tanta palabrería chillona tan cerca de sus finos oídos, él mismo se aburría con el grupo cuando hablaban de asuntos que no venían al caso.
Se sentó más derecho en su puesto y clavó sus ojos grises e imperturbables en los ojos de ella, sabiendo que no se sonrojaría ni bajaría la mirada ante él como lo hacían muchas otras, y tal vez era por aquello, que le gustaba tanto, aunque el rubio intentara ignorar aquel hecho con una fiereza impropia de su carácter implacable. No estaba para pensar en los pros y los contras de esa atracción.
— Oh, han de estar buscando la forma de divertirse seguro. Les he dado la noche libre — bromeó un poco, aunque por su expresión férrea, parecía que no hubiera bromeado en absoluto, pero así era él, con un semblante capaz de ocultar sus más oscuros pensamientos —, pero, ellos no son importantes ahora. Dime Dorea, ¿te has cansado de tu séquito de seguidoras? — preguntó con voz neutral, como si le preguntase sobre el ambiente, siendo bastante consciente de que ella a pesar de ser una Black y querer mucha atención, definitivamente no parecía dispuesta a aguantar tanta palabrería chillona tan cerca de sus finos oídos, él mismo se aburría con el grupo cuando hablaban de asuntos que no venían al caso.
Se sentó más derecho en su puesto y clavó sus ojos grises e imperturbables en los ojos de ella, sabiendo que no se sonrojaría ni bajaría la mirada ante él como lo hacían muchas otras, y tal vez era por aquello, que le gustaba tanto, aunque el rubio intentara ignorar aquel hecho con una fiereza impropia de su carácter implacable. No estaba para pensar en los pros y los contras de esa atracción.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Fecha de inscripción : 27/03/2013
Edad : 29
Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Abraxas Malfoy era de manera certera un verdadero misterio, desde la manera en la que sonreía hasta cosas insignificantes como su forma de caminar, el rubio cargaba consigo un aura de puro misterio, algo que la rubia todavía no podía determinar como algo neutral o peligroso. Se enfocó en acomodarse de manera correcta en el sofá mientras examinaba sus manos con gesto ausente, tenía la costumbre de no prestar demasiada atención a lo que se le decía, aunque indudablemente con estudiantes de la altura de Abraxas y su familia hacía excepciones, le sonrió de manera cordial mientras alzaba la vista al centrarse en los orbes grises del contrario, duros, fríos como el hielo y completamente intrigantes, si la joven pudiera decir que era lo que más le llamaba en cuestión al único heredero de los Malfoy serían sus ojos, la ventana del alma como vulgarmente había escuchado a alguna sangre sucia decir por los pasillos.
No pudo evitar soltar una suave risa ante las palabras del joven, Malfoy era una persona influyente, casi magnética, por lo cual de hecho le sorprendía que a estas alturas no hubiera ya alguien a su derecha mirándolo con infinito aprecio, admiración o inclusive si se trataba de una fémina amor. Colocó un mechón de su cabello detrás de la oreja mientras no despegaba la vista del contrario y cada movimiento que hacía, sonrió y se relamió los labios con poca preocupación.
— Esperemos no dejen al Colegio sin sangre sucia, no sería correcto o al menos prudente — murmuró con un guiño mientras cruzaba la pierna derecha con movimientos fríamente calculados como todo lo que hacía desde su nacimiento, cada movimiento por más mundano que fuera estaba calculado, le molestaba si, pero no podía hacer nada al respecto.
Se sorprendió un poco con la pregunta acerca de sus fieles seguidoras que se adjudicaban el titulo de amistades cercanas, negó con la cabeza un poco antes de sonreír sin ninguna preocupación, le molestaban de sobre manera, sus pláticas sin sentido la tenían sin cuidado y ciertamente si volvía a escuchar de alguno de los atributos físicos de sus primos o aliados terminaría lanzando una maldición imperdonable, pero como es obvio no podía decirlo de una manera tan literal.
— Son una verdadera pesadilla, se comportan como chiquillas, pero claro que es mejor que escuchar día y noche acerca de torturas hacia sangre sucia — le guiño un ojo mientras examinaba el lugar con gesto ausente, era curioso sostener una charla únicamente con Abraxas, generalmente siempre había más personas presentes, por lo cual aunque no lo mostrara la incomodidad comenzaba a formarse en el cuerpo de la Slytherin, el joven era de su total agrado, pero sencillamente había algo de él que le inquietaba.
Se puso de pie de manera lenta acercándose a él con una sonrisa en los labios y devolviendo le la misma mirada indescifrable, soltó un suspiro mientras lo miraba desde arriba con una sonrisa cordial, inclusive pícara, aunque siendo quien era nunca se sabría a ciencia cierta.
— ¿Una moneda por tus pensamientos Abraxas? — murmuró de manera lenta con un tono de voz melódico, poco conocido a la hora de entablar conversaciones con el resto de sus compañeros de casa que no hubieran sido nombrados Druella Rosier.
No pudo evitar soltar una suave risa ante las palabras del joven, Malfoy era una persona influyente, casi magnética, por lo cual de hecho le sorprendía que a estas alturas no hubiera ya alguien a su derecha mirándolo con infinito aprecio, admiración o inclusive si se trataba de una fémina amor. Colocó un mechón de su cabello detrás de la oreja mientras no despegaba la vista del contrario y cada movimiento que hacía, sonrió y se relamió los labios con poca preocupación.
— Esperemos no dejen al Colegio sin sangre sucia, no sería correcto o al menos prudente — murmuró con un guiño mientras cruzaba la pierna derecha con movimientos fríamente calculados como todo lo que hacía desde su nacimiento, cada movimiento por más mundano que fuera estaba calculado, le molestaba si, pero no podía hacer nada al respecto.
Se sorprendió un poco con la pregunta acerca de sus fieles seguidoras que se adjudicaban el titulo de amistades cercanas, negó con la cabeza un poco antes de sonreír sin ninguna preocupación, le molestaban de sobre manera, sus pláticas sin sentido la tenían sin cuidado y ciertamente si volvía a escuchar de alguno de los atributos físicos de sus primos o aliados terminaría lanzando una maldición imperdonable, pero como es obvio no podía decirlo de una manera tan literal.
— Son una verdadera pesadilla, se comportan como chiquillas, pero claro que es mejor que escuchar día y noche acerca de torturas hacia sangre sucia — le guiño un ojo mientras examinaba el lugar con gesto ausente, era curioso sostener una charla únicamente con Abraxas, generalmente siempre había más personas presentes, por lo cual aunque no lo mostrara la incomodidad comenzaba a formarse en el cuerpo de la Slytherin, el joven era de su total agrado, pero sencillamente había algo de él que le inquietaba.
Se puso de pie de manera lenta acercándose a él con una sonrisa en los labios y devolviendo le la misma mirada indescifrable, soltó un suspiro mientras lo miraba desde arriba con una sonrisa cordial, inclusive pícara, aunque siendo quien era nunca se sabría a ciencia cierta.
— ¿Una moneda por tus pensamientos Abraxas? — murmuró de manera lenta con un tono de voz melódico, poco conocido a la hora de entablar conversaciones con el resto de sus compañeros de casa que no hubieran sido nombrados Druella Rosier.
Dorea G. Black- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/01/2013
Edad : 29
Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Colocando de nuevo especial atención a sus palabras y movimientos, asintió de acuerdo a aquella acotación tan certera, dándose cuenta de que sus labios casi querían estirarse en una sonrisa conforme al escucharla decir aquella frase con su melodiosa voz y, haberle hecho aquel guiño que tanto había deseado ver venir de ella, aunque no era tonto y aquello no significaba nada más que confidencia entre ellos, pues, cada vez que tenían oportunidad de hablar, siempre habían más personas a su alrededor, pero él por su parte, no se quejaba. Teniendo su cauce en las palabras propiamente dichas, no pudo estar más de acuerdo con ello, pues, se había cansado de reprender a algunos tantos del grupo por orden de Tom Riddle. ¿Es que ellos no entendían que no debían ponerse en evidencia? Albus Dumbledore, uno de los magos más conocidos de todo Reino Unido, era un acérrimo defensor de la sangre sucia en el mundo, algo que a él personalmente, le daba un asco irrefrenable, como también una incomprensión bastante grande... ¿Cómo es que siendo tan poderoso como lo era él, defendía la sangre no mágica? Aquella que contaminaba a sus anchas e iba debilitando progresivamente todo a su paso. No entendía sus razones, pero tampoco iba a ponerse a pensar en ellas con Dorea tan cerca.
— Tienes razón. Se los he dicho y espero que entiendan — fue lo único que dijo tras un momentos de pensamientos superficiales, sacudiendo un poco la cabeza para mirarla nuevamente con una sonrisa en los labios, un poco divertido ante sus palabras — Vaya, y yo creí que era el único. Ya tengo con quién compartirlo — concluyó con un poco más de emoción en la voz, y a pesar de no ser muy común en él, le devolvió el guiño por primera vez, sintiéndose hasta extraño por haber hecho aquello, pero no se arrepentía.
Consciente de que se había levantado y estaba caminando hacia él, Abraxas enfocó sus grises ojos en ella, quedándose prendado al verla observándolo desde arriba, con una sonrisa que solamente ella era capaz de explicar, y aunque parecía cordial, para el rubio iba mucho más allá, o tal vez solamente estaba haciendo suposiciones absurdas. Le brindó otra sonrisa y se hizo a un lado en el sofá para que se sentase allí si esa era su intención, indicándole con un además que tenía el paso libre para el puesto.
