Las campanas marcan las doce | Sept

Me levante un poco desanimada y en realidad no quería ir a clases pero no podía faltar ya que era importante terminar bien este año escolar. Durante la clase vi de reojo varias veces a Septimus pero me concentre mas en mi compañero de clase ya que no podía andar con miraditas y mas si estaba siendo vigilada ya que muchos dudaban de mi actitud y lo mencionaban como extraño "Que te pasa Ella? ya no eres la misma" me repetían todos casi todos los días y yo tenia que negarlo por completo.

Estaba comiendo un poco durante la hora del almuerzo en el gran comedor cuando vi a Septimus entrar acompañado de sus amigos, lo mire por un momento y luego desvié mi mirada me había prohibido a mi misma mirarlo mas de cinco segundos ya que era débil ante su mirada. Mire mi plato y luego a mis amigas fingiendo que las escuchaba pero en realidad estaba atenta a sus movimientos. Termine de comer y agarre uno de mis cuadernos y empece a escribir una nota para el, tenia que hablarle y tenia que ser hoy.
Me levante con cortesía y me despedí de mis amigas diciéndoles que iba ir a leer un poco, ellas me creyeron ya que sabían que eso hacia usualmente. Al pasar por enfrente de el puse la nota en su bolsillo y seguí mi paso como si nada hubiera pasado, quite a varios con la mirada que me tapaban el paso y salí del gran comedor, esperanzada de que el asistiría, ese iba a hacer un momento a solas, momento que había esperado desde hace mucho.

Subí hasta arriba, pero no había nadie, suspire un poco decepcionada y avance hasta la baranda donde podía ver todo el campus y mas allá del bosque, sentí como el aire me sacudía el cabello y me lo enredaba un poco pero no me importaba para nada. Me apoye fuertemente de la baranda y saque mi torso de forma que podía ver mis rodillas y sentir la sangre que fluía hasta mi cabeza, cualquiera podía pensar que era una acción suicida pero aun no llegaba hasta ese punto, aun podía controlar mi triste situación y el suicidio no era mi plan.

La miró por centésima vez en un rango de quince minutos, por más que lo intentara, por más que quisiera mantener la vista fija a la explicación de su profesor, no podía, Cedrella y su delicado rostro cual camafeo lo mantenía embelesado, aquella perfecta curvatura que formaba una media sonrisa, la perfecta curvatura de la nariz y aquellos ojos achocolatados que nunca dejaban entre ver ningún sentimiento, Cedrella Black era un enigma que Septimus se moría por descubrir de manera lenta y paulatina, no quería apresurar las cosas, quería que todo fuese despacio pero seguro, cosa que no hacía con nadie, ni siquiera con amistades como la de Charlie o Gretta.

Suspiró pesadamente casi al mismo tiempo que sentía un codazo en el brazo izquierdo, para atrapar una mirada acusadora de su mejor amigo, sonrió ligeramente y volvío a centrar su mirada en la nada, demasiado enfrascado en la necesidad casi física que necesitaba de tenerle cerca, sabía que era imposible, sabía que no podía mirarla ni tres segundos antes de que su séquito comenzara a notarlo y la situación terminara en algo indeseable, no quería que eso sucediera pues significaría que quizá tendría que perderle para siempre, tragó aire y volvió a fijarse en la conversación de sus amigos, la cual era una conversación demasiado cotidiana, aunque las víctimas cambiaban y la manera de planear algo en su contra de igual manera, no podía evitar sentir una punzada de rabia a la manera en la que Minerva se expresaba de los Black, sobre todo de las mujeres dada su "falta de moral" según a lo que la castaña seguía en cuanto a convicciones se tratase, no quería que se hablara de Ella de aquella manera, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo, era sencillamente naturaleza el despotricar en contra de los Black y sus ideales además de que claro era la familia que mayor reclutas poseía y eso incluía a aquella que absorbía cada uno de sus pensamientos.

Sintió algo deslisarse por el bolsillo del pantalón y de reojo miró la perfecta silueta de su novia alejarse con paso elegante y rápido, por el pasillo del grán comedor, sin mucho interés en lo que pasaba en la mesa en aquellos momentos por lo bajo desplegó aquel pergamino pulcramente enrollado y una sonrisa asomó de sus labios "Veme en el campanario a las 12:00" no poseía remitente ni mucho menos destinatario, pero aquello no impidió la emoción que sentía el joven al tener la posibilidad de verle de nuevo, necesitaba tenerle cerca de nueva cuenta o no sabría que hacer con él.

Por esas y mil razones más en aquel momento se encontraba caminando sigilosamente hacia el campanario, con una emoción latente y la prisa necesaria de todo joven enamorado, no quería perder minutos valiosos que podía pasar a su lado, no quería dejar de verla ni un minuto menos, al llegar a su destino una sonrisa se formó en sus labios al ver la cilueta de su contraparte, se acercó de manera sigilosa mientras sentía cada vez el viento golpear con mayor rapidéz su rostro y ropaje, sus brazos se acomodarón alrededor de la cintura de la serpiente y su barbilla encontró base en el hombro de la joven — Buenas noches, Ella — murmuró suavemente en su oído mientras la abrazaba aún más contra sí — Te he extrañado demasiado — articuló en un murmuro casí inaudible, pues si no hubiera sido por la cercanía de los labios del Gryffindor contra el oido de la joven, no se hubiera escuchado palabra alguna.

Levante mi vista y vi nuevamente el gran horizonte, la oscura noche hacia que mi vista fuese un poco difícil de captar pero la costumbre me decía donde se ubicaba cada pedazo de naturaleza que se desplazaba ante mis ojos. El viento era un poco frió y hacia que mis músculos se encogieran un poco, mal momento para no tener un poquito mas de grasa o mejor, llevar un suéter. Me aferre mas a la baranda y podía sentir lo helada de esta pero mis ansias de verlo hacían que toda sensación de frió se esfumaran y estuviera mas persevante.

Suspire un poco rendida, ya no estaba segura si el iba a llegar, que tal si no había visto la nota? que tal si algo de mis acciones le habían molestado y se había enfadado conmigo? que tal si simplemente ya no me amaba? Mis perturbadores pensamientos hacían que el frió se sintiera mas intenso pero dentro de mi sabia que no podía especular así no mas, Septimus jamas me había dejado plantada y mucho menos si habíamos peleado siempre esperábamos arreglarlo de frente y sabia que este momento no era la excepción aunque no fuese la misma situación que antes; ahora solo era un encuentro casual donde yo moría por abrazarlo y sentir su calor.

Una tacto atrás de mi me sorprendió e hizo que me sobresaltara pero al escuchar su voz mis nervios se calmaron y sentía una sensación de alivio después de haber tenido un gran cuestionario en mi cabeza. Al escuchar sus palabras cerré mis ojos y disfrute de su voz que tenia tiempo de no escucharla; era un poco injusto mi vida, Wall tenia un prometido el cual ella no lo ama tanto como debería pero aun así ella podía tenerlo cuando quisiera y en cambio mi persona tenia que esconderse frente a los ojos de todos para no ser juzgada como traidora, según las palabras de mi equivocada familia. -Buenas noches Sept- dije entrelazando mis helados dedos con los suyos. Sonreí ante sus segundas palabras -Que hace aquí Sr. Weasley? mi novio lo mataría si se enterara que usted esta aquí tan cerca de mi- dije con una amplia sonrisa y dándome la media vuelta para poder ver su rostro y luego darle un suave beso en sus labios; algo que tenia tiempos de desearlo.