♠[BB] Pista de baile

Como era de esperarse nadie me había invitado al baile y claro quien querría tener a su lado todos estos blimpin diarts que me estaban rodeando siempre? Nadie...incluso yo me hartaba de ellos a veces, siempre con su agudo silbido volando a mi alrededor tan diminutos que eran invisibles para la vista pero me agradaban por que ellos eran mi única compañía.

Eché un ultimo vistazo a mi persona reflejada en el espejo y sonreí de oreja a oreja. Mis compañeras de habitación aún seguían arreglándose y me echaban miradas para luego susurrar entre ellas, yo simplemente les ignoraba fingiendo no escuchar sus comentarios "ese vestido le va horrible no?" "esas zapatillas no van" suspiré y miré de nuevo el espejo. Llevaba un vestido rojo con punto negro, era apretado de la cintura y se ampliaba mientras iba bajando hasta debajo de las rodillas, un cinturón negro en la cintura y una flor de lado mas o menos en el hombro. Mis zapatillas eran azules y con poco tacón pues al ser alta eso de mucho tacón no me quedaba muy bien. Unos guantes negros de encaje y transparentes y un peinado recogido con plumas azules sobresaliendo de él. Me encogí de hombros -Suerte chicas- acto seguido salí de la habitación, la sala común estaba vacía por lo que lo cruce con rapidez y salí, mirando hacia atrás esperando descifrar el próximo acertijo, sonreí, seguro lo haría.

Recorrí los viejos pasillos de Hogwarts, bajé escaleras, volví a subir y volví a bajar pues no dejaban de moverse pero al fin lo conseguí. Camine mirando al techo y jugando con mi varita en la mano hasta llegar al lugar donde se realizaría el baile, guarde la varita en la bolsa para varitas que hice con tela muggle y me interne. El salón estaba hermoso, la música era genial y aun que no había llegado muchos seguro que me divertiría.

vestido, accesorios y peinado:

Y el nuevo año en Hogwarts había comenzado, sólo que esta vez se organizaba un baile para ello. El joven no sabía qué pensar al respecto, no se sentía bien para andar asistiendo a fiestas espontáneas que poco aportaban a su educación. Hubiese sido diferente hace unos años, donde podía sonreír con más facilidad y sentirse a gusto con más soltura. Ahora llevaba siempre consigo un muro de hielo que lo alejaba de los demás. Intentaba quemar esa barrera de vez en cuando, porque sabe muy bien que no es sano aquello, pero hasta el momento no ha logrado su cometido.

La fiesta daría comienzo en unos minutos. Sus compañeros se habían puesto a arreglarse hacía bastante rato y él aun seguía tumbado en la cama, leyendo un libro de criaturas mágicas que nunca habían pedido como material de estudio. Algunos comentarios hicieron que se levantara por fin y que comenzara a sacar su ropa formal. De hecho, ni siquiera sabía que era una fiesta formal. Y tenía dos trajes, uno oriental que le había dejado su padre, y otro occidental que se había comprado por las dudas. Para no llamar más la atención decidió usar el traje occidental, aunque no le gustara tanto como el otro. Si a fin de cuentas, sólo serían unas horas de música, comida y luego a dormir.

Se vistió y peinó rápidamente para salir de su sala común y tras pasar la tentación de entrar a las cocinas se dejó guiar hasta el lugar del evento. Caminaba erguido, chequeó que su varita estuviera bien, la guardaba bajo su manga usualmente, y con aquel traje le parecía extraño llevarla, simple falta de costumbre. Habían jovencitas que iban de aquí para allá y eso lo hizo recordar que jamás se había planteado tener una pareja para el baile. Pero estando ya en el evento no podía pretender tener una acompañante. A parte que no se sentía muy divertido. «Tienes que cambiar eso Sunwoo.» Se indicó a si mismo.

Entre pensamiento y pensamiento se topó con una muchacha de cabello rubio que miraba al techo aparentemente distraída. «Las faldas son cada día más cortas.» Pues no pudo evitar pensar en ello. Miró para otro lado al ver que ésta guardaba la varita y se decidió por entrar al fin al salón. Cada año se superaban en los eventos. Hogwarts parecía tener un gran equipo de decoradores, y artistas, porque el aspecto de ese lugar era deslumbrante.

- Cada año se superan. ¿No crees? - preguntó a la muchacha rubia del vestido rojo a lunares.