— ¿Segura? Yo daría dos por los tuyos — aseguró entrecerrando los ojos, dándole una mirada que iba mucho más allá que una simple amabilidad, aunque siendo un Malfoy, no se podían diferenciar muchas emociones en su mirada.
— Tienes razón. Se los he dicho y espero que entiendan — fue lo único que dijo tras un momentos de pensamientos superficiales, sacudiendo un poco la cabeza para mirarla nuevamente con una sonrisa en los labios, un poco divertido ante sus palabras — Vaya, y yo creí que era el único. Ya tengo con quién compartirlo — concluyó con un poco más de emoción en la voz, y a pesar de no ser muy común en él, le devolvió el guiño por primera vez, sintiéndose hasta extraño por haber hecho aquello, pero no se arrepentía.
Consciente de que se había levantado y estaba caminando hacia él, Abraxas enfocó sus grises ojos en ella, quedándose prendado al verla observándolo desde arriba, con una sonrisa que solamente ella era capaz de explicar, y aunque parecía cordial, para el rubio iba mucho más allá, o tal vez solamente estaba haciendo suposiciones absurdas. Le brindó otra sonrisa y se hizo a un lado en el sofá para que se sentase allí si esa era su intención, indicándole con un además que tenía el paso libre para el puesto.
— ¿Segura? Yo daría dos por los tuyos — aseguró entrecerrando los ojos, dándole una mirada que iba mucho más allá que una simple amabilidad, aunque siendo un Malfoy, no se podían diferenciar muchas emociones en su mirada.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Fecha de inscripción : 27/03/2013
Edad : 29
Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Una extraña inquietud le recorría la columna mirando detenidamente cada acción del joven, lo conocía desde sus inicios en el Colegio, inclusive lo había visto merodeando por alguna de las mansiones pertenecientes a los Black, era una persona familiar debido al poder que ambas familias poseían, eran aliados o como solían decir a la sociedad amigos, pero no podía evitar que una parte de la joven sintiera un poco de temor a lo desconocido, no sabía si Abraxas Malfoy era de total confianza y una parte de ella le decía terminantemente que se alejara, pero la otra... la otra le decía que se quedara y observara que sucedía, al ser una persona que se guiaba por instintos dada la naturaleza, decidió que Abraxas Malfoy era como un rompecabezas, un rompecabezas que poco a poco ella iría descubriendo.
Tomó asiento a su lado inclinando la cabeza a modo de agradecimiento y se alisó la falda con dedos meticulosos al acomodarse por completo y alzó la ceja al escuchar lo que el joven decía, la respuesta la había descolocado un poco, esperaba que el joven dijera algo de Riddle o de Orión, pero no que le respondiera de una manera casi idéntica, entreabrió los labios y cerró suavemente los ojos desviando el rostro casi por completo para tomar una gran bocanada de aire y bajar el rostro de manera que simulara el pensamiento.
Realmente no sabía que decir, ahora a pesar de su orgullo debía admitir que por vez primera no sabía que contestar, de sobra sabía que Abraxas Malfoy era problemas, por murmullos en las habitaciones de chicas que por más que detestara aquellas actitudes infantiles de sus compañeras no podía evitar escucharlas, el joven era un caballero nato, pero por comentarios de Walburga y Orión no podía fiarse mucho de aquel hecho y mucho menos podía decirle que sus pensamientos vagaban entre un bando y otro con tal frecuencia que le aterraría, que más de una vez había considerado unirse definitivamente a Charlus Potter y su causa, que inclusive había hecho amistad con ciertos Gryffindor que detestaba y que la semana pasada había faltado a la junta que había organizado Tom no por una fiebre si no porque estaba con nada más y nada menos que Charlus Potter en una junta acerca de hacerle frente a su propia casa, si por asomo daba a entender aquello el joven no dudaría en decirle a Orión y a los demás Black y bueno para la rubia el infierno se desataría.
Se mordió el labio inferior con fuerza mientras regresaba la vista a él y lo miraba profundamente durante unos cuantos minutos, aprisionando su labio cada vez más con cada minuto que pasaba sumergida en aquellos orbes grises que no mostraban emoción alguna, cosa inquietante debido a que inclusive Riddle denotaba emociones en sus discursos, se aceró un poco más al joven todavía sin decir palabra alguna hasta que soltó un suspiro un tanto cansado y desviaba la mirada a sus manos, las cuales jugueteaban con los bordes de la falda del uniforme.
— Dos monedas no serían suficientes por mis pensamientos Abraxas — murmuró la joven dedicándole una sonrisa acaramelada al joven mientras se acercaba poco a poco hasta que sus labios quedaron a centímetros del oído del rubio — Primero necesitas convencerme, no soy una persona fácil, Ab y mucho menos soy una de tus admiradoras — susurró suavemente encargándose de pronunciar las palabras más despacio de lo necesario, soltando una suave carcajada atrapando su labio de nueva cuenta entre los dientes.
Se alejó un poco del contrario aunque todavía estaba demasiado cerca para el gusto de la joven del costado del rubio, giró un poco el rostro mientras fijaba la vista en el tapiz de la sala común y se quitaba el cabello rubio del rostro mordiendo su labio inferior con un poco de nerviosismo.
Tomó asiento a su lado inclinando la cabeza a modo de agradecimiento y se alisó la falda con dedos meticulosos al acomodarse por completo y alzó la ceja al escuchar lo que el joven decía, la respuesta la había descolocado un poco, esperaba que el joven dijera algo de Riddle o de Orión, pero no que le respondiera de una manera casi idéntica, entreabrió los labios y cerró suavemente los ojos desviando el rostro casi por completo para tomar una gran bocanada de aire y bajar el rostro de manera que simulara el pensamiento.
Realmente no sabía que decir, ahora a pesar de su orgullo debía admitir que por vez primera no sabía que contestar, de sobra sabía que Abraxas Malfoy era problemas, por murmullos en las habitaciones de chicas que por más que detestara aquellas actitudes infantiles de sus compañeras no podía evitar escucharlas, el joven era un caballero nato, pero por comentarios de Walburga y Orión no podía fiarse mucho de aquel hecho y mucho menos podía decirle que sus pensamientos vagaban entre un bando y otro con tal frecuencia que le aterraría, que más de una vez había considerado unirse definitivamente a Charlus Potter y su causa, que inclusive había hecho amistad con ciertos Gryffindor que detestaba y que la semana pasada había faltado a la junta que había organizado Tom no por una fiebre si no porque estaba con nada más y nada menos que Charlus Potter en una junta acerca de hacerle frente a su propia casa, si por asomo daba a entender aquello el joven no dudaría en decirle a Orión y a los demás Black y bueno para la rubia el infierno se desataría.
Se mordió el labio inferior con fuerza mientras regresaba la vista a él y lo miraba profundamente durante unos cuantos minutos, aprisionando su labio cada vez más con cada minuto que pasaba sumergida en aquellos orbes grises que no mostraban emoción alguna, cosa inquietante debido a que inclusive Riddle denotaba emociones en sus discursos, se aceró un poco más al joven todavía sin decir palabra alguna hasta que soltó un suspiro un tanto cansado y desviaba la mirada a sus manos, las cuales jugueteaban con los bordes de la falda del uniforme.
— Dos monedas no serían suficientes por mis pensamientos Abraxas — murmuró la joven dedicándole una sonrisa acaramelada al joven mientras se acercaba poco a poco hasta que sus labios quedaron a centímetros del oído del rubio — Primero necesitas convencerme, no soy una persona fácil, Ab y mucho menos soy una de tus admiradoras — susurró suavemente encargándose de pronunciar las palabras más despacio de lo necesario, soltando una suave carcajada atrapando su labio de nueva cuenta entre los dientes.
Se alejó un poco del contrario aunque todavía estaba demasiado cerca para el gusto de la joven del costado del rubio, giró un poco el rostro mientras fijaba la vista en el tapiz de la sala común y se quitaba el cabello rubio del rostro mordiendo su labio inferior con un poco de nerviosismo.
Dorea G. Black- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/01/2013
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
"Claro que no, haría falta mucho más que eso", quiso decir el rubio inmediatamente, pero sus intenciones fueron bastante perturbadas en cuanto sintió el aliento de Dorea a centímetros de su oreja, por lo que no pudo evitar que tuviese una sensación de vértigo en el pecho y abrir un poco más sus párpados de pura sorpresa. En toda su vida, no esperaba que aquella Black rubia le hablara tan cerca como lo estaba haciendo en ese momento, y es que precisamente por eso, le era remotamente difícil seguir cada palabra fina que salía de aquella boca que tanto deseaba besar, pero era un Malfoy, y un Malfoy por más que quisiera algo, sabía tener en cuenta que aquello no era suyo y así se mantenía, firme y insoldable como el acero puro, evitando sentir cualquier cosa que estuviese un poco más lejos de su control... pero haberla visto allí, primero con apariencia tímida como si él le incomodara y de un momento a otro hacía eso, le había causado una impresión tan grande que había perdido el habla por un momento, aunque por fuera no se mostrase ni un ápice de lo que erupcionaba en su interior. Todo era bastante fuerte y nada manejable. Entrecerró los ojos cuando ella se alejó de vuelta, soltando esa melodiosa carcajada que la caracterizaba, y tratando de parecer tan imperturbable como siempre, se giró hacia ella con una sonrisa de medio lado pintada en los labios, la que solía hacer cuando quería salir de un pequeño aprieto, aunque nadie se diese cuenta de que la usaba para ese propósito.
