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Gran Bretaña, 1945 El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería de nueva cuenta abre sus puertas para todas aquellas mentes emocionadas y expectantes de las maravillas de un nuevo año escolar. Amigos que no se han visto desde hace tiempo, queridos profesores de caras sonrientes y exigencias de un nuevo curso escolar, todo pareciera estar perfectamente calculado, todo esta planeado y se pronostica, que aquel año escolar será uno de los más anhelados y aceptados por los estudiantes. Pero no todo es lo que parece y ciertamente el plan de cierto grupo de estudiantes no es precisamente pasar sus últimos años en el colegio de manera pacífica, ellos quieren causar un cambio, quieren una revolución, quieren iniciar la diferencia en su mundo y no precisamente de la manera correcta ni por los motivos idóneos. Tom Riddle extrañamente comienza a mostrar maneras mucho más encantadoras que las del extraño chico que se conoció de primer a quinto curso, se le nota más seguro, constante y decido, sus palabras suaves como el susurro de una serpiente han comenzado a cautivar a la casa de Slytherin, prometiendo poderes y riquezas inimaginables sencillamente por participar como bulto en su movimiento revolucionario, la prudencia nunca se ha dado con las serpientes y cuando el poder se menciona y la pureza de una casta sale a relucir, casi nadie está dispuesto a negarse.
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Atlas J. Avery- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Let start the party
Ravenclaws Sala común Cálido Al caer la noche |
Habíamos planeado esta fiesta desde hace varios años. Yo en especial amaba las fiestas de la casa en la que me había tocado, Ravenclaw, era una nueva oportunidad de conocer gente, sobre todo de primer grado y esta fiesta en particular era, para gente de ultimo grado, nuestra ultima fiesta de bienvenida de año y es por eso que nos esforzábamos tanto en crearla y en que fuera única para que se recordara por mucho tiempo, personalmente la recordaría por siempre, de hecho las seis fiestas anteriores aun las atesoraba en mi mente y en mi corazón. Estaba bastante emocionada por este año, por que sería el ultimo y por fin me dejarían de molestar tanto, aun que eso me hacía bien pues me prepara para lo que era la vida fuera del colegio, la vida de adultos. Todos siempre molestándose mutuamente sin césar, era como el hobbie favorito de los adultos, o tal vez así se sentían mejor por tener una vida tan aburrida, por que a mi parecer todos los adultos se veían tan aburridos...menos mi padre, él siempre tenía una sonrisa para ofrecer y parecía un niño como yo, en el fondo, quizá, eso es lo que era, un niño.
Todo estaba completamente listo, todos habíamos puesto de nuestra parte que que esta fiesta azul fuera un éxito o eso esperábamos. Subí a mi habitación, la cual compartía con otras dos chicas del mismo curso pero en este momento ninguna de las dos estaba, tal vez seguían preparando los últimos detalles. Me senté en la cama viendo al frente y sonreí. Que irónico era todo esto, nuestra primera fiesta organizada por nosotros, la primera fiesta del año pero la ultima a la vez, esto era todo, no habría más, luego de esta noche nos dedicaríamos a los estudios. Una risita salió de mi boca y aplaudí un par de veces para ponerme en marcha, me paré de aquella cama y fui mi baúl para sacar un lindo vestido beige de terciopelo que mi madre me había comprado, entusiasmada también por la fiesta de la que tanto le había contado. Tenía mangas largas que se iban haciendo más anchas conforme se acercaba a la mano, era pegado al cuerpo pero con volumen a los pies y en todas las orillas se podía ver un listón dorado. Me peiné mi largo cabello rubio en una trenza de lado y puse un listón en mi cabeza como tiara o algo parecido.
Una vez lista, baje dando pequeños saltos las escaleras que daban a la sala común, llevaba mi varita metida entre la trenza solo para no olvidarle y por si la necesitaba para cualquier cosa, mordí mi labio y acto seguido sonreí a los que ya estaban en la sala común conviviendo, no eran muchos pero ya se podía ver gente, saludé a unos cuantos con una reverencia como si de la época medieval se tratará, esto me daba un poco de risa así que me reía de mis propios actos y me detenía al ver la cara de la gente. Torcí la boca y me dirigí a donde estaban las bebidas, miré con atención y me perdí algunos segundos en una de ellas, parecía que varios insectos diminutos iban hacia ella, fruncí el ceño y negué cogiendo otra y dándole un trago, cerveza de mantequilla, sonreí cerrando los ojos para disfrutar del sabor tan peculiar y al abrirlos camine hacia otro lado para no estorbar a quienes querían su bebida también, pero en mi intento de huida y al dar la vuelta para alejarme choqué contra un chico de mi grado, haciendo que las bebidas tambalearán peligrosamente en nuestras manos hasta caer a nuestros pies -Upps- mencioné viendo ambos vasos en el suelo y la bebida un poco derramada en nuestra ropa, levanté la mirada lentamente y algo sonrojada -Lo siento, Atlas... en mi rostro se leía la culpa de haber estropeado tan rápido nuestra vestimenta y al haber tirado su bebida. Di un suspiro y mordí mi labio inferior bastante apenada por aquél hecho.