Se miro al espejo de manera rara, se veía extraño con su corbata tan ajustada, se sentía como que tuviera nuevamente unos cinco años y su madre lo estuviera obligando a vestirse elegante para alguna fiesta. Su padre era un medico importante, y digamos que los magos no eran los únicos que tenían fiestas de elite, por lo que su familia solía estar invitada a cada uno de los eventos de sociedad. Aunque al principio, cuando era muy chico, habían dejado de llevarlo porque el chico no podía controlar su magia y se divertía en esos bailes cambiando de color los peluquines de la gente o apareciendo sapos en el ponche. Esas cosas de niño rebelde, aún recordaba la cara avergonzada de su madre, la furiosa de su padre y el rostro divertido de su abuelo. De más está decir que por mucho tiempo tuvo prohibido asistir a eventos muggles, aunque el chico se alegraba por ello. Una vez que ingreso a Hogwarts y aprendió a controlar su magia, sus padres lo consideraron apto para volver a aquellos bailes de sociedad. Para Atlas los bailes siempre eran de lo mismo, Mágicos o muggles, todo se trataba se socializar y chismes. Aunque había que admitir que al ser este su último año, el baile lo había tomado de una manera diferente. Sería su último baile dentro del castillo por lo que solamente se divertiría. Por eso es que invito a una de sus grandes amigas, Gretta Hemsworth. Había sido la suerte quien determino finalmente el invitarla al baile, y a pesar de ello no se arrepentía ni un solo segundo.
Se acomodo una última vez el cabello, que sorprendentemente estaba peinado y ordenado, se miro al espejo y escucho la risa de sus compañeros de cuarto. Se escucho un bajo ‘’ traidor’’ disimulado por una rara tos, que solo hizo que el chico sonriera y les revoleara el almohadón que tenía más cerca. Lo habían estado llamando de esa manera por ir con una Gryffindor y no con una Ravenclaw, claro que solo era una manera de molestarlo y por eso Atlas no lo tomaba en serio. El chico dirigió una última mirada al espejo, tomo su varita y salió rápidamente de la habitación esquivando el almohadón que regresaba. Se apresuro en salir de su sala común guiñándoles un ojo a los amigos con los que se cruzaba. Se detuvo especialmente a felicitar y desearle suerte a Rob que iría con Lucinda, pero luego se apresuro para llegar a la torre de Gryffindor.
Llego en cuestión de unos minutos y se mantuvo esperando por la rubia con la que tenia la suerte de asistir al baile. Se apoyo contra la pared jugando con un pequeño sickle que tenía, era según Atlas su moneda de la suerte y solía llevarla a cualquier parte. Cuando la chica apareció, separo su espalda de la pared y su boca se abrió ligeramente- Wow, estas… estas preciosa- elogio el chico mirándola de arriba abajo impresionado. Realmente la chica estaba preciosa, tanto que lo hizo sonreír como tonto. Era raro como se sentía pero jamás admitiría algo así, en primer lugar porque no lo entendía y en segundo lugar porque no se atrevería.- en serio creo que serás la más bella del baile ¡qué suerte tengo!.- admitió el chico con una sonrisa sabiendo que ella se sonrojaría con ese comentario y la haría ver aún más tierna y hermosa. La miro unos segundos y se sintió mal por no tener nada para ella, así que saco su varita e hizo aparecer una rosa blanca- para usted mi querida acompañante- dijo de manera elegante con una sonrisa divertida mientras entregaba la flor a la Gryffindor. Luego echo un vistazo a su reloj, para evitar ponerse colorado también, y vio que se le estaba haciendo tarde para el baile. – ¿qué dices vamos al baile?- pregunto mientras le entregaba su baile para acompañarla.
Llegaron al Gran salón que tenía una decoración realmente admirable, había que admitir que al igual que las fiestas de Ravenclaw cada año se superaban. Camino con Gretta a su lado observando cada detalle del lugar. Paso junto a Scrazy y Park, que estaban juntos conversando, su genio no pudo aguantarse – Scrazy ten cuidado cuando vayas por las bebidas y avísame para no acercarme al lugar- bromeo el chico recordando lo que había sucedido en la fiesta de los Raven hace unos días, donde Sky había volcado toda la bebida sobre él. Miro a Gretta y acercándose a ella le dijo- luego te cuento… es una historia graciosa- le susurro al oído de manera divertida, mientras continuaban caminando. A unos pasos el chico vio a Luci y Rob, supuso al instante que su acompañante querría acercárseles, ya que la chica raven era su mejor amiga, por lo que comenzaron a caminar en dirección a ellos. – Hola muchachos- saludo con cariñosamente mientras se acercaban.

es tonto poner el traje, cuando los hombres no tienen tanta variedad XD:

Día del baile, algo que había esperado con ansias pero al mismo tiempo me ponía nerviosa lo que podía pasar, la reacción de todos al momento que me vieran llegar con Tom tendida de su brazo; no sabia si al aceptar su invitación me llevaría a consecuencias malas tomando en cuenta que mi secreto enamorado lo odiaba desde su mas pequeño aliento y yo al aceptar me arriesgaba a que no me perdonara por tal cosa. Lo mejor que me podía haber pasado es ir con Septimus y bailar a su lado toda la noche pero dada las pésimas circunstancias eso no podía suceder en esta dimensión. Ir con Tom no era algo malo, me llevaba bien con el y siempre disfrutábamos de algunas risas pero aun así sentía la ansiedad por dentro.

Mire mi vestido que estaba tendido en mi cama y yo aun con mi bata de baño estaba parada viendo como todas se arreglaban ansiosas por estar con sus parejas y yo con envidia por dentro por no sentir esa misma emoción. Me cambie con bastante paciencia y me hice un maquillaje bastante sencillo y un poco natural ya que lo despampanante no me agradaba para nada, lo mio era simple y sencillo. Mire mi cabello y era un pequeño desastre, agarre unos cuantos ganchos y me los coloque haciendo un peinado sencillo y bastante común. Me puse unos aretes y empece a partir de mi habitación bajando las escaleras, ya no había casi nadie solo una chica de mi casa que había preferido quedarse -no iras?- le pregunte con tono suave. "No, me quedare a descansar, por cierto te ves hermosa" me dijo lo ultimo como un cumplido. Sonreí un poco desanimada -gracias, que te diviertas tu también- dije saliendo de la sala y seguir bajando escaleras hasta el pasillo que dirigía al salón del baile. Mire a mi alrededor y vi a Tom, le sonreí -mírate, te ves guapo- le dije con una amplia sonrisa.

vestimenta:

Estaba bastante distraída observando con sumo detalle el cielo estrellado pero encantado que se encontraba encima de nosotros, se veía muy bonito y me pregunté quien lo había hechizado para que se viera de esa forma, ni siquiera tenía nada que ver con lo que pensaba pero los fantasmas que rondaban Hogwarts me pasaron por la mente y mire a mi alrededor de reojo para ver si estarían presentes en el baile, que si lo estaban me iría corriendo en este mismo momento pero no vi ningún espectro cerca sin embargo una voz llamó mi atención y di un respingo volteando a ver de quien se trataba.

Sonreí al chico que estaba a mi lado y asentí viendo de nuevo el lugar -Claro les gusta sorprendernos y mantenernos felices el resto del año- mi sonrisa se amplio en mis labios, separé la mirada del chico a mi lado para ver lo linda que lucía mi compañera de Ravenclaw le dediqué una mira y levante mi dedo pulgar en aprobación -Te ves hermosa Lu y tu muy guapo Rob- le dije amable y como cumplido a ambos -Claro que bailaré...- miré a Sun y un ligero sonrojo llego a mis mejillas mientras los de mi casa se alejaban -Yo...no me estaba..auto-invitando, si no quieres..está b-bien- dije un poco nerviosa y sintiéndome más roja cada vez pero eso no lo sabía pues no tenía un espejo enfrente para verme desde su posición.

Agradecí tanto el que Atlas interrumpiera y solté un suspiro de alivio -No me acercaré por ahora...es tu oportunidad de ir por una bebida A.J- reí un poco y cuando se fue empecé a jugar con mis dedos nerviosa -Es que yo..en una fiesta derrame mi bebida en su traje- le expliqué amablemente a Sun, que se había mantenido a mi lado todo este tiempo, le mire y luego hacia la pista de baile -De verdad espero que los fantasmas no vengan- hable en voz alta sin darme cuenta.