— Si no fueras Dorea Black, diría que me estás coqueteando — fue lo único que soltó luego de algunos segundos, pasando su brazo por el espaldar del sofá, permitiéndose dejar escapar un toque chistoso en las notas de su voz, para demostrarle falsamente que sus acciones no habían hecho mella en él de ninguna manera, aunque nada estuviese más lejos de la realidad que aquello, pues ella jamás le había hecho demasiado caso como para acercarse tanto y susurrarle al oído. Era perturbador —, pero, ignoremos el hecho de que lo que ha pasado hace un segundo, te ha puesto nerviosa y un tanto roja — siguió con esa sonrisa encantadora en la cara, pasándose una de sus manos por su cabello rubio mientras se deleitaba con el panorama que ella le ofrecía. Tal vez eran imaginaciones suyas, pero el hecho de que ella, una Black se pusiera nerviosa a su lado, le satisfacía bastante, más si era precisamente Dorea. Se levantó con lentitud del sofá y tomó un mechón rubio de ella entre sus dedos, para luego dejarlos escapar tan rápido como los había tomado mientras daba la vuelta hacia el espaldar del mueble y afincaba sus manos allí.
— Y es obvio que no eres una de ellas. Aspirarías a mucho más que eso — mencionó, con tono tenue y pacífico, tan tranquilizador que de repente la tensión en el ambiente parecía haber desaparecido con sus movimientos parsimoniosos. Necesitaba tranquilizarla del todo si es que en realidad se había sentido un poco incómoda con todo aquello. Clavó de nuevo sus orbes grises en ella y por un solo momento, se permitió darle una de sus más sinceras sonrisas, que no eran nada comunes en él —. Me agrada hablar contigo Dorea. Siempre ando rodeado de chicas, pero de todas, tú tienes mi infinito aprecio — inclinó un poco la cabeza hacia ella como todo un caballero y luego, observó de nuevo a la entrada, donde se congregaba otro grupo de un curso inferior que acababa de llegar.
— Si no fueras Dorea Black, diría que me estás coqueteando — fue lo único que soltó luego de algunos segundos, pasando su brazo por el espaldar del sofá, permitiéndose dejar escapar un toque chistoso en las notas de su voz, para demostrarle falsamente que sus acciones no habían hecho mella en él de ninguna manera, aunque nada estuviese más lejos de la realidad que aquello, pues ella jamás le había hecho demasiado caso como para acercarse tanto y susurrarle al oído. Era perturbador —, pero, ignoremos el hecho de que lo que ha pasado hace un segundo, te ha puesto nerviosa y un tanto roja — siguió con esa sonrisa encantadora en la cara, pasándose una de sus manos por su cabello rubio mientras se deleitaba con el panorama que ella le ofrecía. Tal vez eran imaginaciones suyas, pero el hecho de que ella, una Black se pusiera nerviosa a su lado, le satisfacía bastante, más si era precisamente Dorea. Se levantó con lentitud del sofá y tomó un mechón rubio de ella entre sus dedos, para luego dejarlos escapar tan rápido como los había tomado mientras daba la vuelta hacia el espaldar del mueble y afincaba sus manos allí.
— Y es obvio que no eres una de ellas. Aspirarías a mucho más que eso — mencionó, con tono tenue y pacífico, tan tranquilizador que de repente la tensión en el ambiente parecía haber desaparecido con sus movimientos parsimoniosos. Necesitaba tranquilizarla del todo si es que en realidad se había sentido un poco incómoda con todo aquello. Clavó de nuevo sus orbes grises en ella y por un solo momento, se permitió darle una de sus más sinceras sonrisas, que no eran nada comunes en él —. Me agrada hablar contigo Dorea. Siempre ando rodeado de chicas, pero de todas, tú tienes mi infinito aprecio — inclinó un poco la cabeza hacia ella como todo un caballero y luego, observó de nuevo a la entrada, donde se congregaba otro grupo de un curso inferior que acababa de llegar.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Lo observó de manera detenida mientras trataba de analizar cada movimiento que el joven hacía tratando de adivinar lo que pensaba, Abraxas era complicado y una parte de Dorea muy en el fondo quería entenderlo en su totalidad, sabía que jugar al gato y al ratón con un Slytherin y sobre todo si llevaba el nombre de Abraxas Malfoy no terminaba en nada bueno, pero una parte de su instinto le decía que debía proseguir con aquello, además de que una parte de ella por más pequeña que fuese no quería parar aquello, era sumamente interesante sostener una conversación con Abraxas sin la presión ni la obligación de tener que charlar acerca de lo indeseable de los ladrones de magia o de métodos nuevos y poco ortodoxos para aterrorizar les.
Se mordió el labio inferior mientras lo miraba con cierto tinte de inocencia, se acomodó la cabellera rubia y alzó levemente la ceja ante el comentario, se quedó en silencio por unos cuantos segundos antes de soltar una sonrisa pícara y mirarse las uñas restando importancia al comentario y a lo que diría a continuación — ¿Que pasaría si esas fueran mis intenciones Abraxas? — la voz aterciopelada de la rubia sonó con un suave eco mientras cruzaba de nueva cuenta las piernas y se recargaba en el mullido sillón echando la cabeza hacia atrás — ¿Yo sonrojada? Quizá nerviosa Ab, a decir verdad puedes llegar a ser un tanto... inquietante — su voz fue lenta, delicada y un tanto infantil, la mano del joven se deslizó con rapidez sobre una de las hebras de su cabello y la joven se limitó a sonreír fugazmente al igual que la acción hecha por el contrario, siguió los pasos de Malfoy con el rabillo del ojo para luego concentrarse en el patrón del descansa-brazos, aunque claro sin ignorar las acciones o posibles palabras que Abraxas podría realizar o recitar.
Una suave sonrisa se formó en sus labios al escuchar el susurro del rubio, de cierta manera le halagaba que Malfoy pensara tan alto de ella, que no sencillamente la viera como una jovencita ingenua o como un blanco de sus posibles coqueteos, suspiró suavemente mientras trataba de encontrar las palabras justas para lo que el joven le había dicho — En verdad me halaga que pienses aquello de mi Abraxas, pero tengo cierta curiosidad ¿A qué exactamente crees tu que aspiraría? — murmuró la joven lentamente poniéndose de pie para estar a la altura del aludido, le devolvió una sonrisa amplia mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja, inclinó la cabeza hacía la izquierda suavemente mientras una pequeña risa salía de sus labios — Me alegra que el sentimiento sea mutuo Abraxas, eres una persona sumamente interesante — devolvió el cumplido con un guiño divertido y fijó su vista en la puerta de entrada.
Miró detenidamente a aquel grupo de estudiantes que entraron generando bastante ruido, la joven alzó una ceja mientras los miraba detenidamente, su conversación no era diferente a la de todo "purista" de cursos menor al sexto decían, eran la réplica exacta de las palabras de Riddle, llevadas a un nivel inferior, rodó los ojos claramente frustrada mientras fijaba su vista de nuevo en Malfoy con una sonrisa ladina en el rostro — ¿Quién los deja entrar a las reuniones Abraxas? Son verdaderamente patéticos — mustió quedamente.
Se mordió el labio inferior mientras lo miraba con cierto tinte de inocencia, se acomodó la cabellera rubia y alzó levemente la ceja ante el comentario, se quedó en silencio por unos cuantos segundos antes de soltar una sonrisa pícara y mirarse las uñas restando importancia al comentario y a lo que diría a continuación — ¿Que pasaría si esas fueran mis intenciones Abraxas? — la voz aterciopelada de la rubia sonó con un suave eco mientras cruzaba de nueva cuenta las piernas y se recargaba en el mullido sillón echando la cabeza hacia atrás — ¿Yo sonrojada? Quizá nerviosa Ab, a decir verdad puedes llegar a ser un tanto... inquietante — su voz fue lenta, delicada y un tanto infantil, la mano del joven se deslizó con rapidez sobre una de las hebras de su cabello y la joven se limitó a sonreír fugazmente al igual que la acción hecha por el contrario, siguió los pasos de Malfoy con el rabillo del ojo para luego concentrarse en el patrón del descansa-brazos, aunque claro sin ignorar las acciones o posibles palabras que Abraxas podría realizar o recitar.
Una suave sonrisa se formó en sus labios al escuchar el susurro del rubio, de cierta manera le halagaba que Malfoy pensara tan alto de ella, que no sencillamente la viera como una jovencita ingenua o como un blanco de sus posibles coqueteos, suspiró suavemente mientras trataba de encontrar las palabras justas para lo que el joven le había dicho — En verdad me halaga que pienses aquello de mi Abraxas, pero tengo cierta curiosidad ¿A qué exactamente crees tu que aspiraría? — murmuró la joven lentamente poniéndose de pie para estar a la altura del aludido, le devolvió una sonrisa amplia mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja, inclinó la cabeza hacía la izquierda suavemente mientras una pequeña risa salía de sus labios — Me alegra que el sentimiento sea mutuo Abraxas, eres una persona sumamente interesante — devolvió el cumplido con un guiño divertido y fijó su vista en la puerta de entrada.
Miró detenidamente a aquel grupo de estudiantes que entraron generando bastante ruido, la joven alzó una ceja mientras los miraba detenidamente, su conversación no era diferente a la de todo "purista" de cursos menor al sexto decían, eran la réplica exacta de las palabras de Riddle, llevadas a un nivel inferior, rodó los ojos claramente frustrada mientras fijaba su vista de nuevo en Malfoy con una sonrisa ladina en el rostro — ¿Quién los deja entrar a las reuniones Abraxas? Son verdaderamente patéticos — mustió quedamente.
