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Gran Bretaña, 1945 El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería de nueva cuenta abre sus puertas para todas aquellas mentes emocionadas y expectantes de las maravillas de un nuevo año escolar. Amigos que no se han visto desde hace tiempo, queridos profesores de caras sonrientes y exigencias de un nuevo curso escolar, todo pareciera estar perfectamente calculado, todo esta planeado y se pronostica, que aquel año escolar será uno de los más anhelados y aceptados por los estudiantes. Pero no todo es lo que parece y ciertamente el plan de cierto grupo de estudiantes no es precisamente pasar sus últimos años en el colegio de manera pacífica, ellos quieren causar un cambio, quieren una revolución, quieren iniciar la diferencia en su mundo y no precisamente de la manera correcta ni por los motivos idóneos. Tom Riddle extrañamente comienza a mostrar maneras mucho más encantadoras que las del extraño chico que se conoció de primer a quinto curso, se le nota más seguro, constante y decido, sus palabras suaves como el susurro de una serpiente han comenzado a cautivar a la casa de Slytherin, prometiendo poderes y riquezas inimaginables sencillamente por participar como bulto en su movimiento revolucionario, la prudencia nunca se ha dado con las serpientes y cuando el poder se menciona y la pureza de una casta sale a relucir, casi nadie está dispuesto a negarse.
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Could anything be worse? || Iana L. Hayes
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Morsmorde :: Hogwarts :: Sexto Piso :: Pasillos
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Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Caminaba por el pasillo, quería ir a la Biblioteca para terminar un pergamino que tenía pendiente y por ello iba bastante apurada, si quería ir al baile o salir a Hogsmeade debería terminar mis deberes al día o no disfrutaría nada y la pasaría pensando en que aún debía terminar algo, porque así era yo, una perfeccionista que no aceptaría tener nada de diversión sin primero cumplir con mis obligaciones. Andaba dando vueltas por los pasillos cuando sin fijarme, subí a una escalera que estaba a punto de moverse, no pude más que sostenerme esperando a ver hasta donde me llevaba. Corrí escaleras arriba antes de que se le ocurriese moverse de nuevo y me quedé ahí, mirando alrededor esperando reconocer el pasillo. Este se encontraba totalmente vacío, alcé una ceja captando un horrible aroma que provenía de alguno de los extremos, ¿dónde estaba? Seguí mirando alrededor y di unos pasos hacia adentro, quizá era uno de los pisos que casi nadie usaba, vi hacia arriba y visualicé a un grupo de chicos de Gryffindor, supuse entonces que este sería el sexto piso, uno abajo de la Sala Común de los leones y tres arriba de mi destino, maldije por lo bajo contra las escaleras, siempre haciendo lo que querían. Esperé un segundo para ver si alguna decidía venir a por mí, pero pronto me di cuenta que no regresaban, me pareció bastante extraño pero me limité a dar media vuelta e ir en busca de una forma de descender.
Mis pasos resonaban por todo el pasillo, el eco era bastante aterrador. Abracé el libro que llevaba conmigo y caminé con precaución, en cualquier momento podría salir un fantasma o podría venir Peeves a hacer sus continuas e irritantes bromas, para lo cual yo no estaba hecha; mis nervios eran fácilmente impresionables, y si algo así pasaba pegaría un grito espeluznante y vergonzoso al mismo tiempo.Agolpé mi espalda contra la pared al llegar un pasillo lleno de armaduras, el escenario perfecto para que ese poltergeist decidiera hacer de las suyas, resoplé con resignación, la única escalera que parecía estar volviendo continuamente se encontraba justo al final de ese pasillo. Me erguí y caminé a paso lento, con el oído aguzado en espera de cualquier cosas fuera de lo común; sólo hasta que escuché unos pasos acercándose volvía a agolparme contra un muro, las pisadas se acercaban y tuve que contener un grito cubriendo mi boca, mientras mi corazón se aceleraba. Como odiaba ser tan impresionable. Esperé a ver lo que era, la oscuridad del pasillo no ayudaba a visualizar a la persona que se acercaba hacia mi posición, peligrosamente, tomé mi varita y aguardé.