Todo estaba completamente listo, todos habíamos puesto de nuestra parte que que esta fiesta azul fuera un éxito o eso esperábamos. Subí a mi habitación, la cual compartía con otras dos chicas del mismo curso pero en este momento ninguna de las dos estaba, tal vez seguían preparando los últimos detalles. Me senté en la cama viendo al frente y sonreí. Que irónico era todo esto, nuestra primera fiesta organizada por nosotros, la primera fiesta del año pero la ultima a la vez, esto era todo, no habría más, luego de esta noche nos dedicaríamos a los estudios. Una risita salió de mi boca y aplaudí un par de veces para ponerme en marcha, me paré de aquella cama y fui mi baúl para sacar un lindo vestido beige de terciopelo que mi madre me había comprado, entusiasmada también por la fiesta de la que tanto le había contado. Tenía mangas largas que se iban haciendo más anchas conforme se acercaba a la mano, era pegado al cuerpo pero con volumen a los pies y en todas las orillas se podía ver un listón dorado. Me peiné mi largo cabello rubio en una trenza de lado y puse un listón en mi cabeza como tiara o algo parecido.
Una vez lista, baje dando pequeños saltos las escaleras que daban a la sala común, llevaba mi varita metida entre la trenza solo para no olvidarle y por si la necesitaba para cualquier cosa, mordí mi labio y acto seguido sonreí a los que ya estaban en la sala común conviviendo, no eran muchos pero ya se podía ver gente, saludé a unos cuantos con una reverencia como si de la época medieval se tratará, esto me daba un poco de risa así que me reía de mis propios actos y me detenía al ver la cara de la gente. Torcí la boca y me dirigí a donde estaban las bebidas, miré con atención y me perdí algunos segundos en una de ellas, parecía que varios insectos diminutos iban hacia ella, fruncí el ceño y negué cogiendo otra y dándole un trago, cerveza de mantequilla, sonreí cerrando los ojos para disfrutar del sabor tan peculiar y al abrirlos camine hacia otro lado para no estorbar a quienes querían su bebida también, pero en mi intento de huida y al dar la vuelta para alejarme choqué contra un chico de mi grado, haciendo que las bebidas tambalearán peligrosamente en nuestras manos hasta caer a nuestros pies -Upps- mencioné viendo ambos vasos en el suelo y la bebida un poco derramada en nuestra ropa, levanté la mirada lentamente y algo sonrojada -Lo siento, Atlas... en mi rostro se leía la culpa de haber estropeado tan rápido nuestra vestimenta y al haber tirado su bebida. Di un suspiro y mordí mi labio inferior bastante apenada por aquél hecho.
Sky Lovegood- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
let's start the party
al caer la noche | sc ravenclaw | todos los ravens
Un minuto de silencio por la primera fiesta del año. La casa azul era la que se componía de los estudiantes más aplicados, inteligentes y sabios, nadie imagina que son la primera casa, los primeros alumnos en iniciar la primera fiesta del año, exclusiva para ellos y sus compañeros. Todos los cursos y edades se presentaban allí para disfrutar de la preparación de la fiesta más espléndida, otorgada por los de séptimo año. Era probable que gran parte de las personas, en especial los de primer año, se sintieran terriblemente intimidados por ese hecho.
La morena recordaba su primera fiesta en Hogwarts, con tan solo once años, aún un poco asustada por el hecho de entrar en un lugar nuevo y tener que lidiar con las miradas de los seis cursos que tenía por encima suya. Ahora, en su quinto año, la fiesta se había vuelto una rutina y nada ya le preocupaba. Tenía ganas de conocer a los pequeños de la casa, de hablar con los amigos de siempre y de encontrarse con personas que conocía solo de vista. Aunque daba por hecho que la mayoría de los participantes en una fiesta común iban allí para divertirse, emborracharse y olvidarse de todo al día siguiente, ella no creía que con sus compañeros de casa fuera a ocurrir lo mismo.
Ravenclaw se caracterizaba no tan solo por su inteligencia en cuanto a los estudios, seres vivaces y complicados de engañar, si no también había podido observar que eran una casa que abundaban de personas que sabían apreciar el valor de una conversación. En su caso, así era. Hablar con una persona suponía el hecho de saber que vas a volver a encontrartela y poder seguir con los temas que no se habían zanjado en una conversación anterior. De esa manera, surge la amistad. La muchacha nunca había podido entender el por qué de hablar con alguien para a la mañana siguiente no acordarte de nada a causa del exceso de alcohol consumido.
Entró en la sala común. Había poca gente, y la poca que había eran la mayoría de séptimo año. Se sintió demasiado puntual y un poco intimidada. A lo mejor había llegado demasiado pronto. A lo mejor los demás llegaban tarde. Lanzó un suspiro y se adecentó el uniforme para luego subir hasta sus habitaciones. Sus compañeras de cuarto aún no se encontraban por allí, así que estaba sola. Cogió su vestido negro de manga corta que había comprado para lo ocasión. Como cada año, su madre sabía la ilusión que llevaba su hija encima por la fiesta de los Ravenclaws, por lo que acompañarla a buscar algo decente de vestido era su pasatiempo favorito.
Coral se dirigió al espejo y se peinó el pelo que se había alisado para el primer día y sobretodo, para la fiesta de la noche. Se sonrió a su propio reflejo delante del espejo y bajó hacia la fiesta en si. Sin siquiera darse cuenta y como si de un crimen se tratara, un charco de bebida se posó delante de ella. Como era de esperar, la chica ni siquiera se fijó, por lo que el suelo resbaladizo le obligó a tambalearse. Solo tuvo la opción de agarrarse en el hombro de una chica que estaba por allí cerca para no caer al suelo.
- Dios mío. - suspiró cuando ya estuvo más equilibrada.