Dorea G. Black- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Sus sentidos se pusieron en alerta ante las palabras de la rubia Black, pues nunca había esperado escuchar tal cuestión y tan directamente. No, ella no le estaba coqueteando. Tal vez estaba siendo demasiado cerrado y pesimista para con el tema, pero realmente no creía que de un tiempo para otro, él le hubiese empezado a llamar la atención tan repentinamente. En él, había tardado años en gustarle Dorea a pesar de que la veía cada tanto con demasiada frecuencia, y fue cuando observó su forma de ser y hasta de andar, que empezó a fijarse en ella. Después de haber salido por un tiempo con Cedrella, había comprendido que no todas las mujeres de esa familia eran exactamente del mismo carácter, y con ello, él podía comprobarlo. Sonrió un poco soltando por lo bajo un poco de aire retenido, mirando sus movimientos alternativamente, como si quisiera aprendérselos de memoria para recordarlos, la verdad es que captaba demasiada atención, y no era nada raro que muchos se fijaran en ella.
— Pues viniendo de ti, la verdad es que puedo estar agradecido — dijo con voz seria, pero esta vez, denotaba un poco más de confianza con la situación que estaba viviendo en ese momento, y de no haber tenido prometida, seguramente se hubiese lanzado a cortejarle discretamente, que no se notase demasiado lo que en realidad estaba haciendo, pero, lamentablemente tenía una ley que cumplir, y él no rompía un acuerdo así como así. La miró por algunos segundos, levantando una ceja ante su pregunta bastante obvia para él. ¿A qué aspiraría? Por su puesto, a ser la prometida de alguien lo suficientemente importante en el mundo mágico como para poder controlar los estatutos a su alrededor, que supiese siempre de lo que estaba hablando, alguien que en definitiva, la mereciera en todo sentido de la palabra —. Y en cuanto a eso, pues, es bastante obvio que quedarías bastante mejor con el puesto de prometida. No te mereces nada menos — fue lo que respondió lentamente, sin apartar la mirada gris un poco azulada de los ojos de ella, aunque aquello fue solamente un momento antes de que soltara una última frase acompañado de un guiño, pues el desconcertante ruido, realmente lo había puesto furioso sin mediar manera. Habían interrumpido su preciado momento con Dorea.
Ante su siguiente pregunta, se encogió de hombros y se dispuso a responderle, mirándola de nuevo fijamente, aunque sin la pesadez que quería aplicarle al asunto momentos antes de que aquellos alumnos, entrasen como poseídos a la sala común —. Tom piensa que mientras más reclutas, mejor — respondió, destacando su mirada especialmente en algunos chiquillos de aquel grupo. Prometían, pero eran tan ingenuos aún que sus chillidos parecían cruzarle los tímpanos cada dos segundos. No estaría mal gritar un poco y callarlos, pero, sabía que cuando Tom llegara, habría un silencio tan sepulcral como en un mausoleo —. No te inquietes, ahora no son más que unos niños, pero tienen potencial y dentro de poco, hablarán de muchas otras cosas, y entenderán, que no pueden ir por allí poniéndose en evidencia — aunque pareció calmado al momento de decir aquello, su ceño fruncido había intensificado sus rasgos imperturbables. No sabía si era la algarabía que gobernaba en ese preciso instante, o si era de lo que hablaban tan abiertamente. La primera lección que iba a enseñarle Abraxas Malfoy, era que las paredes tenían oídos, y que agradecieran que se los advertía él y no Riddle.
— Pues viniendo de ti, la verdad es que puedo estar agradecido — dijo con voz seria, pero esta vez, denotaba un poco más de confianza con la situación que estaba viviendo en ese momento, y de no haber tenido prometida, seguramente se hubiese lanzado a cortejarle discretamente, que no se notase demasiado lo que en realidad estaba haciendo, pero, lamentablemente tenía una ley que cumplir, y él no rompía un acuerdo así como así. La miró por algunos segundos, levantando una ceja ante su pregunta bastante obvia para él. ¿A qué aspiraría? Por su puesto, a ser la prometida de alguien lo suficientemente importante en el mundo mágico como para poder controlar los estatutos a su alrededor, que supiese siempre de lo que estaba hablando, alguien que en definitiva, la mereciera en todo sentido de la palabra —. Y en cuanto a eso, pues, es bastante obvio que quedarías bastante mejor con el puesto de prometida. No te mereces nada menos — fue lo que respondió lentamente, sin apartar la mirada gris un poco azulada de los ojos de ella, aunque aquello fue solamente un momento antes de que soltara una última frase acompañado de un guiño, pues el desconcertante ruido, realmente lo había puesto furioso sin mediar manera. Habían interrumpido su preciado momento con Dorea.
Ante su siguiente pregunta, se encogió de hombros y se dispuso a responderle, mirándola de nuevo fijamente, aunque sin la pesadez que quería aplicarle al asunto momentos antes de que aquellos alumnos, entrasen como poseídos a la sala común —. Tom piensa que mientras más reclutas, mejor — respondió, destacando su mirada especialmente en algunos chiquillos de aquel grupo. Prometían, pero eran tan ingenuos aún que sus chillidos parecían cruzarle los tímpanos cada dos segundos. No estaría mal gritar un poco y callarlos, pero, sabía que cuando Tom llegara, habría un silencio tan sepulcral como en un mausoleo —. No te inquietes, ahora no son más que unos niños, pero tienen potencial y dentro de poco, hablarán de muchas otras cosas, y entenderán, que no pueden ir por allí poniéndose en evidencia — aunque pareció calmado al momento de decir aquello, su ceño fruncido había intensificado sus rasgos imperturbables. No sabía si era la algarabía que gobernaba en ese preciso instante, o si era de lo que hablaban tan abiertamente. La primera lección que iba a enseñarle Abraxas Malfoy, era que las paredes tenían oídos, y que agradecieran que se los advertía él y no Riddle.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Sonrió suavemente mientras le miraba directamente a los ojos sin apaciguar ninguna expresión , siempre había estado tortuosamente convencida de que Abraxas Malfoy iba a ser aquel con el que la comprometieran, de alguna manera era algo que esperaba si bien no con ansias pues Dorea nunca se había permitido sentimientos mundanos, nunca se había permitido más que sentir simpatía por aquellos que no eran de su familia o a lo sumo eran Druella, hasta que conoció a Charlus y aquella curiosidad que sintió debido al porqué no había existido alianza con ella o con cualquier otro Black se disipó de una manera tan fugaz que no quedo absolutamente nada de ella.
Le sonrió amablemente mientras bajaba la cabeza un poco apenada, sabía que Abraxas no sería capaz de coquetear con ella teniendo una prometida a su espera, en realidad Dorea estaba infinitamente que sus padres no vieran una necesidad de prometerla de inmediato, por supuesto su madre estaba ansiosa de que la joven anunciara un compromiso con alguien importante del mundo mágico, pero la rubia no estaba ni remotamente importada en aquella clase de tonterías, no quería pensar en comprometerse pues eso significaria perder parte de la libertad que tenía en aquellos momentos, libertad que seguramente Abraxas y su prometida debían extrañar pero no estarían dispuestos a decirlo en voz alta.
— Lástima que estés comprometido Abraxas, me temo que no hay nadie ni remotamente igual de interesante que tú y no estaría dispuesta a soportar a alguien como Parkinson — murmuró la joven con amabilidad y poniendo los ojos levemente en blanco, los jóvenes de su casa le parecían demasiado sanguinarios y poco cordiales, además claro está de su propia familia y allegados y no estaba lo suficientemente desesperada para comprometerse con sus primos.
Frunció el ceño de nueva cuenta mientras miraba a los chiquillos que comenzaban a congregarse en el vestíbulo mirándolos como si se tratase de los fantasmas del comedor, bufó suavemente mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y alzó la ceja levemente, toda aquella simpatía que había sentido anteriormente se desvaneció mientras se giraba de nueva cuenta hacia Abraxas — Tener nuevos reclutas estaría bastante bien si no fuesen chiquillos ruidosos, sus gritos acerca de la tortura de los sangre sucia se escuchan por todo el pasillo — murmuró suavemente girándose completamente hacía Abraxas — Si Potter o Weasley llegan a escucharlos sabes que tendrán que actuar ¿Cierto? — murmuró suavemente intentando que el Potter saliera de la manera más despectiva posible, claro si mucho éxito.
Le sonrió amablemente mientras bajaba la cabeza un poco apenada, sabía que Abraxas no sería capaz de coquetear con ella teniendo una prometida a su espera, en realidad Dorea estaba infinitamente que sus padres no vieran una necesidad de prometerla de inmediato, por supuesto su madre estaba ansiosa de que la joven anunciara un compromiso con alguien importante del mundo mágico, pero la rubia no estaba ni remotamente importada en aquella clase de tonterías, no quería pensar en comprometerse pues eso significaria perder parte de la libertad que tenía en aquellos momentos, libertad que seguramente Abraxas y su prometida debían extrañar pero no estarían dispuestos a decirlo en voz alta.
— Lástima que estés comprometido Abraxas, me temo que no hay nadie ni remotamente igual de interesante que tú y no estaría dispuesta a soportar a alguien como Parkinson — murmuró la joven con amabilidad y poniendo los ojos levemente en blanco, los jóvenes de su casa le parecían demasiado sanguinarios y poco cordiales, además claro está de su propia familia y allegados y no estaba lo suficientemente desesperada para comprometerse con sus primos.