Aun no se sentía muy ambientado al evento, no estaba predispuesto a divertirse. Más bien se sentía en el lugar y momento equivocado. Pero tenía que habituarse pronto, porque ya que estaba allí tenía que comenzar a participar del baile. Lucinda lo sacó del ensimismamiento con aquel saludo de confianza a lo que él contestó con un gesto cordial sin decir palabra alguna. «¿Cree que vengo con...?» Miró a su lado, encontrándose de lleno con los ojos avellana de Sky. Sonrió sin darse cuenta. "Claro que bailaré..." «¡Claro que si!» Pero el sonrojo de su compañera le borró la sonrisa. Pensó unos momentos si había pensado en voz alta acaso, o qué. Las palabras de ella respondieron a sus preguntas.

- Sería un honor bailar contigo - comentó tranquilamente y dedicándole una sonrisa fresca un tanto inocente. Era la muchacha más bonita que había en la fiesta, al menos para sus ojos, con el vestido más original, y una energía alegre que contagiaba. Podría decirse que él a su lado sentía cierto confort que no sentía al vagar por ahí sin rumbo.

Una voz que le pareció haber salido de la nada robó su atención. Era Atlas, quien se había dirigido a Sky como 'Scrazy'. Un comentario poco feliz para su criterio, pero la joven de cabello dorado parecía no molestarse por ello, al contrario, aun seguía sonriendo, radiante. Frunció el ceño unos momentos, no le agradó el comentario. Pero atendió a las palabras de la chica.

- Puede ser que vengan los fantasmas, si. - comentó con sinceridad. Era usual verlos por ahí, pero jamás le habían dado miedo ni impresión - Si quieres podemos mantenernos alejados de ellos - estaba asumiendo entonces que se quedaría con ella en la fiesta. - No quiero importunarte, pero, si no tienes pareja, pues ¿quisieras estar conmigo en el baile? - frotó sus manos en su traje, un poco nervioso por lo que dijo, es que él no se guardaba las palabras cuando realmente quería decirlas. Sonrió un momento y luego se apresuró a agregar - Si llegué tarde pues... - no sabía muy bien cómo excusarse en el caso de que ella ya haya venido con alguien. Pero no había nadie. Estaba confundido y distraído de lo que sucedía a su alrededor. - Lo siento - sonrió un poco divertido. Se había puesto nervioso y creía verse como un idiota.

El día del baile. Un día que no esperaba con demasiado entusiasmo, de hecho... Ninguno. No me hacía especial ilusión rodearme de tanta gente como iba a haber, y menos rodeado de parejas bailando, y... Menos teniendo que bailar. Nunca me había gustado, y probablemente, nunca cambiaría de opinión sobre ello. Pero un día era un día, y ya que casi de forma obligada tenía que asistir, intentaría disfrutar.

Tras vestirme, no me compliqué con el pelo, pues dejé que se secara al aire y tal cual se quedara, es como lo luciría; nunca me había preocupado por ello, y no iba a ser la excepción. Eso sí, tenía que prestar más atención a mi vestimenta y, aunque sabía que era lo que iba a llevar todo el mundo, me puse un traje negro, con camisa blanca y una corbata negra. Al menos no me sentía ridículo con ello, sino elegante. Me gustaba vestir así.

Me dirigí hacia donde se organizaba el baile a paso lento, como si así la hora de comenzar se fuera a detener y no llegara nunca... Algo realmente estúpido. Al llegar allí vi a distintas personas, ninguno de los Slytherin, a excepción de Cedrella y Malfoy que estaban ocupados, de modo que no iba a ir a interrumpir ninguna de sus conversaciones, no era mi estilo. Me fijé detenidamente en todos, qué superficiales somos todos, ¿no?

Metí las manos en mis bolsillos, perdiendo mi mirada en cualquier sitio, esperando la llegada de Walburga o de alguien interesante que no estuviera ocupado y pudiera darme conversación, aunque realmente esperaba que mi prima llegara rápido y no tuviera que mantener conversaciones 'cordiales' y educadas con cualquiera con el que no me apeteciera hablar, es decir, cualquiera que no fuera Malfoy, Riddle o Gretta.

Traje:

Póntelo, y ves. No es una sugerencia.
-Lysandra.

Nota que encontró sobre un paquete que había llegado aquella misma mañana. Aquel momento era el que había temido durante toda la semana, aquel fatídico instante que había pedido, no llegase jamás. El instante en el que su madre le obligase a asistir al baile. Lo cierto era que Callidora pensaba quedarse en la Sala Común, a salvo de miradas indiscretas y de bailes en los que, a pesar de poder ejecutarlos con maestría, no le apetecía participar. Simplemente quería quedarse en su cama, con una agradable lectura que le transportase lejos, muy lejos. Pero al parecer, no iba a ser posible. Cualquiera en su posición, hubiese hecho caso omiso de la nota, pero Callidora sabría que, por unos o por otros, su madre acabaría enterándose de que no había asistido al baile. Lysandra siempre lo sabía. Y a la joven Black le aterraba.

Así que había desenvuelto el paquete y en el interior se había topado con un vestido negro, con algunos detalles de encaje y un fino anillo de plata, en cuya parte interior rezaba "toujours pur". Lo había dejado apartado hasta el momento, que no tardó mucho en llegar, de prepararse. Se las ingenió para meterse dentro del vestido, ponerse unos zapatos de tacón que, por supuesto también venían en el paquete, y dudó por un momento sobre el anillo. Finalmente, se lo puso. "Estarás contenta madre, tu hija tal y como la querías. Incluso parece una señorita", pensó para sí. En cuanto al cabello, optó por dejarlo suelto, al fin y al cabo, ya había hecho suficiente como títere de su madre. Salió de la Sala Común de Slytherin, sola. Efectivamente, Callidora no tenía pareja, y lo prefería así. Tomaría algo, haría acto de presencia y volvería a dormir. De ese modo nadie podría decir que no había ido al baile.

No tardó mucho en llegar hasta la marea de alumnos emocionados, a quienes no se molestó en saludar. Una vez dentro, fue hasta la pista de baile, más no llegó a adentrarse en ella, prefiriendo quedarse en el linde de la misma. Respiró hondo, sin preocuparse por mostrar una hipócrita sonrisa, manteniendo esa mirada inexpresiva. ¿Cuánto exactamente duraba un acto de presencia?

Se acomodó por último la larga cabellera rubia al tiempo que miraba detenidamente el espejo en busca de cualquier desperfecto, estaba plenamente consiente de que aquel baile que se había organizado en el colegio no era nada más que una excusa para fomentar la unión entre casas y dejar de lado la manera tan tensa con la que se había desarrollado todo en las últimas semanas, pero honestamente si no era un evento lo bastante importante como aquellos de sociedad a Dorea no le causaba ni la más mínima emoción, aunque claro debía admitir que tenía cierta curiosidad acerca de la manera en la que tanto Abraxas como los demás aliados de Riddle se comportarían en un evento de aquella magnitud.