Soltó un suspiro, aliviada y levantó la mirada al ver a la muchacha con la que se había apoyado. La conocía de vista, pero no recordaba su nombre. Eso implicaba o bien que no era nadie importante a quién recordar, o bien que ni siquiera la conocía. Optó por decantarse por la segunda opción, así que con un movimiento rápido quitó su mano del hombro de la contraria.
- Lo siento. Es que me he resbalado con la bebida y... Bueno, era para no caerme al suelo... Ah... - Coral se dio cuenta de que no estaba funcionando demasiado bien. Se mordió el labio inferior y alargó la mano con una sonrisa. - Coral Faith. Lo siento, de nuevo. -dijo un poco nerviosa.
Luego se percató de la presencia masculina delante de la chica y le saludó con un movimiento de cabeza, pues que ella supiera, a él no tenía que pedirle perdón para nada.
La morena recordaba su primera fiesta en Hogwarts, con tan solo once años, aún un poco asustada por el hecho de entrar en un lugar nuevo y tener que lidiar con las miradas de los seis cursos que tenía por encima suya. Ahora, en su quinto año, la fiesta se había vuelto una rutina y nada ya le preocupaba. Tenía ganas de conocer a los pequeños de la casa, de hablar con los amigos de siempre y de encontrarse con personas que conocía solo de vista. Aunque daba por hecho que la mayoría de los participantes en una fiesta común iban allí para divertirse, emborracharse y olvidarse de todo al día siguiente, ella no creía que con sus compañeros de casa fuera a ocurrir lo mismo.
Ravenclaw se caracterizaba no tan solo por su inteligencia en cuanto a los estudios, seres vivaces y complicados de engañar, si no también había podido observar que eran una casa que abundaban de personas que sabían apreciar el valor de una conversación. En su caso, así era. Hablar con una persona suponía el hecho de saber que vas a volver a encontrartela y poder seguir con los temas que no se habían zanjado en una conversación anterior. De esa manera, surge la amistad. La muchacha nunca había podido entender el por qué de hablar con alguien para a la mañana siguiente no acordarte de nada a causa del exceso de alcohol consumido.
Entró en la sala común. Había poca gente, y la poca que había eran la mayoría de séptimo año. Se sintió demasiado puntual y un poco intimidada. A lo mejor había llegado demasiado pronto. A lo mejor los demás llegaban tarde. Lanzó un suspiro y se adecentó el uniforme para luego subir hasta sus habitaciones. Sus compañeras de cuarto aún no se encontraban por allí, así que estaba sola. Cogió su vestido negro de manga corta que había comprado para lo ocasión. Como cada año, su madre sabía la ilusión que llevaba su hija encima por la fiesta de los Ravenclaws, por lo que acompañarla a buscar algo decente de vestido era su pasatiempo favorito.
Coral se dirigió al espejo y se peinó el pelo que se había alisado para el primer día y sobretodo, para la fiesta de la noche. Se sonrió a su propio reflejo delante del espejo y bajó hacia la fiesta en si. Sin siquiera darse cuenta y como si de un crimen se tratara, un charco de bebida se posó delante de ella. Como era de esperar, la chica ni siquiera se fijó, por lo que el suelo resbaladizo le obligó a tambalearse. Solo tuvo la opción de agarrarse en el hombro de una chica que estaba por allí cerca para no caer al suelo.
- Dios mío. - suspiró cuando ya estuvo más equilibrada.
Soltó un suspiro, aliviada y levantó la mirada al ver a la muchacha con la que se había apoyado. La conocía de vista, pero no recordaba su nombre. Eso implicaba o bien que no era nadie importante a quién recordar, o bien que ni siquiera la conocía. Optó por decantarse por la segunda opción, así que con un movimiento rápido quitó su mano del hombro de la contraria.
- Lo siento. Es que me he resbalado con la bebida y... Bueno, era para no caerme al suelo... Ah... - Coral se dio cuenta de que no estaba funcionando demasiado bien. Se mordió el labio inferior y alargó la mano con una sonrisa. - Coral Faith. Lo siento, de nuevo. -dijo un poco nerviosa.
Luego se percató de la presencia masculina delante de la chica y le saludó con un movimiento de cabeza, pues que ella supiera, a él no tenía que pedirle perdón para nada.
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Coral E. Faith- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
- off:
Aprovecho para meterme porque pone para todos los Ravenclaw y porque Coral me invitó(?)
Por eso cuando entró a la sala común llevaba en la mano un libro.
Tras haber conseguido resolver el acertijo entró y se quedó helada con el panorama.
- Oh, vaya -había olvidado por completo la fiesta.
Se encontraba ante algunos alumnos de séptimo encargados de la decoración y preparación de esta. Gente de otros cursos estaba ayudando.
Grace se sonrojó. Se sentía avergonzada por no haber ayudado, pero lo olvidó por completo.
Caminó deprisa a través de la sala para subir a su habitación.
Dejó el libro encima de la cama y abrió su baúl para consultar sus vestidos.
Ladeó la cabeza y torció el gesto.
El azul lo tenía reservado por si al final iba al baile de Hogwarts. El de lunares, también azules, era algo más informal. Pero de repente se dio cuenta de que había traído consigo su precioso vestido verde de encaje.
Lo cogió rápidamente y se enfundó en él con toda la agilidad posible.
Buscó unas bailarinas planas de color negro que también había traído y recogió la leonera para no molestar a sus compañeras de habitación y se recogió el pelo en un moño bajo con algunos mechones sueltos.