Frunció el ceño de nueva cuenta mientras miraba a los chiquillos que comenzaban a congregarse en el vestíbulo mirándolos como si se tratase de los fantasmas del comedor, bufó suavemente mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y alzó la ceja levemente, toda aquella simpatía que había sentido anteriormente se desvaneció mientras se giraba de nueva cuenta hacia Abraxas — Tener nuevos reclutas estaría bastante bien si no fuesen chiquillos ruidosos, sus gritos acerca de la tortura de los sangre sucia se escuchan por todo el pasillo — murmuró suavemente girándose completamente hacía Abraxas — Si Potter o Weasley llegan a escucharlos sabes que tendrán que actuar ¿Cierto? — murmuró suavemente intentando que el Potter saliera de la manera más despectiva posible, claro si mucho éxito.
Dorea G. Black- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
El hecho de que la Black le recordase aquello, lo traía de vuelta a la tierra y a su condición, y era realmente una pena que ella lo supiera, pero así estaba mejor que bien, aquello le servía para resistirse a sí mismo y reprimir sus extraños impulsos para con ella, la palabra de honor de un Malfoy valía más que cualquier otro sentimiento por encima de la comprensión esencial, y en eso, Abraxas se afincaba para no cometer ninguna estupidez que pusiera en peligro sus futuros planes. La verdad es que le parecía terriblemente agradable que Dorea le encontrara interesante aún por encima de los demás herederos de familias tan importantes como la de él, sin embargo, el rubio siempre había estado consciente de que su alcance de influencia siempre sería más larga que la de cualquier otro sangre pura que conociese, no podía contar a Tom sabiendo su estatus, pero definitivamente, él era una clase demasiado a parte. Ni siquiera él se atrevería a llevarle la contraria, y era por eso, que le tenía una suma admiración. Al principio le había causado un genuino y demasiado palpable temor al ver lo que era capaz de hacer, pero con el tiempo se había dejado llevar por la sensación de poder que podría proporcionarle Riddle a través de sus filas, contando con que llevaba demasiada razón sobre los sangre sucia.
Escuchando de nueva cuenta los murmullos excitados del grupo en la entrada y la voz imperiosa de Dorea, Abraxas la miró de nueva cuenta, asintiendo a cada una de sus palabras, llegando a la conclusión de que aquello realmente era un grave fallo en la auto-preservación que representaba Slytherin. A veces no evitaba pensar que el sombrero solía equivocarse al enviar ciertas personas a ciertas casas, y aquel grupo quizá era un error horrible cometido; conocía alumnos de Hufflepuff que eran mucho más callados y analíticos que ciertos chicos en su propia casa, pero en ese momento no iba a pensar en ello. Al escuchar la mención de esos dos, apretó los dientes y su mirada grisácea pasó a ser de plomo, tan endurecida y oscura que incluso llegaba a causar frío en quién posase aquellos ojos. Odiaba escuchar apellidos de los más grandes traidores a la sangre en toda la historia. Menos mal que no se había dado cuenta del leve forcejeó que al parecer, tenía la rubia a su lado al pronunciar el primero con un toque de repugnancia.
— Definitivamente, no cabrá duda de que tendremos que actuar... Con estos y con ellos — mencionó entre dientes apretando el borde del espaldar contra la palma de su mano, maquinando una y mil formas de torturar a cuantos se metiesen en su camino a la restauración del mundo mágico, dejando que sus facciones estrechamente tensas se relajaran ante la imagen de lograr su cometido. ¿Qué sería del mundo con Potter y Weasley muertos? A ciencia cierta, se acabaría la fuente de sus problemas en el colegio, aunque quedaría McGonagall… Pero era una mujer, y en definitiva, Abraxas no pensaba que de verdad ella quisiera correr peligro llevándose encima un asunto más pesado que ella —. Si llegaran a escuchar algo, no me cabe la menor duda de que Tom va a tomar cartas en el asunto, y yo le ayudaré — afirmó bastante seguro de sus palabras. Un poco más tranquilo y rostro libre de expresiones, dejó de tratar de desquebrajar el espaldar a la fuerza y fijó sus ojos sobre el grupo, que si bien había bajado el parloteo, igualmente le causaban molestia.
— Cállense de una buena vez — ordenó casi en un susurro, aunque su voz salió demasiado potente incluso para los que estaban más lejos. Los jóvenes lo miraron entre nerviosos e impresionados, pero había reinado por fin el silencio en la sala común mientras los demás se movilizaban a ponerse cómodos en los sillones más lujosos de aquella estancia. Al fin se había desquitado del desagrado que le causaba escuchar tales apellidos.
Escuchando de nueva cuenta los murmullos excitados del grupo en la entrada y la voz imperiosa de Dorea, Abraxas la miró de nueva cuenta, asintiendo a cada una de sus palabras, llegando a la conclusión de que aquello realmente era un grave fallo en la auto-preservación que representaba Slytherin. A veces no evitaba pensar que el sombrero solía equivocarse al enviar ciertas personas a ciertas casas, y aquel grupo quizá era un error horrible cometido; conocía alumnos de Hufflepuff que eran mucho más callados y analíticos que ciertos chicos en su propia casa, pero en ese momento no iba a pensar en ello. Al escuchar la mención de esos dos, apretó los dientes y su mirada grisácea pasó a ser de plomo, tan endurecida y oscura que incluso llegaba a causar frío en quién posase aquellos ojos. Odiaba escuchar apellidos de los más grandes traidores a la sangre en toda la historia. Menos mal que no se había dado cuenta del leve forcejeó que al parecer, tenía la rubia a su lado al pronunciar el primero con un toque de repugnancia.
— Definitivamente, no cabrá duda de que tendremos que actuar... Con estos y con ellos — mencionó entre dientes apretando el borde del espaldar contra la palma de su mano, maquinando una y mil formas de torturar a cuantos se metiesen en su camino a la restauración del mundo mágico, dejando que sus facciones estrechamente tensas se relajaran ante la imagen de lograr su cometido. ¿Qué sería del mundo con Potter y Weasley muertos? A ciencia cierta, se acabaría la fuente de sus problemas en el colegio, aunque quedaría McGonagall… Pero era una mujer, y en definitiva, Abraxas no pensaba que de verdad ella quisiera correr peligro llevándose encima un asunto más pesado que ella —. Si llegaran a escuchar algo, no me cabe la menor duda de que Tom va a tomar cartas en el asunto, y yo le ayudaré — afirmó bastante seguro de sus palabras. Un poco más tranquilo y rostro libre de expresiones, dejó de tratar de desquebrajar el espaldar a la fuerza y fijó sus ojos sobre el grupo, que si bien había bajado el parloteo, igualmente le causaban molestia.
— Cállense de una buena vez — ordenó casi en un susurro, aunque su voz salió demasiado potente incluso para los que estaban más lejos. Los jóvenes lo miraron entre nerviosos e impresionados, pero había reinado por fin el silencio en la sala común mientras los demás se movilizaban a ponerse cómodos en los sillones más lujosos de aquella estancia. Al fin se había desquitado del desagrado que le causaba escuchar tales apellidos.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Las palpitaciones en el pecho de Dorea aumentaron al tiempo que miraba de reojo las reacciones de Abraxas ante la mención de dos simples apellidos, que en realidad guardaban mucho más valor de lo que la rubia podría comprender en su totalidad, eran enemigos naturales de la causa que ella perseguía, eran partícipes de un régimen que le provocaba nauseas, no era ni de cerca aquello que la joven esperaba del mundo mágico, y por supuesto a pesar de las mil y un cosas que pudiese decir frente a sus compañeros de casa no podía evitar sentir cierto tinte de curiosidad ante aquello que Charlus perseguía, no podía dejar de enumerar las largas ventajas que el bando de Albus Dumbledore ofrecía, sin embargo no tenía el valor de dejar a los de su casa, no tenía el valor de unirse a los contrarios y de cierto modo tampoco tenía la intención de hacerlo en un futuro cercano.
Puso una de sus largas manos en el brazo del rubio para tratar de apaciguarle un poco, de las reuniones había comprendido que los fervientes creyentes del régimen eran su primo y Malfoy, darían todo por la causa y ella lo sabía, en el verano había tanteado suavemente el terreno con Orión para sencillamente ganarse una mala cara y un enojo de una semana ante la leve sugerencia de un cambio de bando, eran centrados en sus ideas y no dudarían en darle fin a aquellos que se interpusieran en su camino, una de las miles de razones por las cuales se mantenía "firme" a las creencias que se le habían inculcado desde niña, no quería perder a nadie ni de un bando ni de otro y siendo honestos tampoco quería perderse a ella misma.
Comenzó una suave caricia en el brazo del contrario al tiempo que lo miraba hablar, que observaba la manera en la que la rabia comenzaba a tomar posesión de él y la manera paulatina en la que su conversación se tornaba tensa y casi imposible de manejar, una sonrisa dulce se formó en sus labios para mostrarle que de una manera u otra se encontraba de su lado, que aplaudía cada una de sus ideas y que estaba completamente de acuerdo con lo que se había dicho con anterioridad, que nunca pensaría de manera diferente y que de cierta manera celebraba su compromiso con la causa, separó los labios un poco y pasó la lengua suavemente por ellos antes de volver a hablar — Supongo que encargarte de ellos no es con métodos demasiado ortodoxos, por lo cual preferiría mantener la conversación a raya con el hecho de la manera en la que Orión, Tom y tú se encargan de aquellos que hablan o saben demasiado — su voz salió temblorosa mientras detenía la suave caricia que dedicaba al brazo del contrario y dejaba la mano completamente quieta sin despegar la mirada del semblante del rubio, quitó un mechón rubio de cabello que había caído en su frente y volvió a colocarlo detrás de la oreja como era debido.