Druella K. Rosier- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/03/2013
Edad : 28
Re: Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Could anything be worse?
Iana L. Hayes & Druella K. Rosier | Tarde-noche | Pasillos del sexto piso| Clima apacible
Me había pasado la tarde en la torre de Astronomía con mis hermanas, a veces necesitábamos estar juntas, las tres solas, sin Alessandro. La verdad es que al ser más pequeñas que yo, siempre buscaban mi consejo y aceptación en todo lo que hacían, me encantaba estar con ellas, las ayudaba en todo lo que fuera, temas de mujeres, deberes… todo. Además de sola o con Alessandro, les inculcábamos que no tenían que avergonzarse de tener sangre muggle, que éramos mucho mejores que los puristas. Por eso, mi mellizo y yo siempre estábamos cuidándolas para que no les pasara nada. No me gustaría que ningún purista, les hiciese daño, yo ya tenía bastante con Druella. Aquella Slytherin y yo teníamos una relación de odio pura y dura, yo era hija de muggles, ella era purista. Éramos incompatibles, eso estaba claro y lo habíamos dejado notar en muchas ocasiones. Lo nuestro era odio y sabíamos que jamás iba a cambiar, a veces, se notaba que nos deseábamos lanzar maldiciones la una a la otra, por una razón u otra siempre nos había encontrado alguien. Pero sabía que ambas éramos capaces de lanzarnos una maldición, en cuanto nadie mirase. Pero mis hermanas, horas después de estar juntas, dijeron que habían quedado con sus amigas. Las bese, les sonreí y después de uno de sus abrazos dobles las deje ir. Adoraba a mis hermanas gemelas, en la familia habíamos venido en packs de dos y eso me hacía pensar en que cuando me quedara embarazada, podía pasar lo mismo. Me quede unos minutos, observado el horizonte que se veía desde la torre, para después salir de la torre y empezar a bajar pisos, no sabía dónde iba porque no había quedado con nadie, así que buscaría a Liuhan, a mi mellizo o a mis divinas. No me gustaba demasiado ir por los pasillos desiertos, porque eran los lugares favoritos de Peeves para hacer sus pesadas bromas. Iba a paso rápido, hasta que apareció aquel poltergeist pesado. Me pelee con verbalmente, claro está, no me caía nada bien, siempre molestando al personal, me sacaba de quicio. Al final, me libre de él, pero para estar segura de que no me seguía, corrí un poco por los pasillos.
Cuando llevaba ya un rato corriendo, me pare un poco esperando que Peeves no me persiguiera, pero fue entonces cuando unos pasos llamaron mi atención… ¿de quién eran aquellos pasos? No me daba buena espina, caminaba pegada a la pared con la varita en la mano, dispuesta a atacar en caso de que esa persona quisiera hacerlo conmigo. Los pasos de repente se detuvieron, yo en ese momento también lo hice. Pero si nadie se movía, entonces no íbamos a ningún lado, así que seguí caminando hasta llegar a la esquina que nos separaba. Levante la varita y apunte con ella a esa persona, pero a la luz de las antorchas, descubrí quien era. -¡DRUELLA! Maldita sea.- Si, había veces en que nos llamábamos por el nombre y otras por el apellido, aunque en aquel momento me había tomado por sorpresa, pero baje un poco la varita, sin bajar del todo la varita, preparada para atacar si llegaba el momento.
Cuando llevaba ya un rato corriendo, me pare un poco esperando que Peeves no me persiguiera, pero fue entonces cuando unos pasos llamaron mi atención… ¿de quién eran aquellos pasos? No me daba buena espina, caminaba pegada a la pared con la varita en la mano, dispuesta a atacar en caso de que esa persona quisiera hacerlo conmigo. Los pasos de repente se detuvieron, yo en ese momento también lo hice. Pero si nadie se movía, entonces no íbamos a ningún lado, así que seguí caminando hasta llegar a la esquina que nos separaba. Levante la varita y apunte con ella a esa persona, pero a la luz de las antorchas, descubrí quien era. -¡DRUELLA! Maldita sea.- Si, había veces en que nos llamábamos por el nombre y otras por el apellido, aunque en aquel momento me había tomado por sorpresa, pero baje un poco la varita, sin bajar del todo la varita, preparada para atacar si llegaba el momento.