Bajó casi corriendo y nada más entrar en la sala común se topó un grupito de tres personas preocupadas por una bebida que se había caído.
- Vaya, ¿puedo ayudar? -dijo preocupada mirando la mancha del suelo y del traje de dos chicos.
Grace L. Winters- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Let's start the party. |
Cayó la noche en un puf. Estaba volviendo de mi clase de Runas Antiguas, interesante pero sinceramente no soporto a los que levantan la mano para responder la pregunta del profesor nada más este ha hecho la pregunta. ¿Tantos les cuesta darles la oportunidad a los más tontuelos? Yo soy inteligente, sí, y también me sabía las respuestas de todas esas preguntas pero no alzaba la mano, chillando que me sabía la respuesta e intimidando aun más a los otros. Que son idiotas estas personas, por favor. Quería distraerme un poco saliendo afuera para jugar algo con la quaffle que me había regalado mi padre pero unos críos gritaban emocionados que había una fiesta en la Sala Común de Ravenclaw y como acto de magia, subieron casi galopando a la torre Ravenclaw. ¿Una fiesta? ¿Hecha por Ravenclaws? ¿Los Ravenclaw's que se pasan las 24 horas estudiando y nunca hacen algo divertido? Bueno pues,e so lo tengo que ver con mis propios ojos, en vivo y directo.
Corrí hacia la Sala Común, casi arrastrando mi libro de Runas Antiguas pero eso no me importaba ahora, solo me importaba llegar a la Sala Común y desear que sea cierto que están haciendo una fiesta allí. Después de mis seis años en Ravenclaw, quizás por primera vez no me aburra por una noche. Al entrar a la sala común, me sentí como en el cielo. En verdad estaba pasando una fiesta por aquí y yo ni siquiera estaba enterado, alguien perdería la cabeza pero no ahora, ahora es tiempo de festejar.. ¿que festejan? Bah, ni lo sé, ni me importa, después de todo es una fiesta. Esquivo a varias personas y subo directo a mi habitación para cambiarme y estar presentable en la fiesta.
Baje pocos minutos después con una camiseta con cuello y unos jeans apretados. Nunca pensé que llegaría a usar esta ropa algún día pero ese día llego, y no puedo creer aún que sea en Hogwarts, estando yo en Ravenclaw, además. Me acerco a la mesa y me sirvo un poco de cerveza de mantequilla. Lo llevo a mi boca y miro a todos lados, buscando una mirada conocida para poder platicar y preguntarle a quien se le ocurrió esta brillante idea, de hacer una fiesta, en la sala común, de Ravenclaw, aun no me lo creo.
Ravenclaw's. ҳ Cálido. ҳ Sala Común.
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Ilhan D. Lestrange- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Ataviada en un vestido a lunares, Lucinda bajó a cortos pero veloces pasos hasta la Sala común. Ese día era muy importante para la casa de las Águilas, pues se hacía la celebración de bienvenida al año escolar, tradición que ya llevaba años en la casa de Rowena, y que era organizada siempre por el curso que a fines de año debería abandonar Hogwarts y su mágica estancia en ese lugar. Por ello aquella fiesta, aunque siempre alegre y repleta de risas, tenía un sabor agridulce que solía bañar las últimas horas de celebración cuando los de séptimo hacían promesas y juramentos de nunca dejar de juntarse. Eran graciosos aquellos minutos para quienes nunca habían pertenecido a último curso, como había sido el caso de Lucinda desde su ingreso al colegio, pues salían los secretos a relucir, aquellas cosas que en seis años nunca se habían dicho y que entonces volaban con facilidad de la boca de los más grades de la casa. Percepciones, engaños, bromas gastadas cuyo autor solo reconocía ese día, bajo la influencia de la nostalgia. Algunos episodios había terminado en golpes seguidos de abrazos, y unos otros en cachetadas que terminaban en besos. El año pasado no más en aquella fiesta una pareja se había declarado frente a todos los presentes. Durante la graduación seguían juntos.
- ¡Qué lindo todo!- exclamó Lucinda nada más llegar al primer piso. Llevaba una cartera de la cual sobresalían unos papeles, y rápidamente fue entregando un sobre a cada uno de los chicos de Séptimo que ahí habían, incluso a aquellos a quienes no conocía tanto. Admiró la sala común dando un giro sobre sí misma y entonces escuchó un choque a su espalda. Se dio vuelta rápidamente y observó un desastre donde estaba involucrada líquido derramado y falta de equilibrio. Se acercó rápidamente y preguntó-. ¿Están bien?- mirando a Coral, una de sus principales aliadas cuando trataba de ayudar a alguien que tenía problemas. Entonces notó la enorme mancha en el traje de Atlas y dijo-. Atlitas, no llevamos ni cinco minutos de fiesta y tú ya pareces como si llevaras toda la vida celebrando- con un tono divertido y sin poder evitar soltar una risa pequeña, pero melodiosa, la cual fue oculta bajo el sonido de la música. Recordó entonces la cartera con los sobres y miró a Atlas y a Sky-. Tomen, un regalo para ustedes de parte de sexto año- comentó atrapando el brazo de Grace con el de ella-. Grace y yo lo elegimos, espero que les gusten- y le sonrió a su compañera de curso mientras esperaba que los dos chicos que estaban a sólo un año de graduarse observaran el regalo que la generación menor había comprado para ellos.