Giró suavemente al tiempo que miraba a Druella con una sonrisa en los labios, la joven asistiría seguramente con Cygnus, aunque claro no habían tenido la oportunidad de charlar tranquilamente acerca de ello, aunque claro de igual manera no habían tenido oportunidad de hablar de absolutamente nada, alisó suavemente la falda del vestido y revisó por última vez lo que llevaba puesto, no quería hacer esperar a Abraxas más de lo necesario, la rubia siempre había sido puntual y mucho más si le gustaba causar impresiones, y de manera certera sabía que entrar al baile del brazo de Abraxas Malfoy sería todo un acontecimiento, al menos para la mayoría de las serpientes.

Con cada escalón que bajaba los nervios de una manera extraña se apoderaban de ella ¿Que penaría Abraxas acerca de su aspecto? Por supuesto le importaba, de acuerdo a las enseñanzas de su madre, siempre tenía que preocuparse por lo que su acompañante pensara de ella, volvió a retomar una pose completamente neutra al tiempo que comenzaba a diminuir el paso al llegar a la sala común, sonrió suavemente al tiempo que atrapaba la mirada de Abraxas, de cierta manera sentía un alivio que aquella penetrante mirada gris se suavizara un tanto al verla, no pretendía destruir la coraza de hielo que lo formaba y que en realidad era parte de él, pero de una manera u otra quería conocerle fuera de la faceta de purista empedernido y simplemente como Abraxas Malfoy.

Sonrió claramente halagada al tiempo que tomaba suavemente el brazo que se le ofrecía, era plenamente consiente de las miradas se habían centrado solamente en ellos dos, quizá por la sorpresa de que irían juntos o que en realidad lo esperaban, se giró suavemente para mirarlo completamente de frente y suavizó considerablemente su expresión, dedicándole una sonrisa completamente dulce, poco características en ella, se aclaró la garganta y acomodó con la mano libre un poco la falda del vestido — Muchas gracias Abraxas, tú también te ves bastante bien — murmuró despacio mientras se erguía de nueva cuenta dando un paso hacia el rubio con una sonrisa delicada en los labios las miradas todavía no cesaban y los murmullos comenzaban a ser evidentes — Creo que deberíamos salir de aquí Ab — murmuró de nueva cuenta mordiendo su labio inferior con cierto tinte de nerviosismo.

Vestido:

Mi reflejo se puede ver en el espejo que tengo frente a mí. Cepillo mi cabello con suavidad y sin apuros en la intimidad de mi habitación, la cuál está casi vacía. Miro a través del espejo a mi compañera de habitación y le dedico una cordial sonrisa apenas visible. Todavía ninguna de las dos habíamos comenzado a arreglarnos y disfrutábamos de nuestros últimos momentos a solas antes de bajar y mezclarnos con toda esa sangre sucia y traidores a la sangre. Un suspiro sale de mis labios mientras me levanto del pequeño banco que acompaña al tocador.


Pronuncio suavemente para no perturbar mucho la tranquilidad de la habitación. Camino hacia la más pequeña de las Black después de su respuesta y me siento a su lado en la cama dándole la espalda para que pueda peinarme. Así transcurrieron los minutos, una peina a la otra, nos maquillamos ligeramente y ayudamos con los vestidos de ambas. Ahora todo está listo, ambas lucíamos preciosas y a nuestro modo cada una, le doy las gracias a mi compañera con un abrazo rápido pero amable, acto seguido ambas salimos hasta la sala común de Slytherin donde solo hay una chica leyendo algo en el sofá, paso sin saludarla.


Me despido de ella levantando la mano y con una sonrisa de lado y espero a que el bobo de mi hermano y prima, la cuál en ocasiones es una ejemplo a seguir para mí, bajen a la sala común para salir rumbo al baile. No es que tuviera mucha emoción y ganas de ir pero sabía que todos asistirían y nada me costaba presentarme un rato. Mi vestido negro de encaje con un fondo en beige cae hasta mis pies, puedo sentir el aire sobre mis hombros descubiertos pero el cabello, que cae ondulado y peinando en algo parecido a una media coleta, ayuda a cubrirlos. Una vez que Winter y Lex están abajo salimos rumbo al baile, no sin antes desviarnos a la torre donde se encontraba la sala común de Ravenclaw pues Winter había insistido en pasar por Ilhan. Le saludo solo con un movimiento de cabeza, el que haya quedado en otra casa no se me hacía algo bueno ni de respetarse para un Lestrange, que siempre había quedado en la respetuosa casa de Salazar, por lo tanto no merece más de mí. Los cuatro bajamos por las escaleras y caminamos pasillos enteros hasta el gran comedor, justo antes de entrar, tomo a Lex del brazo, mientras con el otro levanto un poco el vestido para poder caminar sin arrastrarlo y nos adentramos viendo el majestuoso salón, decorado de esa forma solo para la fiesta.


Comento algo despota aun tomada del brazo de mi hermano y esperando que él o mis primos tomen la iniciativa de que hacer ahora, mientras tanto mi mirada se pierde entre la gente buscando a Casio, Tom, Eileen o alguien de Slytherin digno para charlar. Está situación me es bastante incomoda, el tener que ir a esos bailes repletos de sangres sucia me era desagradable en demasía.

Spoiler:

Decir que estaba nervioso era poco. Mis manos sudaban, ¿mis manos sudaban? Sí, así es, mis manos estaban sudando. Las refregué contra el costado de mi pantalón de inmediato, aprovechando que aún no habían señales de mi adorada Lucinda. No podía creer que la atracción que sentía por ella y aquel, que creí tenue e insignificante, hormigueo en la boca de mi estomago, fueran capaz de intimidarme a tal punto de sentirme un completo idiota, sin siquiera poder procesar dos ideas para entablar una conversación. Cuando la invité a bailar, lo juro por lo más sagrado, no creí que aceptaría, supuse que asistiría con Abraxas, por ende me armé de valor y pronuncié la petición tan sólo porque pensaba que conocía la respuesta, sin embargo me había equivocado dejando un sabor agridulce en mi boca, provocando sensaciones encontradas. En su momento no había sabido si gritar o llorar, si alegrarme o tirarme de la Torre de Astronomía. Quería ir a baile con ella, Dios sí que quería, pero el nerviosismo que estaba sintiendo me frustraba. Inhalé y exhalé lentamente, cerré los ojos y moví mi cuello en círculos, relajándome. Tenía que soltarme, tenía que dejar el nerviosismo atrás o mi osita terminaría dándose cuenta de cosas que no debería saber, al menos no ahora. Abrí mis ojos, posé una sonrisa en mis labios y me sentí igual que siempre, como el hombre que era: seguro, divertido, risueño, inteligente... La clave estaba en racionalizar mis emociones, no podía dejar que mis sentimientos me dominaran, ni ahora ni nunca.