Iana L. Hayes- Hufflepuff
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Fecha de inscripción : 06/04/2013
Re: Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Claro, ahora entendía todo. Ya estaba claro porque mi primer instinto fue alzar mi varita, pues la persona que caminaba por el pasillo no era nada más y nada menos que Iana Hayes, una tejona sangre sucia con la que siempre me había llevado mal. Nuestro odio fue instantáneo, desde el primer momento en que nos vimos supe que no habría ninguna cordialidad entre nosotras, ya que siempre se sentía esa pesada atmósfera cuando nos hallábamos a escasos metros la una de la otra, sea en el sitio que fuere. Como ahora. Cerní mi varita con ímpetu en cuando le escuché gritar mi nombre, pues eso era algo curioso de nuestra enemistad, podíamos llamarnos como fuese sin que esto afectase, porque nos era irrelevante. Sin embargo, con algo tenía que picarla - ¿Druella? Soy Rosier para ti - contesté rodando los ojos - muestra un poco más de respeto, Sangre Sucia - le espeté con un tono ácido en la voz, me era natural llamarla de esa forma, estaba segura de que le molestaba y eso me agradaba aún más, sonreí de lado con altanería y le observé de arriba a abajo, se veía tan ordinaria como siempre.
Traté por todos los medio posibles, antes de hablar, de que ella no viese la impaciencia que se había dibujado en mi rostro momentos atrás, ¿mostrar debilidad ante esa chica? Jamás. Su sólo nombre me provocaba arcadas, de hecho, cuando en la sala común le mencionaban por su aparentemente "bien dotada" fisionomía, no podía más que voltear a verles con severidad e indicarles que dejasen de hablar de algo tan burdo. ¿Celos? ¡Para nada! Estaba consciente de que yo tenía muchos puntos más atractivos que ella, empezando por el linaje de mi sangre, del cual ella carecía. Y, ¿cómo fue que empezó toda la hostilidad? Sencillo. Alguna vez mientras caminaba por el comedor una de sus pequeñas hermanas impuras manchó mi túnica con mermelada, era una túnica nueva y estaba estropeada, me di vuelta para reclamarle y en cuanto empecé a soltar mi discurso sobre lo cara que iba a salir lavarla y la pobreza en la que quedarían si se los hiciese pagar ella hizo aparición. Tal como heroína en plena batalla, no pude más que mofarme de su patética actuación. Desde aquel día, en el que intercambiamos palabras, insultos y estuvimos a punto de lanzar una maldición nuestra hostilidad no ha tenido fin, y es que, simplemente no la soporto.
Es necesario admitir que también me es inevitable molestarla, picarla y recordarle continuamente la mancha que representa para los magos, ¿cómo es posible que un montón de hijos de muggles anden libremente usando magia? Es antinatural y algo que no debería existir - ¿cómo están tus hermanas, I-a-na? - solté alzando ligeramente una ceja. Antes de todo este fastidio estaba un poco aburrida y preocupada por los deberes, pero ahora podía distraerme un poco de una manera tan divertida como lo era intercambiar algunas palabras con ella. En ningún momento bajé mi guardia, el pasillo estaba vacío y eso solo aumentaba las posibilidades de que ello no se quedase solo en un "agradable" encuentro.
Druella K. Rosier- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/03/2013
Edad : 28
Re: Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Could anything be worse?
