Let's rewind. | Lucinda

por **Grace L. Winters** Vie Abr 26, 2013 10:35 am

Sentirse algo alicaída no cambiaba ni un poquito el hecho de querer que Lucinda se despertase cuanto antes para poder lanzarle preguntas emocionada. Se moría de ganas por que le contase con detalle cómo había ido el baile.
Intentó esperar despierta, pero a eso de las once se entregó a los brazos de Morfeo sin poderlo evitar.
Se había sentido un poco mal cuando nadie le preguntó si quería asistir al baile con ella. Prefería, no obstante, decir que se había encontrado enferma desde un par de días antes del baile.
Le hacía ilusión poder llevar uno de los vestidos que tenía en su baúl. Especialmente el que tenía reservado para la ocasión.
Ahora el azul de la satinada tela parecía triste. La prenda miraba con reproche desde el armario.
Era muy temprano, se había acostado demasiado pronto.
Le echó un vistazo a su compañera y seguía dormida profundamente.
Se puso a recoger el escaso desorden de su baúl -donde guardaba la ropa que no usaba a diario- hasta que se cansó. Entonces quedaba la última prenda muggle por guardar. El vestido. Se sentó en la cama y miró un largo rato al vestido colgado frente a ella. Inclinó la cabeza hacia su hombro derecho. Era realmente bonito. Sonrió al recordar la primera vez que lo usó. Se lo regaló su madre para que pudiera vestirlo en una ópera a la que tuvieron oportunidad de asistir las dos el año pasado.

Algo se removió entre las sábanas de la cama de al lado. Ignoró el vestido, que se quedaría colgado un rato más, para ir corriendo a la cama de Lucinda. Se sentó de rodillas mientras la miraba con los grandes ojos abiertos como platos mientras esperaba a que ella abriera los suyos.

por **Lucinda Scalovix** Mar Abr 30, 2013 5:18 pm

No tenía ganas de despertar. Anoche se había quedado pensando en el baile y en todo lo que había visto en el. Dichas imágenes no le gustaban, no, para nada, y aún así no podía evitar volver a ellas una y otra vez. ¿Y si ella se transformaba en la culpable de la desdicha de Abraxas? ¿Qué pasaría si él estaba enamorado de aquella chica rubia? ¿Qué haría ella con aquel conocimiento que parecía ser tan determinante para su futuro? Esas preguntas vagaban en la cabeza de Lucinda a medida la noche avanzaba y no la quería dejar dormir.

Sin embargo, y sin saber a qué hora con exactitud, se durmió. Su sueño fue tranquilo, sin imágenes ni visiones que lo alteraran. Poco a poco fue notando que su dormir se alejaba. Sus sentidos se fueron preparando para un nuevo día, y así como si el sol hubiese llegado a su rostro recién en ese momento, Lucinda abrió los ojos para encontrarse de lleno con la mirada de Grace sobre ella. Por un instante se sobresaltó-. Grace- dijo el nombre de su amiga y corrió un poco la sábana hacia abajo. La habitación estaba calurosa, y el sol daba con fuerza a través del vidrio hasta el rostro de Lucinda. La noche anterior había olvidad correr los doseles de su cama-. ¿Cómo estás?- preguntó de inmediato con preocupación. Sabía que su amiga había faltado al baile por estar un poco delicada de salud, y aquello era una lástima, pues sabía que había estado muy ilusionada de poder ir-. ¿Cómo dormiste? ¿Te sientes mejor?- cuestionó acomodándose en la cama y sentándose en ella. Se giró para acomodar la almohada en el respaldo y pudo ver el hermoso vestido que Grace había elegido y no había podido usar. Desvió su mirada a Grace y dijo-. Nadie llevaba un vestido tan lindo como ese, así que podrás llevarlo para el próximo baile- y en sus labios se dibujó una sonrisa, la cual buscaba infundir ánimo en Grace. A ninguna chica le gustaba perderse un baile.

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