Tragó saliva al escuchar lo siguiente que salió de labios de Abraxas, el momento en el que Riddle se tomaba el tiempo de encargarse de asuntos que no fueran de estrategia era preocupante, era una manera de dar a entender que a pesar de que Black y Malfoy se encargaran de difundir el miedo por los pasillos era él quien verdaderamente sostenía las riendas, de igual manera le aterraba el momento en el que Riddle quisiera tomar represalias en contra de Charlus, le aterraba la idea de que aquel enfrentamiento llegase y que los daños fueran irreversibles, no quería pensar en aquel día y por supuesto no quería ni pensar en la reacción que tendría ella si es que Tom decidía que la pelea tenía que ser con una gran audiencia formando de igual manera bandos — Estoy de acuerdo que hay que tomar cartas en el asunto Abraxas, pero quizá lo fundamental sería enseñarles a ellos modales y discreción, a mi en lo personal me parece que lo piden a gritos — murmuró con una sonrisa ladina mientras señalaba suavemente al pequeño grupo que se formaba frente a ellos, de reojo le miraban y no podía evitar mirarles con infinito desprecio, su mirada era exactamente así con cualquiera que no deseara conocer y aquellas serpientes eran un ejemplo perfecto de aquel prototipo de individuo.
La voz del rubio la sobresaltó un poco y ocasionó que el agarre en el brazo del contrario se tensara, sabía que nunca le gritaría a ella de aquella manera, sabía que el joven era prudente y educado, pero la potencia de la voz y la mirada que dedicó fueron especialmente perturbadoras, los estudiantes que cotilleaban en la sala poco a poco se dispersaron en sepulcral silencio mientras los miraban de reojo o más bien a Malfoy esperando que no hubiese una reprimenda demasiado severa, Dorea pudo apreciar ciertas caras conocidas y sonrió con educada indiferencia, movió la cabeza al divisar al grupo con el que estaba la mayoría del tiempo Cassiopea y sonrió suavemente al regresar su vista a la del rubio — Me sorprendes, infundir el miedo es uno de tus talentos ¿O me equivoco? —
Puso una de sus largas manos en el brazo del rubio para tratar de apaciguarle un poco, de las reuniones había comprendido que los fervientes creyentes del régimen eran su primo y Malfoy, darían todo por la causa y ella lo sabía, en el verano había tanteado suavemente el terreno con Orión para sencillamente ganarse una mala cara y un enojo de una semana ante la leve sugerencia de un cambio de bando, eran centrados en sus ideas y no dudarían en darle fin a aquellos que se interpusieran en su camino, una de las miles de razones por las cuales se mantenía "firme" a las creencias que se le habían inculcado desde niña, no quería perder a nadie ni de un bando ni de otro y siendo honestos tampoco quería perderse a ella misma.
Comenzó una suave caricia en el brazo del contrario al tiempo que lo miraba hablar, que observaba la manera en la que la rabia comenzaba a tomar posesión de él y la manera paulatina en la que su conversación se tornaba tensa y casi imposible de manejar, una sonrisa dulce se formó en sus labios para mostrarle que de una manera u otra se encontraba de su lado, que aplaudía cada una de sus ideas y que estaba completamente de acuerdo con lo que se había dicho con anterioridad, que nunca pensaría de manera diferente y que de cierta manera celebraba su compromiso con la causa, separó los labios un poco y pasó la lengua suavemente por ellos antes de volver a hablar — Supongo que encargarte de ellos no es con métodos demasiado ortodoxos, por lo cual preferiría mantener la conversación a raya con el hecho de la manera en la que Orión, Tom y tú se encargan de aquellos que hablan o saben demasiado — su voz salió temblorosa mientras detenía la suave caricia que dedicaba al brazo del contrario y dejaba la mano completamente quieta sin despegar la mirada del semblante del rubio, quitó un mechón rubio de cabello que había caído en su frente y volvió a colocarlo detrás de la oreja como era debido.
Tragó saliva al escuchar lo siguiente que salió de labios de Abraxas, el momento en el que Riddle se tomaba el tiempo de encargarse de asuntos que no fueran de estrategia era preocupante, era una manera de dar a entender que a pesar de que Black y Malfoy se encargaran de difundir el miedo por los pasillos era él quien verdaderamente sostenía las riendas, de igual manera le aterraba el momento en el que Riddle quisiera tomar represalias en contra de Charlus, le aterraba la idea de que aquel enfrentamiento llegase y que los daños fueran irreversibles, no quería pensar en aquel día y por supuesto no quería ni pensar en la reacción que tendría ella si es que Tom decidía que la pelea tenía que ser con una gran audiencia formando de igual manera bandos — Estoy de acuerdo que hay que tomar cartas en el asunto Abraxas, pero quizá lo fundamental sería enseñarles a ellos modales y discreción, a mi en lo personal me parece que lo piden a gritos — murmuró con una sonrisa ladina mientras señalaba suavemente al pequeño grupo que se formaba frente a ellos, de reojo le miraban y no podía evitar mirarles con infinito desprecio, su mirada era exactamente así con cualquiera que no deseara conocer y aquellas serpientes eran un ejemplo perfecto de aquel prototipo de individuo.
La voz del rubio la sobresaltó un poco y ocasionó que el agarre en el brazo del contrario se tensara, sabía que nunca le gritaría a ella de aquella manera, sabía que el joven era prudente y educado, pero la potencia de la voz y la mirada que dedicó fueron especialmente perturbadoras, los estudiantes que cotilleaban en la sala poco a poco se dispersaron en sepulcral silencio mientras los miraban de reojo o más bien a Malfoy esperando que no hubiese una reprimenda demasiado severa, Dorea pudo apreciar ciertas caras conocidas y sonrió con educada indiferencia, movió la cabeza al divisar al grupo con el que estaba la mayoría del tiempo Cassiopea y sonrió suavemente al regresar su vista a la del rubio — Me sorprendes, infundir el miedo es uno de tus talentos ¿O me equivoco? —
Dorea G. Black- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Aún sintiendo la delicada mano de Dorea sobre su brazo, el chico no se calmó todo lo que debería haber apaciguado ese simple gesto de ella. Entre el ruido incesante de una oleada de mocosos que aún no aprendían a empuñar bien la varita y dos apellidos fervientemente odiados, nadie en su sano juicio podría estar tranquilo, aún cuando la joven por la cual se reprimía hacía una caricia en su templado brazo en señal de que lo apoyaba, la verdad es que nadie podría hacerle olvidar algo así de un momento a otro. A partir de aquello, Abraxas dejó de prestarle demasiada atención a los gestos de Dorea, pues extrañamente, su mente se había ido un poco más allá, con sus ojos desenfocados entre las llamas y las paredes con tapices oscuros a los lados; por alguna extraña razón, el temblor en la voz de ella le había puesto a dudar de su posición, pero era bastante improbable que ella hubiese cambiado de ideales de un día para otro, siendo que era una Black de las más fieles que conocía. Le resultaba presuntamente ridículo que ella tomara cartas en el asunto en cuanto a los bandos, dado que por ser tan inteligente como él estaba seguro de que ella era, no tendría que pensar absolutamente nada, pero, no podía quedar simplemente caminando ciegamente por la calle. La rubia era fiel a la causa, hasta que ella misma demostrara lo contrario, y Abraxas esperaba no ver ningún indicio de aquello jamás.
— Se supone que los modales vienen del hogar, pero ya que estamos, podría enseñarles discreción mientras torturo a esos traidores. Sobre todo a Potter — habló entre dientes meciendo su voz en un cruento susurro, con el toque cruel que solamente salía a la luz cuando él quería infundir algo más que respeto, tal vez, a la joven le daría un poco de miedo verlo así, pero, tendría que acostumbrarse si de verdad iba a tomar la varita para sacar a los impuros de una vez por todas del castillo. Sin mediar palabra alguna, giró sus ojos grises hacia Dorea y le sonrió profundamente, como mandándole un mudo mensaje que solamente ella podría entender si miraba con atención. Sus ojos de un gris plomo más pesados de lo normal, observaron con parsimonia toda la habitación mientras la escuchaba hablar, aún alerta a cualquier cosa que sucediese, el mal humor se le incrementaba por segundos, y no sabía porqué sucedía aquello.
— No te equivocas, la verdad es que lo es. Parece a única forma de callar sus imprudentes voces — habló neutralmente, sin demostrar nada en específico, así como solía hacer siempre a cualquier hora del día. Si había despedido algún tipo de calidez antes, ya esta se había ido a alguna parte de la sala común para no volver hasta que a Abraxas la aceptara de nuevo, algo que era una misión bastante difícil —. Dime, Dorea... ¿Irás con alguien al baile? — le interrogó, mirándola esta vez de frente mientras los demás murmuraban. La verdad es que lo más correcto era llevar a Lucinda, pero ella misma había declinado, argumentando que nadie sabía del compromiso formal y que no se conocían demasiado, el rubio no había puesto demasiado énfasis en entenderla, pero le había aliviado en cierta forma no tener que ir con ella. Aún faltaban al menos tres años para que el compromiso fuese pleno.