Iana L. Hayes & Druella K. Rosier | Tarde-noche | Pasillos del sexto piso| Clima apacible
Estaba claro que Druella me sacaba de mis casillas, pero nunca se lo demostraba. ¿Demostrar que ella era capaz de sacarme de mis casillas con tonterías? Oh, no eso jamás lo demostraría. Seria hija de muggles y una tejona, pero era orgullosa como yo sola. Eso era algo en común que tenia con los Slytherin, mi hermano y yo estábamos seguros que de no haber sido hijo de muggles, hubiéramos acabado en Slytherin, aunque en el fondo éramos unos trozos de pan. Levante las cejas, como sorprendida, haciendo una de mis muecas tan conocidas con los labios, puse una de mis manos en la cintura, justamente con la que no aguantaba la varita, la cual no había dejado en ningún momento, no es que fuera a atacarla sin razón, pero no me fiaba ni siquiera de mi sombra. Aunque un pensamiento me cruzo la mente, me molestaba que me llamara Sangre Sucia, porque estaba orgullosa de mi sangre, pero también aquel pensamiento me había hecho sonreír, baje la cabeza emitiendo una pequeña e inaudible risa y la levante con esa sonrisa dibujada en mis preciosos labios. -¿Sangre sucia? Que imaginativa Druella, quizás si soy hija de muggles, pero está claro que soy mucho mejor que tu.- Estábamos como siempre, habíamos empezado a jugar a nuestro juego. Siempre nos acabábamos molestando la una a la otra, no sabía cómo lo hacíamos, pero yo me mantenía en mi posición, era mejor que ella y yo lo sabía. La forma que tenia siempre de restregárselo, es lo que estaba segura que a ella le molestaba, además ella se creía superior a mí y yo me creía superior a ella, estaba claro que a pesar de nuestra hostilidad, eso era una de las cosas que teníamos en común.
Eso sí, Druella sabia perfectamente que amaba a mis hermanas y hermano, lo sabía porque él día que todo había empezado, había sido por proteger a una de mis hermanas gemelas, más concretamente a mi rebelde, Sunshine. Allí había empezado todo, la había advertido veces que mi familia era sagrada, que alguien como ella no podía siquiera mencionarla, pero ella seguía haciéndolo como si nada y era algo que a mí me saca de quicio por mucho que me molestara. Apreté la varita mucho más fuerte, mi mano se había convertido totalmente en un puño, creo que si apretase mas, esta quedaría hecha añicos, mis uñas perfectas se clavaban en mi suave piel. Con mi otra mano, la cogí por el cuello de la túnica. -Antes de mencionar siquiera a mi familia, lávate la boca. Eres la última persona, que tiene el derecho de hablar de la familia Hayes. Porque por mucho que tu lo niegues, por mucho que no quieras admitirlo, nosotros somos cien veces mejor que tu. Aunque tu creas que no. Quizás en la tuya no tengáis ese vinculo que nosotros poseemos, pero solo por eso, para ti ya somos mucho mejor que tu, Druella.- Si, cuando hablaban de mi familia, es así como actuaba. Mi familia era lo más sagrado que tenía en la vida y a decir verdad, lo único que tenía seguro. Nunca sabia, quien o que me podía fallar, pero ellos, sabía que jamás lo harían. Ella simplemente no me soportaba y yo no lo soportaba a ella, era por eso que jamás nos llevaríamos bien, ni siquiera tendríamos cordialidad. Su nombre lo había dicho con rin tintín, porque siempre me gustaba demostrarle que no me importaba su sangre o su posición.
Eso sí, Druella sabia perfectamente que amaba a mis hermanas y hermano, lo sabía porque él día que todo había empezado, había sido por proteger a una de mis hermanas gemelas, más concretamente a mi rebelde, Sunshine. Allí había empezado todo, la había advertido veces que mi familia era sagrada, que alguien como ella no podía siquiera mencionarla, pero ella seguía haciéndolo como si nada y era algo que a mí me saca de quicio por mucho que me molestara. Apreté la varita mucho más fuerte, mi mano se había convertido totalmente en un puño, creo que si apretase mas, esta quedaría hecha añicos, mis uñas perfectas se clavaban en mi suave piel. Con mi otra mano, la cogí por el cuello de la túnica. -Antes de mencionar siquiera a mi familia, lávate la boca. Eres la última persona, que tiene el derecho de hablar de la familia Hayes. Porque por mucho que tu lo niegues, por mucho que no quieras admitirlo, nosotros somos cien veces mejor que tu. Aunque tu creas que no. Quizás en la tuya no tengáis ese vinculo que nosotros poseemos, pero solo por eso, para ti ya somos mucho mejor que tu, Druella.- Si, cuando hablaban de mi familia, es así como actuaba. Mi familia era lo más sagrado que tenía en la vida y a decir verdad, lo único que tenía seguro. Nunca sabia, quien o que me podía fallar, pero ellos, sabía que jamás lo harían. Ella simplemente no me soportaba y yo no lo soportaba a ella, era por eso que jamás nos llevaríamos bien, ni siquiera tendríamos cordialidad. Su nombre lo había dicho con rin tintín, porque siempre me gustaba demostrarle que no me importaba su sangre o su posición.
