Look into my eyes, it's where my demons hide. {Adam}

Adam Wisniewski

Ya cuando era niño, era diferente, no sobrehumano, ni único, simplemente diferente a su entorno: le rodeaba una densa oscuridad donde unas cuantas luces iluminaban, pero él deslumbraba. Siempre sonreía con esa perfecta hilera de vistosos y blancos dientes que desde que le salieron tras los de leche ha tenido. Su corazón era más grande que su pecho y tenía un extraño don para el hablar y el saber estar que muy pocas veces un niño posee. Su creatividad no conocía fronteras y aniquilaba los límites, cualquier cosa, animal y persona podía ser su musa, su excusa para desenvolver su imaginación hasta límites insospechados. Desde pequeño su imaginación le ayudaba vivir, a ser capaz de seguir adelante, creando otros mundos, otros universos, millones de imágenes que retratar en los mil y un cuadernos que tuvo. Él era una estrella entre luces; una estrella que perdió su luz.

Podría haber sido así siempre, madurar y seguir sonriendo, pero la vida no es un camino de rosas y ni siquiera la más fuerte de las voluntades es capaz de superar todos los obstáculos que se le imponen. Los diferentes sucesos y momentos que componen su vida le han llevado a ser una persona reservada, que tiende poco a mostrar sus sentimientos y a dejarse realmente conocer. Se esconde tras esa parte suya con un magistral saber estar y habilidad para evadir sin molestar ni herir. De palabras justas, ni demasiadas, ni menos. Con una sutil simpatía, llena de perspicacia y elocuencia.

Por otro lado, tiene un claro sentido moral y una ética bastante “innovadora”, manteniendo la nostalgia de esas luces de genio que quien sabe, quizás permanezcan dentro de él. Es por esto último que tiene un concepto de justicia que quizás toda la sociedad debería tener, basándose en la tolerancia y la honestidad. Por eso mismo no dudará en defender a quien le parezca correcto. Es el neutral entre los neutrales; honestidad inmaculada pero cauta; precavido como el que más.

Otros aspectos que le caracterizan es un extremo detallismo con aquellos a quienes verdaderamente aprecia, intenta que esa persona recuerde que no es otra más, que es ella misma, y que no importa que el mundo no sepa cuan especial es si él ya lo sabe. A esto hay que añadir que es extremadamente empático, analiza a la gente sin querer y por alguna razón que siquiera yo sé explicar, es capaz de diferenciar y captar en la mayoría de las ocasiones las emociones y la forma de ser de los demás; aunque claro, todo humano se equivoca.

Es alguien que no perdona, ni odia, simplemente lo deja estar hasta que su interior se estabilice y sepa como volver a mirarte. Quizás no te vuelva a hablar, quizás sí pero no como recordabas, sea como sea respeta su decisión, tanto como él respeta tu dignidad. Esto demuestra su gran madurez y la clara visión que tiene de las cosas.

También cabría señalar que es extremadamente perfeccionista consigo mismo y que mientras esté concentrado es mejor no molestarle; sus enfados no son de armar jaleo ni herir, sino de callarse, dejar lo que esté haciendo e irse, u obligarte a que te marches… Aunque algunos dicen que tanto guardar no es bueno, y cierto es, ya que aunque parezca que tiene una paciencia bendita, ilimitada, por ahí se esconde un temperamento que es mejor no conocer.

Simplemente se puede definir a Adam con cinco palabras: perseverancia, madurez, fuerza, coraje y voluntad.

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