Era difícil imaginarlo, pero aún a un año de que llegara el fin de ese año escolar, ya sabría que el próximo año no sería lo mismo sin aquellos chicos que hoy daban la primera de sus despedidas. Y ese pensamiento, tan nostálgico, llevó a que abrazara por el cuello a Atlas y a Sky somo si ya se estuvieran por ir, cuando la verdad era que recién había llegado-. Los extrañaremos- dijo al separarse de ambos y volver a pararse junto a Grace frente a ellos. Nunca antes se había sentido tan emocionada con una de aquellas fiestas, pero ahora, ya en sexto año, notaba que el tiempo había pasado demasiado rápido y que más temprano que tarde sería ella misma quien se despidiera de Hogwarts. Su hogar durante todos estos años.
- ¡Qué lindo todo!- exclamó Lucinda nada más llegar al primer piso. Llevaba una cartera de la cual sobresalían unos papeles, y rápidamente fue entregando un sobre a cada uno de los chicos de Séptimo que ahí habían, incluso a aquellos a quienes no conocía tanto. Admiró la sala común dando un giro sobre sí misma y entonces escuchó un choque a su espalda. Se dio vuelta rápidamente y observó un desastre donde estaba involucrada líquido derramado y falta de equilibrio. Se acercó rápidamente y preguntó-. ¿Están bien?- mirando a Coral, una de sus principales aliadas cuando trataba de ayudar a alguien que tenía problemas. Entonces notó la enorme mancha en el traje de Atlas y dijo-. Atlitas, no llevamos ni cinco minutos de fiesta y tú ya pareces como si llevaras toda la vida celebrando- con un tono divertido y sin poder evitar soltar una risa pequeña, pero melodiosa, la cual fue oculta bajo el sonido de la música. Recordó entonces la cartera con los sobres y miró a Atlas y a Sky-. Tomen, un regalo para ustedes de parte de sexto año- comentó atrapando el brazo de Grace con el de ella-. Grace y yo lo elegimos, espero que les gusten- y le sonrió a su compañera de curso mientras esperaba que los dos chicos que estaban a sólo un año de graduarse observaran el regalo que la generación menor había comprado para ellos.
Era difícil imaginarlo, pero aún a un año de que llegara el fin de ese año escolar, ya sabría que el próximo año no sería lo mismo sin aquellos chicos que hoy daban la primera de sus despedidas. Y ese pensamiento, tan nostálgico, llevó a que abrazara por el cuello a Atlas y a Sky somo si ya se estuvieran por ir, cuando la verdad era que recién había llegado-. Los extrañaremos- dijo al separarse de ambos y volver a pararse junto a Grace frente a ellos. Nunca antes se había sentido tan emocionada con una de aquellas fiestas, pero ahora, ya en sexto año, notaba que el tiempo había pasado demasiado rápido y que más temprano que tarde sería ella misma quien se despidiera de Hogwarts. Su hogar durante todos estos años.
Lucinda Scalovix- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
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RAVENs
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Let start the party
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Se miró al espejo por última vez, de arriba a abajo, con una mueca bastante marcada en el rostro la cual se podía definir como una mezcla entre incertidumbre, sorpresa y agrado, porque le agradaba lo que veía de reflejo, y no creía que fuera ella misma, había cambiado mucho desde la primera vez que había sido parte de aquella tradición, cinco años atrás iba como una niña bastante tímida con un vestido elegido por su madre y que probablemente no le favorecía en lo absoluto y ahora podía verse ahí, sintiéndose mejor de lo que esperaba. A través del reflejo vio a algunas de sus compañeras de cuarto aún arreglándose, podía entender porqué los chicos se desesperaban tanto puesto que aquellas muchachas parecían dedicarle horas a cada retazo de piel que encontraban en su cuerpo. -Kätch, te prometo que en cinco minutos estamos listas.- le dijo una de sus compañeras, con un zapato con tacón en la mano, claramente buscando el par, y una sonrisita tonta acompañando su tono de voz, la rubia sonrió y dio un suspiro -Eso dijiste hace diez minutos, y hace otros cinco también!- rio con ellas y acomodó su cabello haciendo una media coleta, dejando que las ondas se dieran a notar, le agradaba el color del vestido que llevaba puesto, dio media vuelta para encontrarse con el alboroto de un típico cuarto de chicas antes de una fiesta y rodeó los ojos. -Las encontraré abajo, chicas.- comentó resignada y tomó el pequeño bolso negro que había dejado en su mesita de noche. Tenía puras chucherías ahí pero de algo servirían, acordó algunas cosas con las chicas y unos segundos después ya estaba bajando.
El salón era prácticamente irreconocible, por lo general era como estar en una biblioteca, en aquel cualquier otro día reinaba el olor a libros y aquella sensación cálida que se solía encontrar con aquellas personas llenas de creatividad, sin embargo aquella noche la creatividad solo servía para una cosa y era la perfección que debía tener la fiesta. -Magnífico...- dijo aún a mitad de las escaleras, nadie debió haberle escuchado pero lo decía más para sí misma. Se mordió el labio con suavidad, y dio pasos rápidos hasta la mesa donde se encontraba un pequeño grupo de chicos, Kätch solo quería algo de beber sin embargo logró divisar que habían tenido algún accidente que incluía manchas en la ropa de dos personas que reconocía por ser mayores que ella. -Podrían usar un hechizo anti-grasa, ya saben... los que quitan manchas.- comentó acercándose después de haberse servido algo de cerveza de mantequilla. Terminó por dar un leve sorbo, no quería mancharse el labio superior con este, en su bolso llevaba un pañuelo pero aquello sería más efectivo.