Mi rostro por un momento se mostró impecable y sereno, no obstante tan sólo me bastó verla, en aquel vestido claro y con su cabello suelto para parecer un verdadero idiota enamorado. ¿Y esos labios? ¡Madre santa, qué labios! ¿Los había visto alguna vez así? Lo dudaba, jamás había sentido tantas ganas de besar unos labios con anterioridad, el deseo de probarlos, aunque tan sólo fuera por unos segundos me estaba consumiendo por dentro, haciéndome sentir el peor amigo del mundo y el hombre más indecoroso del planeta. No merecía a una mujer tan pura como Lucinda, no con todos estos pensamientos pecaminosos en mi mente, mi padre se sentiría defraudado de mí, estaba seguro. - Claro, no podías salir sin tus aros. - Musité, sintiendo cómo sus labios se posaban en mi mejilla, intentando actuar normal. Me costaba, sí que me costaba, pero haría hasta lo imposible con tal de que la pelinegro no fuera capaz de saber lo que me provocaba su mera presencia y, con una sonrisa en mis labios, le ofrecí mi brazo, encaminándonos hacia el gran comedor como los mejores amigos que éramos, charlando entre risas, sin ninguna gota de amor en la mirada de ambos.

Cuando llegamos tuve que darle crédito a todos aquellos que se esmeraban por hacer de aquél baile todo un acontecimiento cada año. Estaba radiante, hermoso, decorado al detalle, sin duda alguna parecía una estancia que daba pie al romance, la diversión y la conversación. En cuanto llegamos los rostros de Sky y SunWoo llegaron a mis ojos provocando que una sonrisa naciera en mis labios a modo de saludo, siendo Luci la primera en hablar con los muchachos. - Sky, estás radiante. - Murmuré elogiándola con galantería, pero de forma amistosa, sin dar pie a mal interpretaciones. En ese momento caí en la cuenta que no le había dicho a mi pareja lo hermosa que se veía, con aquella belleza sin igual inherente en ella. - Park. - Saludé al hufflepuff con una sonrisa amigable, dejando de lado un poco mis pensamientos, sin embargo en ese preciso instante una canción que me fascinaba comenzó a sonar en la pista provocando que de inmediato quisiera inaugurar la pista de baile, fue tanto mi afán por salir a bailar que tan sólo le pude dedicar un saludo a mi querido amigo Atlas y a su acompañante, Gretta. - Chicos, si me disculpan, esto es una fiesta y mi damisela y yo iremos a disfrutar de esta fantástica tonada. - Les comuniqué, tomando la mano de Lucinda con galantería, guiándola hacia la pista como se debía.

Llegamos a la pista y la acomodé frente a mí, dejando una distancia prudente entre nosotros, reprimiendo las ganas que tenía de abrazarla con fuerza tan sólo para no manchar su reputación, evitando dar una mala impresión por nuestra cercanía. Comencé a guiarla al ritmo lento de la canción, dejando que nuestros cuerpos danzaran por toda la pista de baile con gracia y habilidad, herencia de mi adorado padre, quien poseía un talento innato para el baile de salón. - Te ves radiante esta noche, Lucinda. - Susurré ahora que nadie podía escucharnos, no porque no me atreviera a decirlo en público, sino porque el tono que había salido de mis labios no se parecía en nada al que había usado con Sky... Gracias al cielo, o lamentablemente, mi querida amiga nunca se daría cuenta de ello.

Es lo que hay e.e:

Ladee mi cabeza con un gesto de sumo espanto al pensar que los fantasmas podrían venir, esos seres de verdad me daban miedo, ¿como era posible que alguien pudiera estar cerca de ellos? emanaban frío, estaban transparentes y hacían muchas locuras como Sir casi decapitado con su cabeza floja, era espeluznante de solo pensarlo, recuerdo mi primer día en Hogwarts cuando justo después de la ceremonia de selección, en el banquete que daban los fantasmas se hicieron presentes flotando por entre las mesas y sobre nuestra comida. Salí corriendo de ahí y no me encontraron hasta el otro día, aparte del hecho que me había perdido. Negué con un escalofrío recorriendo mi espalda y voltee a verlo -Por favor...no quiero toparmelos- estaba casi implorándole que nos mantuviéramos lejos.

Al escuchar lo siguiente de su oración me sonroje y sonreí para voltear a ver el suelo. Nunca nadie me había invitado a un baile, era la primera vez que lo hacían y obviamente con ello una experiencia nueva, jugué con el cordón de la bolsa para varitas un poco nerviosa pero sin dejar de lado esa sonrisa que aquél chico me había pintado en los labios por su invitación, que fuera tan espontanea y de ultima hora le dio un toque diferente el cual me agrado, asentí y luego negué un poco desorientada con el rumbo que había tomado la platica mientras soñaba despierta -Me encantaría estar contigo en el baile- le miré de reojo un poco tímida, no sabía bien como llamarle, ¿Park sonaría muy formal? ¿y si le decía Sun y no le gustaba? había hablado con él muy pocas veces, lo conocía de vista por supuesto y conocía su nombre por las clases que llevábamos juntos pero nunca me había tocado decirle por su nombre, o tal vez si pero ahora estaba muy nerviosa para pensar en algo -Te puedo decir..Sun?- le miré curiosa esperando una respuesta pero mi boca se abrió para decir algo más antes que él -Que ahora que lo pienso, Sun es como Sol y eres un Huff, tu color es como el Sol..- mordí mi labio sonriendo y reprimiendo un "aparte llegaste a iluminar el baile, al menos para mí" pero no me atreví a decirlo, no era debido que lo dijera así que mejor lo guarde solo para mí.

