This isn't funny [Cygnus]

Una cabellera roja se ondulaba por el aire, unos pasos bastante fuertes hacen eco por las mazmorras rumbo al salón de pociones, donde los calderos descansan y alguien la espera o eso creía ella y la verdad es que si la hacían esperar, daría a conocer su enojo por la impuntualidad. Se le veía realmente enojada aun que nadie sabía si era por haber bajado puntos en esa clase o por que sabía de quien se trataba el que le daría "clases extras", no se trataba de un maestro, que hubiera sido lo mejor para la pelirroja, no, esta vez se trataba del mejor de la clase, Cygnus Black. El solo escuchar el apellido a Dolly se le erizaba la piel y no por miedo, simplemente le repugnaba tener que relacionarse tanto con un slytherin como él.

Hace días la chica había experimentado la escena más vergonzosa de su vida, había asistido a la clase de pociones con la idea de no poner ni un mínimo de atención y obviamente el profesor se la cobró, ella llevaba una revista que solo hablaba de Quidditch, tenía imágenes de la mejor calidad y se podía ver como los chicos pasaban con sus escobas una y otra vez mientras tu podías leer con tranquilidad la información que estaba al pie de la foto. Dolly ignoraba el "Pts pts" de su compañera de mesa y se vio sorprendida por el maestro detrás de ella con aire de enojado y una cara que ni el se aguantaba. Le quito la revista obviamente y la puso a hacer una poción contra el salpullido de hipogrifo, poción que ella no sabía pues no puso ni una pizca de atención, quedo como tonta frente a toda la clase que compartía con Ravenclwa y Slytherin y el maestro dirigiéndose con cierto aire de superioridad a Cygnus le dijo que le enseñaría como se hace, puso el día y la "hora" que fue más un "después de clase" y ahora Dolly se encontraba fuera del aula.

Su mano se poso en la vieja madera de la puerta y con un suspiro la empujo con fuerza para que se abriera y poder entrar al salón que por las siguientes horas sería su infierno. Acomodó su cabello a los lados, aliso su uniforme y camino hacia cualquiera de las bancas, daba igual para ella, todas estaban desocupadas. Azotó el pequeño libro de cuero negro, algo usado a la mesa y se sentó con los brazos cruzados a su pecho viendo fijamente al chico que ya encontraba ahí, en la mesa principal del profesor. Le miro con los ojos entrecerrados como diciendo "No eres mi profesor" y se quedo ahí esperando a que él se acercara pues ella no lo haría, a menos no por que ella quisiera.

Impuntualidad. Odiaba la impuntualidad, el tiempo era valioso, era oro y yo estaba desperdiciando mi valioso tiempo esperando a nada más y nada menos que a una Weasley, ordinaria como ella sola. Que ella fuera una pobretona sin futuro, no significaba que podía hacer que yo desperdiciara mi tiempo. El solo pensar todas las paginas que ya tendría leídas; del nuevo libro de artes oscuras que mi padre me había entregado; me daba coraje. Tenía tantos hechizos nuevos por aprender, tácticas que poner en práctica y estaba aquí, esperando a una ordinaria que no sabía nada de pociones. Era patético, pero por obvias razones no podía desairar al profesor. Por algo era el favorito de la clase, no solamente por ser excelente en pociones, si no por darle gusto al viejo. Era un Black, y no un Black cualquiera, era el primogénito. El ejemplo a seguir de mis hermanos y de uno que otro primo idiota que tenia.

Camine alrededor del salón contando los largos segundos que pasaban y la ordinaria no llegaba. Me gustaba la soledad, era algo sabido por todos; pero la ansiedad de estar esperando a alguien carcomía mi paciencia. Era extraño estar en un aula sin el alboroto de mis estúpidos compañeros. Sin todo el chisme que había todos los días, pero a la vez era gratificante y acogedor. Lo disfrutaría más en cualquier otro momento, pero ahora solamente me estresaba. Desesperado me senté detrás del escritorio del profesor, la silla no era tan cómoda como las de mi sala común, o mi casa. Pero era esto lo que debía hacer, ya que sería el profesor al menos por esta hora. Me senté con esa aristocracia que tenía en las venas desde generaciones atrás, y lentamente comencé a posar mis dedos sobre la mesa; uno tras otro hasta que por fin llego la pobretona.

Y todavía se hacia la digna la muy insolente. Azotando su libro viejo y maltratado; probablemente lo había heredado de su tatarabuelo. Y me veía con un ceño fruncido que solamente logro sacar media sonrisa de mi rostro. –Veinte puntos menos para Gryffindor por la impuntualidad. – Dije mirándola con burla. – Deberías tener más cuidado con las reliquias familiares Weasley, estoy seguro que tu padre querrá que el libro viejo que aventaste lo ocupen tus nietos.

Abrí mi libro con cuidado, como cada vez que abría uno. Con respeto y admiración. Amaba los libros y eran algo que todos debían respetar, pero no podía esperar mucho de un Weasley, ya eran traidores de sangre. Era obvio que no sabían lo valioso de las cosas. –Pagina 65. – Susurre sin mirarla a los ojos. – ¿Si sabes que primero están indicados los ingredientes y después la realización de la poción? ¿O también debo explicarte paso a paso? – dije al momento de recostarme en la silla con las manos cruzadas.

La leona entrecerró los ojos viendo mal hacía el joven Slytherin pues no le causo nada de gracias que le restará puntos a su casa, el no era un maestro para hacer eso, aparte no llegó tan tarde. Una sonrisa paso por los labios de la chica al pensar que los Black eran una alzados y exagerados, exageraban todo hasta su "buena" reputación, que era más falsa que decir que in basilisco no te mataría si le veías a los ojos.

Para el colmo, su siguiente "broma" hizo que la pelirroja se enojara aun más levantadose de la mesa y aventando hacia el chico uno de los ingredientes de la mesa, olvidados por algún alumno que seguro hizo de su poción un desastre, se trataba de una vaya morada y grande. Sonrió ante aquello y se recargo sobre la mesa viendo al chico -No te metas con mi familia, Black!- no podía defenderse de otra forma ante lo que dijo por que seguro que aun que sea sus hijos si utilizarían ese libro.

Bufó por lo bajo y se volvió a sentar ahora más enojada y abrió el libro en la pagina que había dicho, se recargó sobre la mesa viendo la hoja con aire aburrido y volteando a ver al chico sin mover su cuerpo, solo los ojos -Ni que fuera una Black como para no saber eso- tomó "venganza" por lo que dijo de su familia, esta vez resaltando lo bobas que podían llegar a ser sus primas o tías. Dolly en lo personal pensaba que las chicas Black eran más belleza que inteligencia, al igual que los chicos pero en está ocasión no podía decir nada de estos últimos pues era un Black el que lastimosamente le enseñaría -¿Si sabes como enseñar? ¿o tus "grandiosas" pociones solo se tratan de trampas?- le miró con una sonrisa divertida en su cara y una ceja alzada disfrutando de burlarse de él.