El salón era prácticamente irreconocible, por lo general era como estar en una biblioteca, en aquel cualquier otro día reinaba el olor a libros y aquella sensación cálida que se solía encontrar con aquellas personas llenas de creatividad, sin embargo aquella noche la creatividad solo servía para una cosa y era la perfección que debía tener la fiesta. -Magnífico...- dijo aún a mitad de las escaleras, nadie debió haberle escuchado pero lo decía más para sí misma. Se mordió el labio con suavidad, y dio pasos rápidos hasta la mesa donde se encontraba un pequeño grupo de chicos, Kätch solo quería algo de beber sin embargo logró divisar que habían tenido algún accidente que incluía manchas en la ropa de dos personas que reconocía por ser mayores que ella. -Podrían usar un hechizo anti-grasa, ya saben... los que quitan manchas.- comentó acercándose después de haberse servido algo de cerveza de mantequilla. Terminó por dar un leve sorbo, no quería mancharse el labio superior con este, en su bolso llevaba un pañuelo pero aquello sería más efectivo.
Kätchen C. Huddleson- Mensajes : 28
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Era la primera vez que llegaba temprano a algún lugar. Atlas tenía un grave problema con la puntualidad, simplemente no la tenia. Por eso era raro que haya estado entre los primeros durante esta fiesta. Seguramente se debía a la emoción por su último año. O que esta vez había logrado ganarles a los demás y bañarse primero. Seguramente se debía a lo ultimo, ya que incluso saliendo de su habitación se podía escuchar el quejido de sus compañeros por habérseles adelantado. Era raro llegar temprano a un lugar, se sentía de una manera un poco… impaciente. A pesar de ser una buena experiencia llegar temprano, esta seguramente seria la última vez que lo haría. El castaño dio un suspiro y otro sorbo a su cerveza de mantequilla. Miro el vaso con orgullo, seguramente esta había sido una de sus ideas más brillantes. Si hubiesen querido el y sus amigos podrían volverse los mejores contrabandista, pero claro sus planes eran muchos mejores. Estaba tranquilo a punto de llevarse el vaso nuevamente a los labios, cuando sintió un empujo que provoco su bebida cayera al suelo. El chico cerró los ojos fuertemente al sentir como su vestimenta se mojaba y el sonido de los vasos golpeando contra el suelo, realmente iba a matar a quien lo haya hecho. Pero entonces escucho la voz de Sky lovegood, una de sus compañeras, que solía ser bastante distraída; por lo que con los ojos cerrados dio un suspiro para lograr aguantar su genio. – No te preocupes Sky, todo se limpia- Dijo abriendo los ojos con una sonrisa dirigida a la apenada chica.
Llevo una de sus manos a su bolsillo en busca de la varita, pero antes que si quiera pudiera acercar su mano tuvo que ayudar a sostener nuevamente a Sky. Al parecer una chica de años menores la había utilizado para no caerse. La miro a la chica, se le hacia conocida, seguramente era unos pocos años menor que él; reviso que ambas estuvieran bien con una mirada mientras la chica menor se presentaba. Pero al parecer este pequeño accidente había sido la atracción de la fiesta, ya que en unos pocos segundos Grace ya estaba allí preguntando si podían ayudar. Claramente se estaba equivocado cuando se decía que los Ravenclaw éramos egoístas y solo buscábamos ser mas inteligentes, había muchos chicos que eran bondadosos dentro de las águilas. - Gracias Grace.. pero- el chico no pudo continuar porque la encantadora Lucinda llego a la escena con su sonrisa y alegría de siempre.- Que puedo decir.. Me gusta la fiesta Luchi- bromeo el chico con la recién llegada, mientras le regalaba una gran sonrisa.
Recibió el regalo de Lucinda para los alumnos de séptimo año y una especie de tristeza lo invadió. Era raro pensar que este sería su ultimo año en Hogwarts, realmente iba a extrañar el colegio. – Muchas Gracias chicas- les dijo con una sonrisa- Si lo eligieron ustedes seguramente me encantara- Aseguro mientras abría el sobre lentamente. El regalo no podía ser más perfecto. Un recuerdo de su amada Ravenclaw, que siempre llevaría con muchísimo orgullo. La nostalgia lo invadió, pero no pudo decir mucho porque sintió los brazos de Lucinda en su cuello y juntándolo con Sky.- También te extrañare mucho Luchi- confeso el chico devolviéndole agradecido el abrazo. Intentaba no pensar que ya no volvería a Hogwarts el año entrante, sino simplemente concentrarse en disfrutar su ultimo año.
Cuando escucho la voz de Katch, recordó como había empezado todo esto. Recordó la mancha y que ahora seguramente Lucinda estaría tan ensuciada como él. Alejo un poco a la chica que estaba abrazando- Luci estas ensuciándote- le dijo de manera un poco paternal.- Gracias Katch por el consejo, eso pensaba hacer antes de que llegaran todos- dijo riendo pensando que en unos pocos segundos se había rodeado de gente. Metió rápidamente la mano en su bolsillo y saco su varita. Un movimiento de esta y todo el liquido derramado en el suelo se había ido. Luego siguió su ropa y la de los demás. – Listo, si no consigo trabajo fuera de Hogwarts ya se a que podría dedicarme- bromeo el chico mientras guardaba nuevamente su varita.