Seguí jugando con aquél cordón y mire la pista de baile para toparme con Rob y Lucy bailando, ellos dos no perdían el tiempo, sonreí y un brillo ilumino mis ojos deseando estar bailando también, miré de reojo a mi compañero y luego regresé la mirada a la pista de baile. Ya tendría tiempo para bailar -Gracias por invitarme...nunca había ido a un baile con acompañante- confesé un poco tímida y sintiéndome un poco tonta por esa confesión.

Abrió los labios para asentir a su compañera. Claro que podía decirle Sun, era su nombre y no quería ser muy formal. Luego no pudo hacer más que ver cómo salían aquellas dulces palabras de la boca de Sky. Sonrió por la relación entre su nombre, su casa, y el Sol. «¿Cómo es que jamás la había visto antes?» Se sintió indignado por su despiste y falta de atención. Había estado seis años en Hogwarts y nunca había tenido la oportunidad de admirarla tan de cerca. Pero era mejor así si lo pensaba con detenimiento. No hubiera querido que ella lo viera en su peor momento, hace casi dos años... Era mejor ahora.

- Puedes decirme Sun. - dijo con una amplia sonrisa, acercándose un poco más a ella para ver sus ojos. Esperaba no incomodarla con ello - Si no me equivoco, Sky es sinónimo de Heaven (cielo/paraíso celestial), y tu eres Ravenclaw, tu casa es color cielo. - jamás se imaginó estar diciendo aquello. Ya no se sentía avergonzado, ella hacía que todo fuese más natural y fresco. A su vez creía estar dentro de una burbuja, por lo que miró a su alrededor para volver a poner los pies en la tierra.

- Me honra ser el primero - «ojalá el único» dijo sin poder borrar la sonrisa natural de su rostro. Miró la pista de baile y luego a su compañera. No estaba convencido de ser un buen bailarín, pero tenía que intentarlo, no podía hacerlo tan mal. - ¿Quieres bailar? - preguntó extendiendo su mano y dando unos pasos hacia la pista de baile.

Escuchó la música unos segundos, intentando habituarse. No sabía cómo bailar, pero eso le resultó divertido, incluso gracioso. Supuso que ella no se enojaría si no era el mejor bailarín, estaba tranquilo ya. Al son de Dean Martin tomó su cintura, rosando la suave tela de su vestido, intentando no pasarse de la raya y mantener el respeto que ella se merecía. Tomó su mano derecha, viendo sus delicados dedos femeninos y su piel clara que resaltaba gracias al llamativo de su vestido. Era como un bals, así que intentó hacer los pasos correspondientes a la melodía.

La noche del baile había llegado. Los eventos de Hogwarts siempre le habían gustado, tenían un aire familiar que le resultaba reconfortante, podía pasarla con amigos, y aunque sólo fuera una noche, unas horas, podía recargarse con eso para continuar el resto del año. Sólo una cosa le molestaba del baile: Que había llegado tarde para invitar a Gretta. Pero no era tan grave tampoco, al menos no quería ahogarse en un vaso con agua, o no quería atosigarse por ello, ya encontraría la vuelta de pasar una bella velada con la chica de sus sueños.

Se alistó con paciencia, contemplando su figura en el espejo, chequeando que el traje estuviera bien puesto, que los largos de la camisa y las mangas sea el adecuado. Hacía mucho que se había comprado tal prenda, por lo que la miraba con desconfianza, como si le quedara pequeño. Pero no, le calzaba bien. Aun le quedaba por crecer, por lo que no tardaría mucho en necesitar otro traje.

No tenía pareja y no le resultaba imprescindible para poder asistir. Vería a sus amigos, todo iría bien. Observó a su alrededor, sobre la cama, allí había dejado una colonia que le había comprado su hermana por navidad. Confió en que tendría un buen aroma y se lo colocó con cuidado de no oler demasiado a aquello. El aroma era más bien seco, invernal, agradable, le daba un toque maduro a su aspecto. Ya estaba listo e incluso retrasado para asistir. Supuso que cuando llegara allí estaría lleno de alumnos, creía ser de los últimos en llegar.

Fue hasta la sala común, viendo su reflejo en los ventanales para confirmar que el traje le calzara bien. Al salir observó las escaleras, parecían estar rebeldes porque se movían más rápido de lo normal. A él no le ganaban. Era extraño verlo apresurarse para bajar, incluso saltando para llegar a los entrepisos. No quería llegar más tarde de lo que estaba llegando. Una vez en la primera planta caminó ligero hacia el gran salón. Casi no se veían alumnos en los pasillos, y el sonido fuerte que provenía del sitio del baile le indicaba que ya había comenzado la fiesta.

Llegó al fin al lugar. El gran salón estaba vestido de fiesta de arriba a abajo. Incluso habían motivos de las cuatro casas en algunos sitios, un poco escondido, lo necesario para que se note el buen gusto del lugar. Habían muchos rostros conocidos allí. ¿Por dónde comenzar? Había bastante gente, por lo que al instante de ver rostros conocidos éstos se perdían en la multitud. Se sintió un poco solo unos momentos, al haber llegado sin compañía, y al estar parado viendo hacia todos y hacia ningún lado al mismo tiempo. Sonrió de lado por eso y comenzó a caminar hacia la mesa de las bebidas. Tenía sed y qué mejor cosa que ir por lo primero que le venía a la mente.

Se topó primero con zumo de algo rojo, tomó la copa y se la llevó a los labios, observando de nuevo la pista de baile. Reconoció a Lucinda a lo lejos, parecía haber venido con Robert, no estaba al tanto de las parejas que se habían formado. Sólo sabía que Gretta iría con Atlas. Aun no los veía.

Caminó distraído intentando encontrarla, hasta casi toparse de lleno con un Slytherin. Lo miró sorprendido en sin de '¿De dónde has salido?'. Era Orion Black, según tenía entendido. Vaya suerte estaba teniendo de momento.

Mi cabeza se encontraba en todas partes, excepto en aquel salón. Ni si quiera yo mismo sabía qué era lo que estaba pasando por mi cabeza en aquel momento, realmente no pensaba en nada. Tan solo me encontraba concentrado en alejar mis pensamientos de aquel lugar, hasta que alguien tocó suavemente mi brazo. Mi cabeza reaccionó creyendo que sería Gretta, pero al dirigir mi mirada hacia quien había sido, me di cuenta de que no. Sin embargo, una leve sonrisa se dibujó en mis labios; no era falsa, intentando ser amable, no. Era sincera, pues Walburga se encontraba realmente bella.