Iana L. Hayes- Hufflepuff
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Fecha de inscripción : 06/04/2013
Re: Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Su primera respuesta no se hizo esperar, e incluso su voz resonó por el techo alto del pasillo. Odiaba que no hubiese gente alrededor, pues el eco me sonaba demasiado abrumador y molesto. Me limité a colocar el brazo con mi libro en mi regazo, manteniendo la varita firmemente en mi brazo, en la posición adecuada para usarla si se diese el caso. Su forma de defenderse había sido bastante burda, ¿mejor que yo? Já. - Claro, aunque no es bueno que te hagas esas ideas equívocas en la cabeza - añadí rodando los ojos, para después dedicarle una mirada llena de soberbia - eres bastante insolente para alguien de tu categoría, eso te traerá problemas - dije en tono conciliador, aunque obviamente con la intención de rebajarla, ¿cómo es que no podía entender que existían categorías? Hablar con ella era sumamente irritante, inclusive me hacía desear lanzarle un Crucio para evitarme toda esta palabrería que ya me tenía más que cansada. Siempre sintiéndose superior, siempre pensando que la escoria éramos nosotros y no ella, cuan engañada vivía, se notaba que no conocía nada de como se manejaba el mundo mágico.
Sin embargo, ya que estaba aquí podría aprovechar para molestarla y así pasar un rato divertido al menos. Pregunté con inocencia sobre sus hermanas y, definitivamente no me esperaba su reacción, siempre terminaba hablándome mal pero esta vez se abalanzó sobre mí como toda una salvaje, tomándome del cuello de la túnica. En un inicio no supe como reaccionar, es decir, ¿cómo pudo siquiera atreverse a tocarme? Reaccioné a los pocos segundos de que empezase su discurso y arrojé su mano a un lado con asco, sacudiéndome las manos y acomodando el cuello de mi túnica sin prestarle demasiada atención a lo que estaba diciendo. Mi libro cayó al piso justo en el momento que me aparté, así que sólo lo dejé ahí porque no iba a exponerme a otro arranque de ese tipo por su parte - ¡Nunca vuelvas a tocarme! - le espeté frunciendo el ceño y señalándole con el índice, mantuve todo el tiempo la varita en mi mano, ahora la apretaba con fuerza cerrando mi puño alrededor de ella - ¿Cómo es que te cuesta tanto trabajo discernir cual es tú sitio? Tú y tus impuros hermanos no deberían estar aquí, si son tan unidos y los quieres tanto, llévatelos - dije evidentemente molesta, sacudiendo mi ropa con una mano. Si había algo que detestase más que la impuntualidad, sin duda era que arruinaran mi ropa - Ahora tendré que enviar a comprar otra y echar esta al fuego, ¿tienes idea de lo que costó? - le dirigí una mirada llena de acidez, una de las que pocas veces había empleado con las personas. Solía tener un carácter templado, todos me conocían por ser una de las serpientes que poseían el mejor temple, el más amable dentro de los Slytherin; pero claramente los impuros no tenían cabida en esa forma de trato. Sobre todo ella. - Deberías estar más al tanto de como son las cosas aquí - empecé, tranquilizando mi tono pero aún utilizando uno bastante imperativo - Ustedes, los sangre sucia, son algo así como las ratas de tu mundo... un mundo del que no debieron salir para venir a invadir el de nosotros. No pertenecen aquí, debiste de darte cuenta ya - sonreí de lado y acomodé mi cabello, seguía sin estar del todo relajada, pero al menos ya no lucía el enfado que aún permanecía dentro de mí - sólo vienen a atentar contra la pureza del linaje, mezclar su sangre muggle con la nuestra para diluir su valor, ese es su único propósito - empezaba a soltar cosas que sabía que le harían enfadar o al menos le molestaría, pero no estaba pensando en ella, sólo quería descargar todo lo que traía dentro para que aprendiera a respetar, porque estaba muy claro que no conocía su posición. - Aunque, por lo que a mi