off: A pedido de la rebelde del foro, saque la tablilla. Aunque ya estoy extrañando mi rostro en el post!!! Lucinda sabe de que hablo!!XD
Llevo una de sus manos a su bolsillo en busca de la varita, pero antes que si quiera pudiera acercar su mano tuvo que ayudar a sostener nuevamente a Sky. Al parecer una chica de años menores la había utilizado para no caerse. La miro a la chica, se le hacia conocida, seguramente era unos pocos años menor que él; reviso que ambas estuvieran bien con una mirada mientras la chica menor se presentaba. Pero al parecer este pequeño accidente había sido la atracción de la fiesta, ya que en unos pocos segundos Grace ya estaba allí preguntando si podían ayudar. Claramente se estaba equivocado cuando se decía que los Ravenclaw éramos egoístas y solo buscábamos ser mas inteligentes, había muchos chicos que eran bondadosos dentro de las águilas. - Gracias Grace.. pero- el chico no pudo continuar porque la encantadora Lucinda llego a la escena con su sonrisa y alegría de siempre.- Que puedo decir.. Me gusta la fiesta Luchi- bromeo el chico con la recién llegada, mientras le regalaba una gran sonrisa.
Recibió el regalo de Lucinda para los alumnos de séptimo año y una especie de tristeza lo invadió. Era raro pensar que este sería su ultimo año en Hogwarts, realmente iba a extrañar el colegio. – Muchas Gracias chicas- les dijo con una sonrisa- Si lo eligieron ustedes seguramente me encantara- Aseguro mientras abría el sobre lentamente. El regalo no podía ser más perfecto. Un recuerdo de su amada Ravenclaw, que siempre llevaría con muchísimo orgullo. La nostalgia lo invadió, pero no pudo decir mucho porque sintió los brazos de Lucinda en su cuello y juntándolo con Sky.- También te extrañare mucho Luchi- confeso el chico devolviéndole agradecido el abrazo. Intentaba no pensar que ya no volvería a Hogwarts el año entrante, sino simplemente concentrarse en disfrutar su ultimo año.
Cuando escucho la voz de Katch, recordó como había empezado todo esto. Recordó la mancha y que ahora seguramente Lucinda estaría tan ensuciada como él. Alejo un poco a la chica que estaba abrazando- Luci estas ensuciándote- le dijo de manera un poco paternal.- Gracias Katch por el consejo, eso pensaba hacer antes de que llegaran todos- dijo riendo pensando que en unos pocos segundos se había rodeado de gente. Metió rápidamente la mano en su bolsillo y saco su varita. Un movimiento de esta y todo el liquido derramado en el suelo se había ido. Luego siguió su ropa y la de los demás. – Listo, si no consigo trabajo fuera de Hogwarts ya se a que podría dedicarme- bromeo el chico mientras guardaba nuevamente su varita.
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Atlas J. Avery- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Let start the party
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Torcí la boca aún preocupada por la gran mancha que tenía él en su ropa, ni siquiera fui capaz de pensar en algo para remediar aquello cuando sentí un jalón hacia abajo y luego la mano del chico jalandome hacia arriba, mis pies se movieron sobre la bebida derramada algo desequilibrados y me sostuve de ambos hasta recuperar el equilibrio perdido, miré a la chica y le sonreí divertida -Creo que la cerveza de mantequilla ya me puso mal...- reí viéndolos y me encogí de hombros -Sky Lovegood- me presenté de la misma forma en que ella lo hizo y ladee la cabeza.
Como era posible que fuera de séptimo y no la conociera? Tanto se había perdido en los libros y en su mundo que no había tenido tiempo para hacer amigos? o tal vez ella nunca se quiso acercar por la fama que tenía en todo el colegio. Apreté los labios aún en mis pensamientos sin recordar el accidente que provoqué segundos atrás pero di un respingo cuando otra chica se posó frente a nosotros, a ella si la reconocía, le saludé con la mano levemente y me encogí de nuevo de hombros a punto de hablar y responderle cuando Lucinda llegó bastante energética al lugar, eso me dio gracia y aplaudí riendo a su chiste.
Segundos después nos dio unos sobres lo tomé abriéndolo inmediatamente mientras dejaba que Atlas hablará, miré dentro y mordí mi labio viendo el prendedor de Ravenclaw que llevaba dentro, abrace el sobre viendo a las chicas y asentí a punto de llorar por la felicidad que sentía, nunca nadie me había regalado nada, a menos no en el colegio o gente que no fueran mis padres. Las lagrimas podían notarse en mis ojos y al recibir aquél abrazo no pude más y se desbordaron cayendo por mi mejilla, le devolví el abrazo -Gracias...es muy hermoso, también las extrañaré y a todo Hogwarts!..incluso a los verdes que rondan por ahí..- reí un poco secando mis lagrimas, era verdad, quisiera o no estaba acostumbrada a que me molestarán y extrañaría eso.
En eso otra chica llegó dando un consejo cuando voltee a mirarle le salude con otra sonrisa, nunca me había visto rodeada de tantas personas, este sin duda sería un buen momento que atesoraría toda mi vida. El año empezaba bien aun que mi accidente se volviera el centro de atención de todos. Lleve mi mano hasta mi peinado quitando la varita de donde la tenía y limpie las manchas de mi vestido, la volví a poner en su lugar y sonreí al chiste de Atlas, negando un poco por la ironía, era el más inteligente que conocía, era algo imposible que no consiguiera trabajo saliendo de Hogwarts. Suspiré y me arreglé el vestido -Lamento mucho el alboroto...disfruten de su fiesta que para eso la hicimos chicas-
Como era posible que fuera de séptimo y no la conociera? Tanto se había perdido en los libros y en su mundo que no había tenido tiempo para hacer amigos? o tal vez ella nunca se quiso acercar por la fama que tenía en todo el colegio. Apreté los labios aún en mis pensamientos sin recordar el accidente que provoqué segundos atrás pero di un respingo cuando otra chica se posó frente a nosotros, a ella si la reconocía, le saludé con la mano levemente y me encogí de nuevo de hombros a punto de hablar y responderle cuando Lucinda llegó bastante energética al lugar, eso me dio gracia y aplaudí riendo a su chiste.