— Se supone que los modales vienen del hogar, pero ya que estamos, podría enseñarles discreción mientras torturo a esos traidores. Sobre todo a Potter — habló entre dientes meciendo su voz en un cruento susurro, con el toque cruel que solamente salía a la luz cuando él quería infundir algo más que respeto, tal vez, a la joven le daría un poco de miedo verlo así, pero, tendría que acostumbrarse si de verdad iba a tomar la varita para sacar a los impuros de una vez por todas del castillo. Sin mediar palabra alguna, giró sus ojos grises hacia Dorea y le sonrió profundamente, como mandándole un mudo mensaje que solamente ella podría entender si miraba con atención. Sus ojos de un gris plomo más pesados de lo normal, observaron con parsimonia toda la habitación mientras la escuchaba hablar, aún alerta a cualquier cosa que sucediese, el mal humor se le incrementaba por segundos, y no sabía porqué sucedía aquello.
— No te equivocas, la verdad es que lo es. Parece a única forma de callar sus imprudentes voces — habló neutralmente, sin demostrar nada en específico, así como solía hacer siempre a cualquier hora del día. Si había despedido algún tipo de calidez antes, ya esta se había ido a alguna parte de la sala común para no volver hasta que a Abraxas la aceptara de nuevo, algo que era una misión bastante difícil —. Dime, Dorea... ¿Irás con alguien al baile? — le interrogó, mirándola esta vez de frente mientras los demás murmuraban. La verdad es que lo más correcto era llevar a Lucinda, pero ella misma había declinado, argumentando que nadie sabía del compromiso formal y que no se conocían demasiado, el rubio no había puesto demasiado énfasis en entenderla, pero le había aliviado en cierta forma no tener que ir con ella. Aún faltaban al menos tres años para que el compromiso fuese pleno.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
La joven estaba acostumbrada a un Abraxas Malfoy completamente diferente a aquel que observaba en aquellos momentos, lo había visto furioso, pero nunca de una manera tan cercana, ciertamente era un tanto perturbador el hecho de que inclusive teniendo a alguien de su cercano grupo de conocidos tratase de infundir aquella clase de miedo, tragó saliva al tiempo que retiraba la mano del brazo del contrario y los cruzaba sobre el pecho, su vista se alternaba entre los estudiantes que aún pululaban por la sala y el tapiz perfectamente conservado de la pared que tenía frente a sí, súbitamente todo parecía mucho más interesante que el rostro de Abraxas y aquella mirada dura como el hierro, absolutamente todo era mejor aunque fuera hasta calmar los nervios y poder controlar aquel temblor y nerviosismo que le había ocasionado mencionar a Charlus.
Se irguió al tiempo que sus manos encontraban el camino hacia su cabello para acomodarlo un poco y se giró completamente a mirarle, no estaba completamente segura si alguno de sus movimientos la había delatado o si Abraxas se había percatado de algo, esperaba que no, pues verdaderamente en aquellos momentos no necesitaba que se pusiera en duda donde recaía su lealtad, por lo cuál alzó levemente las cejas sin mostrar emoción alguna y lo miró detenidamente por unos cuantos segundos — Vendrán del hogar Abraxas, pero muchos de ellos parecen olvidar aquello — murmuró suavemente fijando su vista de nueva cuenta al frente y encogiendo levemente los hombros ante la mención de Charlus, que si bien le afectaba de una manera turbadora el hecho de que en verdad Abraxas tuviera la decisión de enfrentarse al castaño, con el tiempo y gracias a las enseñanzas de su familia había aprendido a no mostrar ningún sentimiento que no fuera necesario — Si lo que quieres es torturarlos, deberás llevar refuerzos Abraxas, Potter y Weasley no se separan — murmuró sencillamente mientras lo miraba directamente a los ojos y le sonreía de manera amplia, de cierta manera sabía que Malfoy tenía sus sospechas, y claro el joven tenía una habilidad impresionante para captar inclusive movimientos mínimos, pero en aquel momento y circunstancia no podía dejar que sus sentimientos se escaparan frente a alguien de Slytherin y mucho menos si se trataba de Abraxas Malfoy.
Alzó de manera sorprendida las cejas ante la pregunta del rubio, honestamente no se había planteado para nada el baile de bienvenida, sabía de sobra acerca del suceso, pues Druella y las demás no se habían callado en toda la semana acerca del suceso, algo que ciertamente no la tenía sorprendida, habían llegado invitaciones discretas e inclusive su mejor amiga se había propuesto encontrar a alguien que llevara a su mejor amiga al baile, la serpiente no había mostrado interés alguno, ya que aquella persona con la que deseaba ir obviamente no se encontraba disponible, le dedicó una suave sonrisa a Abraxas mientras se alejaba unos cuantos pasos del contrario paseando la vista por todo el recinto — En realidad no me había planteado el ir con nadie Abraxas, estaba indecisa si acudir o no, ¿Que hay de ti? — respondió amablemente con una sonrisa plasmada en los labios, sentía una curiosidad un tanto insistente en saber a quien llevaría Abraxas, el rubio era la clase de chico de Slytherin que todas morirían por tener del brazo en un evento como aquellos, no por la importancia de este, pues como todos sabían habría sangre sucia y mestiza rondando por el lugar, pero en sus años del colegio y conforme crecían había caído en cuenta que a muchas chicas de su curso lo que les importaba era el que dirían.
Se irguió al tiempo que sus manos encontraban el camino hacia su cabello para acomodarlo un poco y se giró completamente a mirarle, no estaba completamente segura si alguno de sus movimientos la había delatado o si Abraxas se había percatado de algo, esperaba que no, pues verdaderamente en aquellos momentos no necesitaba que se pusiera en duda donde recaía su lealtad, por lo cuál alzó levemente las cejas sin mostrar emoción alguna y lo miró detenidamente por unos cuantos segundos — Vendrán del hogar Abraxas, pero muchos de ellos parecen olvidar aquello — murmuró suavemente fijando su vista de nueva cuenta al frente y encogiendo levemente los hombros ante la mención de Charlus, que si bien le afectaba de una manera turbadora el hecho de que en verdad Abraxas tuviera la decisión de enfrentarse al castaño, con el tiempo y gracias a las enseñanzas de su familia había aprendido a no mostrar ningún sentimiento que no fuera necesario — Si lo que quieres es torturarlos, deberás llevar refuerzos Abraxas, Potter y Weasley no se separan — murmuró sencillamente mientras lo miraba directamente a los ojos y le sonreía de manera amplia, de cierta manera sabía que Malfoy tenía sus sospechas, y claro el joven tenía una habilidad impresionante para captar inclusive movimientos mínimos, pero en aquel momento y circunstancia no podía dejar que sus sentimientos se escaparan frente a alguien de Slytherin y mucho menos si se trataba de Abraxas Malfoy.
Alzó de manera sorprendida las cejas ante la pregunta del rubio, honestamente no se había planteado para nada el baile de bienvenida, sabía de sobra acerca del suceso, pues Druella y las demás no se habían callado en toda la semana acerca del suceso, algo que ciertamente no la tenía sorprendida, habían llegado invitaciones discretas e inclusive su mejor amiga se había propuesto encontrar a alguien que llevara a su mejor amiga al baile, la serpiente no había mostrado interés alguno, ya que aquella persona con la que deseaba ir obviamente no se encontraba disponible, le dedicó una suave sonrisa a Abraxas mientras se alejaba unos cuantos pasos del contrario paseando la vista por todo el recinto — En realidad no me había planteado el ir con nadie Abraxas, estaba indecisa si acudir o no, ¿Que hay de ti? — respondió amablemente con una sonrisa plasmada en los labios, sentía una curiosidad un tanto insistente en saber a quien llevaría Abraxas, el rubio era la clase de chico de Slytherin que todas morirían por tener del brazo en un evento como aquellos, no por la importancia de este, pues como todos sabían habría sangre sucia y mestiza rondando por el lugar, pero en sus años del colegio y conforme crecían había caído en cuenta que a muchas chicas de su curso lo que les importaba era el que dirían.
Dorea G. Black- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
El rubio no pudo evitar fruncir un poco el ceño ante esa afirmación que le parecía tan absurda como un dragón con varita, ¿qué Dorea estaba pensando si ir o no? Era algo bastante difícil de creer, dado que algunos de sus compañeros de habitación no paraban de competir por quién la invitaría primero, incluso le habían interrogado a él por si pensaba hacer lo mismo, sin embargo, era sabido que Abraxas no iba a soltarle prenda a un trío de incompetentes que no sabían mantener la boca cerrada cuando se le requería. Se daba cuenta que al final, él tendría el honor de llevar a la rubia Black del brazo, pues estaba seguro de que ella no lo rechazaría después de todo, y eso solamente aumentaba su orgullo a límites insospechados.
— ¿Indecisa? — le interrogó con sus ojos grises oscurecidos por la ansia oculta —, ese baile merece tener una linda señorita como centro de atención — siguió con ese tono medio seductor que no salía del todo del escondrijo oculto en su garganta. Estirando el brazo hacia ella como si fuese a llevarla alguna parte, clavó sus pupilas en las brillantes irises de ella y se irguió un poco desde su lugar —. Señorita Black, ¿le gustaría ser mi acompañante durante el baile? — habló con voz profunda, sin apartar ni un ápice la mirada que mantenía sobre su persona esperando una respuesta positiva, que seguramente por la educación que ella tenía, no tardaría en llegar.