respecta, está más que claro que toda tu estirpe se empeña en lograr algo, mira que venir en pares y todos con magia para ensuciar y restarle prestigio a este colegio - negué suavemente con la cabeza colocando una mano sobre mi cintura. Relajé levemente mis facciones y pasé una mano por mi cabello; no entendía que eran esos lazos de los que hablaba, yo no tenía hermanos, pero los Black eran lo más cercano que tenía a hermanos, sobre todo Dorea, y por ella haría lo que sea. Ella no tenía derecho a hablar, no conocía nada de mí y su escala en el mundo le hacía tan insignificante como para siquiera poder pensar en ello.
Druella K. Rosier- Slytherin
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Fecha de inscripción : 28/03/2013
Edad : 28
Re: Could anything be worse? || Iana L. Hayes
Could anything be worse?
Iana L. Hayes & Druella K. Rosier | Tarde-noche | Pasillos del sexto piso| Clima apacible
Druella era una de las pocas personas que me podía sacar de mis casillas, no había nadie que lo consiguiera como ella. Pero eso era un problema, no solo para mí, si no para ambas, porque las dos nos sentíamos superior a la otra y eso siempre nos creaba nuestras peleas. Pero yo no me iba a rebajar y menos delante de ella, de alguien que no necesitaba mi respeto, porque ni ella misma me o mostraba a mí. Solo porque su sangre era pura y la mía no, eso era una estupidez, pero ella como los demás puristas eran tan cerrados de mente que no se les podía sacar de sus trece. -Druella, sabes que no me importa la que me digas. Eres tan cerrada de mente que no sales de tus trece. Algún día, te darás cuenta que todo lo que haces. No sirve para nada.- Yo estaba convencida de llegaría el día en que los hijos de muggles y mestizos, no tendríamos tantos problemas en el mundo mágico. Sabía que llegaría el día en que los puristas como ella, recibirían su merecido, que se darían cuenta de que nosotros teníamos el mismo derecho que ellos a estudiar magia. Por eso, no me sentía inferior, aunque sabía bien que no era inferior, que era mucho mejor que aquellos que tenían que sentirse superior a los demás solo por su sangre. Eso era avergonzante, no sabía ni como se atrevían siquiera a mirarse al espejo. ¿De verdad tan vacía estaba su vida? ¿De verdad lo estaba tanto, que tenían que llenarla con ese tipo de trivialidades? No quería tener una vida así, prefería mil veces antes la mía.
Nunca había reaccionado así con Druella, ella no conocía ni el tercio de mi mala leche, cosa que otras personas de aquel colegio como Charlus si conocían. Pero había traspasado el límite de mi paciencia con respecto a mi familia, no quería siquiera que la nombrara y si para ello tenía que hacer uso de la fuerza lo haría. Deje que me apartara la mano y sin dejar de apretar el puño donde tenía la varita, seguí mirándola con el ceño fruncido. Escuche su monologo, rodando los ojos, todo lo que decía me sonaba a superficial. -¿Has terminado ya? Perfecto. La que no sabe discernir el sitios, sois vosotros. Tenéis una existencia tan banal y vacía, que os tenéis que sentir superiores por la sangre. Eso me parece de lo más absurdo y estúpido que he oído en mi vida. Me da exactamente igual, lo que cueste tu estúpida ropa, Druella.- Mi voz no se notaba ni siquiera molesta, en esas ocasiones sabia como esconder mis sentimientos, sobretodo delante de ella. Mi voz sonaba como cuando hablas con un niño duro de mollera, que era justamente lo que era ella, una niña rica, criada entre algodones y cabezota como ella sola. Además de que hacía unos días había oído en Hogsmeade a unos profesores y a unos adultos, hablar sobre algo que me había interesado. Algo que estuve investigando, después, durante días. Y había resultado de lo más interesante y desde ese momento supe que alguna vez se lo tendría que decir a Druella y aquel momento había llegado, Druella me lo había dejado a huevo.