Ni si quiera le hice caso a su comentario de que llegaba temprano pues siempre lo hacía. Era demasiado puntual y me gustaba estar siempre antes de la hora, aunque perdiera el tiempo esperando, después. Ante su siguiente pregunta alcé las cejas, pues la pareja con la que querría encontrarme no estaba allí, y tampoco podría pedirle acercarnos - No, bueno.. - Levanté un momento los hombros, dándole a entender que no me importaba lo que podíamos hacer - Allí están.....

Mi frase fue interrumpida por la presencia de alguien quien decidió que lo mejor que podía hacer en aquel momento era, además de interrumpirme, ir más atento a cualquier otra cosa que en lo que tenía que hacer, que era mirar por donde caminaba - ¿Qué haces? - Con desprecio. Al darme cuenta de quién se trataba, mi desprecio aumentó y probablemente pudiera notarlo en mi mirada.

Era Igor, el gran admirador de Gretta. No eran exactamente celos lo que sentía hacia él, pero podría asimilarse. Lo único de lo que estaba seguro era de que me caía muy mal, y si no fuera porque debía guardar la compostura y no tenía ningún motivo, le habría hecho más que daño - ¿No eres capaz de caminar y mirar a la vez? ¿Es demasiado para un Gryffindor?

Había llegado esa noche que tantos alumnos esperaban, pero que para Harfang era una más, aunque teñida de grandes acontecimientos y quizá más de alguna sorpresa. El Gryffindor también se había ocupado de hacer que su imagen fuera presentable y adecuada para la ocasión. Ésta vez no había requerido de los consejos de su madre, sino que había preferido buscarse él mismo su propio traje pocos meses antes de que el acontecimiento tuviera lugar. Había pasado días y días buscando, y dada su inseguridad por la elección, le había resultado hasta pesado. Y allí estaba, frente al espejo, colocándose aquella pajarita negra a juego con el traje que en cierto modo no le convencía. Ladeó la cabeza, buscando cualquier perspectiva posible para analizar su imagen. Terminó mirándose el pelo, el cual había peinado hacia arriba y bien peinado, sin ningún pelo rebelde que estuviera suelto. Contento, a poder ser, del resultado, se encaminó a abandonar la habitación para bajar a la sala donde se celebraba el baile.

Bajó las escaleras con especial tranquilidad, mientras que a su alrededor muchos correteaban incluso nerviosos, la mayoría de ellos de primeros cursos. Lo típico, él también recordaba aquellas noches de festejo en las que se emocionaba y acababa más nervioso de lo que esperaba. En realidad iba tranquilo porque no tenía la esperanza de sorprender a nadie, ni la necesidad. Iba sin compañía al baile y aunque no le gustara la idea, se amoldaba a ella. Y aunque le parecía algo incómodo verse rodeado de parejas bailando, acabaría acostumbrándose. Cruzó el umbral que daba a la pista de baile, donde en aquel momento se concentraba la mayoría de los alumnos, echó un vistazo alzando su cabeza sin encontrar a nadie de interés, aunque cuando fue moviendo sus ojos con ligereza, topó con la figura de la chica que menos quería esperar. Callidora estaba sola y entrenida mirando a otros sitio. Harfang se obligó a borrar la idea de su cabeza en acercarse, así que dejó que su mirada siguiera hasta encontrarse con Igor, quién estaba hablando, o más bien discutiendo a juzgar por el rostro de la serpiente. Decidió acercarse a estos y cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó el hombro de su amigo haciéndose un hueco para ver a Orion Black delante suyo, llegando a tiempo para escuchar su pregunta, aunque más bien era una pulla en su contra.

- Preferimos mirar a otras cosas más interesantes. - Contestó, sin esperar a que su amigo lo hiciera ni con intención de quitarle la palabra, tan sólo defendía a su propia casa por encima de cualquier tontería que pudieran decir para llenar un poco más su ya desbordado orgullo. Esbozó una amplia pero falsa sonrisa en sus labios, y se llevó una mano a los tirantes de su pantalón, tirando de ellos a la vez se separaba de su amigo, intentado olvidarse del Slyherin que tenían delante. - ¿Qué tal Igor? - Preguntó sin reparo alguno, ladeando un poco cabeza por la inesperada incomodez que le estaba dando aquella pajarita.

Traje:

Spoiler:

El baile de bienvenida me parece una gran estupidez ya que nunca pasa nada interesante o impresionante, siempre es la misma mierda y la verdad no cambiaron mucho con el paso de los años. Pero aun así, soy un Lestrange y no puedo negar una fiesta, a pesar de lo aburrido que sea. Trato de no molestarme mucho a la hora de vestirme por lo que elijo un sencillo pantalón, una camisa, un tipo chaleco encima, un saco y un bonito moño, especialmente me gusta el moño, me hace sentir raro pero a la vez elegante y me encanta. Estuve listo en menos de 30 minutos pero aun así no baje todavía. Supuestamente debía ir con mi hermana así que nada más la espere encerrado en mi habitación, arreglándome cada minuto el pequeño moño ya que tenía una manía pensando que estaba algo inclinado o no se, cualquier mierda. Mientras todos mis compañeros de cuarto ya empezaban a salir, cuchicheando que hoy besarían a tal persona o que sería la mejor noche de su vida. A mi me da verdaderamente igual por que de todos modos a la persona que yo quiera besar seguramente este con su "prometido" y yo, pues yo estaré con mi hermana. Una fantástica noche, en serio.

Pasaron varios minutos hasta que decidí salir fuera de la sala común y ahí estaban, mis primos claramente los más odiosos y mi hermana, odiosa pero aguantable. Le tendí mi brazo y trate de fingir una sonrisa. -Te ves menos fea que de costumbre, hermanita-. Sin darle tiempo a que me responda o a que me insulte a mi también, comencé a caminar. En un parpadeo, llegamos a la escalera y solo en ese momento le dirigo nuevamente la mirada a mi hermana. Sé que es mi hermana mayor, que debo tenerle respeto y también mucho amor pero simplemente la detesto, no, no la detesto, detesto en lo que se ha convertido por culpa de mi odioso padre y también por la mierda esa de sangres puras. Ahora mismo, puedo sentir como mis primos me miran con una cara de odio, solo por haber quedado en Ravenclaw y no en Slytherin, como todos los otros Lestrange. Bajo las escaleras con cuidado, aun con el brazo de mi hermana y miro a todos los lados, inquieto, tratando de buscar una salida para abandonarla de una vez por todas por que se que no aguantaré toda la noche con mi hermana y mis primos, especialmente con la mirada que me lanzan mis primos cada minuto, y en verdad, es insoportable y muchas veces pienso en meterles una buena bombarda para que se les vaya esa mirada tonta e idiota.