Escuchó un fuerte respiro en una parte de la sala común, seguido de la caída de un libro y varias plumas tintadas. De repente, el murmullo progresivo de la sala común, se iba apagando para escuchar con una atención nada disimulada lo que ellos estaban hablando, algo que al Malfoy no le molestó en absoluto, dado que no estaba diciendo nada comprometedor, solamente estaba invitando a una distinguida joven al baile de bienvenida. Lucinda ya sabía que iba a invitar a otra persona aunque no estaba segura de quién era ella, así que si conocía bien a los chiquillos de su casa, estos regarían noticias fuera de lugar y ella no escucharía palabra alguna de aquello. Y en ese entonces, sus ojos se abrieron un poco más de lo habitual; tal vez fuera por el honor de la familia, pero, se estaba preocupando por su prometida más de lo común.
— ¿Indecisa? — le interrogó con sus ojos grises oscurecidos por la ansia oculta —, ese baile merece tener una linda señorita como centro de atención — siguió con ese tono medio seductor que no salía del todo del escondrijo oculto en su garganta. Estirando el brazo hacia ella como si fuese a llevarla alguna parte, clavó sus pupilas en las brillantes irises de ella y se irguió un poco desde su lugar —. Señorita Black, ¿le gustaría ser mi acompañante durante el baile? — habló con voz profunda, sin apartar ni un ápice la mirada que mantenía sobre su persona esperando una respuesta positiva, que seguramente por la educación que ella tenía, no tardaría en llegar.
Escuchó un fuerte respiro en una parte de la sala común, seguido de la caída de un libro y varias plumas tintadas. De repente, el murmullo progresivo de la sala común, se iba apagando para escuchar con una atención nada disimulada lo que ellos estaban hablando, algo que al Malfoy no le molestó en absoluto, dado que no estaba diciendo nada comprometedor, solamente estaba invitando a una distinguida joven al baile de bienvenida. Lucinda ya sabía que iba a invitar a otra persona aunque no estaba segura de quién era ella, así que si conocía bien a los chiquillos de su casa, estos regarían noticias fuera de lugar y ella no escucharía palabra alguna de aquello. Y en ese entonces, sus ojos se abrieron un poco más de lo habitual; tal vez fuera por el honor de la familia, pero, se estaba preocupando por su prometida más de lo común.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
Lo miró detenidamente mientras escuchaba cada palabra de sus labios, si no conociera a Abraxas lo suficientemente bien inclusive podría decir que la halagaba por más que simple cortesía, a pesar de que era un sueño que tubo hace un par de años, que el gran Abraxas Malfoy se fijara en ella, siempre había fantaseado con aquello e inclusive se resignó a ser un imposible, el joven era meramente platónico para ella, pues de hecho la joven era bastante sencilla a su parecer y nunca había tenido más contacto del necesario con Abraxas, sentía que no era necesario además de que las rodillas se le derretirían allí mismo si lo intentaba, pero claro todo aquello era parte del pasado.
Sonrió levemente encogiendo los hombros de manera rápida, la indecisión que sentía no era a causa de la falta de invitaciones o de ánimos, si no más bien era mucho más profundo que ello, era la necedad que sentía de ver a Charlus bailando con otra, riendo y disfrutando sin su compañía, aunque claro ella se esforzaría en hacer lo mismo, ya que a pesar de quererle de manera tan desesperada había sido su decisión el mantenerse por completo distante cuando se les viera en público, era una decisión difícil, pero a la larga sería mejor para ambos , volvió a mirar a Abraxas directamente a los ojos con una expresión neutra en el rostro, como si aquel baile no fuera de su menor interés — No se si la persona indicada me ha invitado Abraxas, no quiero pasar toda la velada sentada y aburrida — murmuró haciendo un ligero puchero al tiempo que pasaba una de sus manos por la cabellera rubia.
Sonrió pícara al tiempo que se giraba por completo para tenerle de frente, le sorprendía el cambio en la voz del contrario pero no lo demostró del todo, en verdad las palabras suaves le halagaban, quizá fuera por el ego que poseía o la manera en la que había sido criada de que cada mínimo comentario tenía que ser recibido de la mejor manera, pero claro que no necesariamente tenía que ser así, o al menos desde hacía poco más de un mes que las palabras no le importaban en demasía, al menos que saliesen de labios de cierto chico de Gryffindor.
Movió la cabeza de manera rápida al escuchar aquel ruido y una mueca de molestia no pudo ser disimulada, los ruidos y las personas curiosas no eran exactamente la especialidad de Dorea y eso cualquiera lo sabía, cruzó los brazos a manera de reproche y se giró sobre sus talones para encarar al rubio con una sonrisa en los labios, había olvidado la pregunta casi por completo — Por supuesto que me gustaría ir al baile contigo Abraxas, será un placer — respondió de manera educada al tiempo que se acomodaba por centésima vez la cabellera rubia — Te gustaría ir a otro lugar Abraxas, las multitudes curiosas no son mi especialidad — murmuró finalmente con una leve sonrisa.
Sonrió levemente encogiendo los hombros de manera rápida, la indecisión que sentía no era a causa de la falta de invitaciones o de ánimos, si no más bien era mucho más profundo que ello, era la necedad que sentía de ver a Charlus bailando con otra, riendo y disfrutando sin su compañía, aunque claro ella se esforzaría en hacer lo mismo, ya que a pesar de quererle de manera tan desesperada había sido su decisión el mantenerse por completo distante cuando se les viera en público, era una decisión difícil, pero a la larga sería mejor para ambos , volvió a mirar a Abraxas directamente a los ojos con una expresión neutra en el rostro, como si aquel baile no fuera de su menor interés — No se si la persona indicada me ha invitado Abraxas, no quiero pasar toda la velada sentada y aburrida — murmuró haciendo un ligero puchero al tiempo que pasaba una de sus manos por la cabellera rubia.
Sonrió pícara al tiempo que se giraba por completo para tenerle de frente, le sorprendía el cambio en la voz del contrario pero no lo demostró del todo, en verdad las palabras suaves le halagaban, quizá fuera por el ego que poseía o la manera en la que había sido criada de que cada mínimo comentario tenía que ser recibido de la mejor manera, pero claro que no necesariamente tenía que ser así, o al menos desde hacía poco más de un mes que las palabras no le importaban en demasía, al menos que saliesen de labios de cierto chico de Gryffindor.
Movió la cabeza de manera rápida al escuchar aquel ruido y una mueca de molestia no pudo ser disimulada, los ruidos y las personas curiosas no eran exactamente la especialidad de Dorea y eso cualquiera lo sabía, cruzó los brazos a manera de reproche y se giró sobre sus talones para encarar al rubio con una sonrisa en los labios, había olvidado la pregunta casi por completo — Por supuesto que me gustaría ir al baile contigo Abraxas, será un placer — respondió de manera educada al tiempo que se acomodaba por centésima vez la cabellera rubia — Te gustaría ir a otro lugar Abraxas, las multitudes curiosas no son mi especialidad — murmuró finalmente con una leve sonrisa.
Dorea G. Black- Slytherin
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Re: Verde y plata, como tú || Dorea Black
La respuesta le cayó a Abraxas como un bálsamo de buena fortuna, bastante conveniente para la tensión que parecía descargarse gradualmente de sus músculos. La mención de aquellos dos había quedado bastante atrás y hasta por un momento, pareció olvidar que tenía prometida a causa de la extraña y agradable emoción que lo embargó, pese a que había tenido ya dos agradables conversaciones con ella, y aunque parecía querer saltar de exaltación, era un Malfoy, por lo que su mirada impasible no cambió de apariencia y su boca no formuló más que una media sonrisa galante en dirección a la rubia cuando, asintió conforme a que ella aceptara su invitación. Sería una reunión prometedora a pesar de que no era ni por acercamiento un acontecimiento importante, sin embargo, el hecho de que iría con Dorea era más que motivo suficiente para tener el orgullo por las nubes con una razón de peso.
— Me alegra que así lo consideres — su voz sonó galante sin quitar su media sonrisa de caballerosidad, la cual era bastante semejante a su mueca cruel, aunque esta última no se la mostraría a Dorea jamás si en sus manos estaba. Escuchándola hablar de nuevo, barrió disimuladamente con la mirada a las demás personas de la sala que los miraban como si no hubiesen visto algo más espectacular antes. Miró a la joven Black y asintió una sola vez ante aquello —. Efectivamente, salgamos de aquí — dijo, acercándose un poco a ella como si la fuese a abrazar, pero en vez de ello, puso tenuemente una de sus manos sobre la espalda de esta y la guió hacia la puerta hacia un rumbo desconocido, con la intención de conversar un poco más con ella. Y con esos pensamientos, los dos rubios desaparecieron a través de la fría pared de piedra.
— Me alegra que así lo consideres — su voz sonó galante sin quitar su media sonrisa de caballerosidad, la cual era bastante semejante a su mueca cruel, aunque esta última no se la mostraría a Dorea jamás si en sus manos estaba. Escuchándola hablar de nuevo, barrió disimuladamente con la mirada a las demás personas de la sala que los miraban como si no hubiesen visto algo más espectacular antes. Miró a la joven Black y asintió una sola vez ante aquello —. Efectivamente, salgamos de aquí — dijo, acercándose un poco a ella como si la fuese a abrazar, pero en vez de ello, puso tenuemente una de sus manos sobre la espalda de esta y la guió hacia la puerta hacia un rumbo desconocido, con la intención de conversar un poco más con ella. Y con esos pensamientos, los dos rubios desaparecieron a través de la fría pared de piedra.
Abraxas N. Malfoy- Slytherin
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