Uno de mis mechones de cabello, se había posicionado encima de mis ojos, levante la mano, la aparte con cuidado y me lo coloque detrás de mi oreja, tomándome mi tiempo para hablar de nuevo, pero sin dejar que ella metiera baza en ningún momento. Aquella sonrisa de superioridad, tan normal en mí cuando estaba con ella. -¿Vuestra pureza de linaje? No me has reír, Druella. Todo mago de sangre pura, tiene algún descendiente con sangre mestiza o muggle. ¿Creéis que nacisteis de la nada? En tu familia, seguro que hay un descendiente de sangre mestiza o muggle como la mía. Así que no te hagas tanto la superior, porque eres igual que yo, Druella. Eres igualita que yo.- Si, lo admito. Lo había hecho para fastidiarla. Quería fastidiarla con eso que había dicho, pero eso era lo que había investigado, todo mago, tenia descendientes de sangre impura y eso no podía ser más divertido.
Nunca había reaccionado así con Druella, ella no conocía ni el tercio de mi mala leche, cosa que otras personas de aquel colegio como Charlus si conocían. Pero había traspasado el límite de mi paciencia con respecto a mi familia, no quería siquiera que la nombrara y si para ello tenía que hacer uso de la fuerza lo haría. Deje que me apartara la mano y sin dejar de apretar el puño donde tenía la varita, seguí mirándola con el ceño fruncido. Escuche su monologo, rodando los ojos, todo lo que decía me sonaba a superficial. -¿Has terminado ya? Perfecto. La que no sabe discernir el sitios, sois vosotros. Tenéis una existencia tan banal y vacía, que os tenéis que sentir superiores por la sangre. Eso me parece de lo más absurdo y estúpido que he oído en mi vida. Me da exactamente igual, lo que cueste tu estúpida ropa, Druella.- Mi voz no se notaba ni siquiera molesta, en esas ocasiones sabia como esconder mis sentimientos, sobretodo delante de ella. Mi voz sonaba como cuando hablas con un niño duro de mollera, que era justamente lo que era ella, una niña rica, criada entre algodones y cabezota como ella sola. Además de que hacía unos días había oído en Hogsmeade a unos profesores y a unos adultos, hablar sobre algo que me había interesado. Algo que estuve investigando, después, durante días. Y había resultado de lo más interesante y desde ese momento supe que alguna vez se lo tendría que decir a Druella y aquel momento había llegado, Druella me lo había dejado a huevo.
Uno de mis mechones de cabello, se había posicionado encima de mis ojos, levante la mano, la aparte con cuidado y me lo coloque detrás de mi oreja, tomándome mi tiempo para hablar de nuevo, pero sin dejar que ella metiera baza en ningún momento. Aquella sonrisa de superioridad, tan normal en mí cuando estaba con ella. -¿Vuestra pureza de linaje? No me has reír, Druella. Todo mago de sangre pura, tiene algún descendiente con sangre mestiza o muggle. ¿Creéis que nacisteis de la nada? En tu familia, seguro que hay un descendiente de sangre mestiza o muggle como la mía. Así que no te hagas tanto la superior, porque eres igual que yo, Druella. Eres igualita que yo.- Si, lo admito. Lo había hecho para fastidiarla. Quería fastidiarla con eso que había dicho, pero eso era lo que había investigado, todo mago, tenia descendientes de sangre impura y eso no podía ser más divertido.
OFF: Siento la tardanza, he tenido problemas personales y con el internet
Iana L. Hayes- Hufflepuff
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