Después de casi 5 minutos de llegar, me arreglé levemente el moño y me diriji a mi hermana. -Así que.. quieres que me largue nada más ya o ¿prefieres que me quede otro rato contigo, hermanita? Recalco y elevo muchas veces la voz cuando digo hermanita y vuelvo a mirar a todos los lados, muy distraído, en busca de una salida segura para librarme de mi familia.

El famoso baile... Era cierto que me interesaba y me hacía feliz ir con alguien tan agradable y amable como Atlas Avery, mas, algo me decía que más de un problema iba a existir en aquel acontecimiento. Aquellos pensamientos un tanto pesimistas me hicieron suspirar y cerrar mis ojos para relajarme. Desde hace ya horas estaba duchada, peinada y maquillada, lo único que faltaba era lograr, de una vez por todas, abrocharme mi famoso vestido, era lindo, pero yo no soy de las que van por la vida, arregladas al máximo para imponer más clase, mi estilo era más natural y relajado. Con mucho esfuerzo, logré abrochar mi vestido; di otro suspiro, me había cansado y aparte relajado por el hecho de que por fin logre mi pequeño objetivo. Me miré una última vez al espejo para comprobar que todo estaba en orden, sonreí al ver mi peinado delicadamente hecho por mi mejor amiga, quien sabía que no era conocida por andar con peinaditos por los pasillos de Howgarts y que ni siquiera, los sabía hacer. Di media vuelta viendo mi habitación vacía, todas las chicas que compartían la habitación conmigo se habían marchado ya, por supuesto que en un día tan importante mi impuntualidad no se haría ausente.

Salí despacio de mi sala común y con lo que primero me encuentro es a Atlas, muy arreglado y formal quien lo primero que acotó fue lo hermosa que me veía, según él. Me sonrojé, puesto que yo no me sentía de esa manera —Gracias, aunque me siento algo extraña— Respondí mientras me miraba con la cabeza gacha. Sé que mi comentario no tenía no principio ni fin, pero así me sentía. Volví a mirar a Atlas y al instante sonreí —Que guapo te ves— Dije honestamente, trataba de reflejar lo feliz que me sentía con él, era un buen amigo. Recibí su flor encantada, lo que me confirmaba que no me había equivocado al decirle que sí a tal chico tan sencillo pero atento. Lamentablemente, a lo que me decía sólo respondí con gestos, parte de mi no estaba del todo concentrada a lo que me rodeaba.

Bajé con calma al lado de mi amigo, no estaba nerviosa, quizás un poco ansiosa por ese mal presentimiento que tenía... pero bueno, traté de olvidarme de ello por ahora. Al entrar vi a cantidades de gente bailando, comiendo y tomando en la zona de aperitivos, me hacia feliz ver tanto entusiasmo en los alumnos, por lo que no pude evitar una gran sonrisa, saludábamos a nuestros amigos y conocidos, quienes disfrutaban de tan bella velada. Pero aquella felicidad y leve tranquilidad se esfumó al ver a Orion mirando a Igor de una manera despectiva —Atlas, espérame aquí, ya vengo— Caminé en dirección a Igor, quien afortunadamente no se encontraba solo, estaba con Harfang, lo que me relajó un poco, de todas formas ya me había alejado de Atlas, así que seguí avanzando. Al estar ya al lado de Igor le tome el brazo regalándole una sonrisa amable —Hola Igor, Estamos con Atlas cerca de los aperitivos ¿les gustaría acompañarnos? — De la misma forma me dirigí a Hanfrang, quien consideraba a alguien digno de mi admiración, siempre tan amable y atento con todo el mundo. Miré en dirección a Orion y a Walburga junto a los otros a quienes, sinceramente, no presté mucha atención, haciendo un gesto con la cabeza como saludo, no me apetecía decirles "Espero que tengan una hermosa velada" Porque prefería quedar como una chica sin modales antes de ser hipócrita. Mientras me disponía a caminar, esperando que mis dos amigos me siguieran, Orion perduró en mi cabeza y la conversación que tuvimos aquella noche, junto a ello, recordé el favor que le pedí a Charlus y a Septimus, luego hablaría con ellos si es que los jóvenes no se acercaban a mi antes.

Atuendo:

Miró hacia un costado, encontrándose con el poco agraciado rostro del Black. Sonrió de lado, divertido por cómo éste lo observaba, la verdad es que no había nada más insignificante para él que un cruce de palabras con ese sujeto. Una mano en el hombro le indicó que Fang había llegado ya al baile. No podía ser más que él quien se aparecía de esa manera.

- ¿Es demasiado para un Slytherin no amargarse? - acotó luego del comentario de Fang, riendo y asintiendo ya olvidándose de la presencia de Orion - Estoy bien, mejor que nunca ¿Tu? - contestó dándole una palmada en un costado a modo de saludo y apartándose unos pasos del otro sujeto que marchitaba el ambiente con su presencia.

Una mirada cortó el aire, se sentía observado. Miró a su alrededor para encontrarse con los fríos ojos de Malfoy. Mantuvo la mirada hasta que el momento terminó. Si se ponía a pensar, mirarse no era más que cierto instinto animal de desagrado natural, algo que no debería estar ya en un ser pensante. Pero impulsos eran impulsos. Y sobre impulsos... la voz de Gretta pareció surgir de la nada a su lado. Tomó su brazo con suavidad y la miró a los ojos. Se veía hermosa. Siempre se veía bonita, día a día, y cuando se arreglaba simplemente brillaba en medio de la multitud.

- ¿Cómo negarme a un ángel? Te ves preciosa, Gretta - dijo con tranquilidad. No era la primera vez que le decía que era bonita, pero en esta ocasión su voz sonó diferente, más sincero de lo habitual. Al verla le pareció como si estuviera pensando en algo importante. Miró a Orion de reojo, pero ignoró aquello, ya que podía ser sólo su imaginación. Se dejó guiar a donde su amiga lo llevara. Había bastante gente y comenzaba a notar que eso tal vez no le agradaba tanto. De pequeños las fiestas eran divertidas, familiares, pero ahora todo tenía cierto aire adulto que le resultaba extraño. - ¿Hace mucho llegaron al baile? - preguntó a la bonita Gryffindor que lo acompañaba, viendo sus ojos claros. Sonrió sin apartar la mirada. Nuevamente, resplandecía entre todas, no lo dudaba. No estaba dispuesto a ocultar sus intenciones.