Segundos después nos dio unos sobres lo tomé abriéndolo inmediatamente mientras dejaba que Atlas hablará, miré dentro y mordí mi labio viendo el prendedor de Ravenclaw que llevaba dentro, abrace el sobre viendo a las chicas y asentí a punto de llorar por la felicidad que sentía, nunca nadie me había regalado nada, a menos no en el colegio o gente que no fueran mis padres. Las lagrimas podían notarse en mis ojos y al recibir aquél abrazo no pude más y se desbordaron cayendo por mi mejilla, le devolví el abrazo -Gracias...es muy hermoso, también las extrañaré y a todo Hogwarts!..incluso a los verdes que rondan por ahí..- reí un poco secando mis lagrimas, era verdad, quisiera o no estaba acostumbrada a que me molestarán y extrañaría eso.
En eso otra chica llegó dando un consejo cuando voltee a mirarle le salude con otra sonrisa, nunca me había visto rodeada de tantas personas, este sin duda sería un buen momento que atesoraría toda mi vida. El año empezaba bien aun que mi accidente se volviera el centro de atención de todos. Lleve mi mano hasta mi peinado quitando la varita de donde la tenía y limpie las manchas de mi vestido, la volví a poner en su lugar y sonreí al chiste de Atlas, negando un poco por la ironía, era el más inteligente que conocía, era algo imposible que no consiguiera trabajo saliendo de Hogwarts. Suspiré y me arreglé el vestido -Lamento mucho el alboroto...disfruten de su fiesta que para eso la hicimos chicas-
Sky Lovegood- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
let's start the party
al caer la noche | sc ravenclaw | todos los ravens
De pronto, sin casi siquiera darse cuenta, empezó a percatarse que todo aquél alboroto era el centro de la fiesta. El problema principal era que todos venían a parar allí por voluntad propia, mientras que ella había acabado en medio de torres de séptimo y sexto por pura casualidad. Por un momento se maldijo por hecho de haberse resbalado con el líquido vertido por esa chica Ravenclaw, que se había presentado como Sky Lovegood. De una manera casi momentánea, su apellido le causaba cierta gracia, y no como burla, si no más bien como admiración. Era un bonito apellido y un bonito nombre también. Su pelo era alborotado, rizado y rubio y a una chica que lo llevaba ondulado, más bien corto y moreno, le produjo cierta sensación de envidia.
El otro muchacho, ni siquiera se había presentado. Eso le molestó, definitivamente. Era alto, aunque dado a la poca altura que tenía la quinceañera, todo el mundo en aquella fiesta le parecía un tanto más alto que ella. Torres ambulantes. Gigantes observadores. Aunque en realidad solo fueran un par de alumnos más como ella, la altura marcaba la diferencia.
Pocos minutos después, el lugar estaba lleno de personas que iban llegando para dar la suya. De forma automática, Coral se tiraba hacia atrás para irse alejando de aquél círculo de gente que ni le importaba ni le dejaba de importar. En realidad no conocía a ninguno, a parte del nombre de la rizada, y el nombre de pila de la nombrada Grace. Lucinda llegaba detrás.
Nunca pensó que iba a verla de esa manera, pero por un momento estuvo terriblemente agradecida de la llegada de Lucy. Era la única que conocía en aquél círculo de gente. Terriblemente iguales eran ellas dos, y pese a todo, también muy diferentes. La morena le dirigió una mirada cuando preguntó por su estado. Ella solo la evitó, puesto que no se sentía demasiado a gusto entre tanto alboroto de gente extraña por dos simples manchas. Le pareció terriblemente exagerado. Le sonrió a Lucy pero siguió echándose para atrás y desaparecer entre las sombras de ese círculo de gente.
Y mientras cada vez aligeraba el paso caminando para atrás y no dejar rastro, vio como llegaba otra persona más al círculo de la mancha. Le pareció un tanto familiar, de vista, se suponía, y su comentario le pareció oportuno, pues era la única que parecía recordar a ese grupo de gente que el tema principal allí era la mancha. La gran mancha que ahora tenía Lucy también en su vestido. Parecía la gripe. O peor. La gran epidemia de las manchas de cerveza en los vestidos se esparce en la fiesta de inicio de curso de los Ravenclaw. Sonrió para si misma, y luego se golpeó por sus adentros. ¿Acaso en qué se suponía que estaba ocupado su cabeza en esos momentos? Se estaba volviendo loca.
Sin siquiera darse cuenta, mientras caminaba aún para atrás, sumergida en sus titulares de periódico patéticos, notó un ligero golpe en su espalda. Había dado con alguien, no tan fuerte como Sky, pero lo suficiente para que ella se despertara y sonriera al chico en modo de pequeña disculpa. ¿Al chico?
- ¿Ilhan? - dijo un poco confundida. Era raro verlo allí, puesto que solía olvidarse de todo. Incluso de las fiestas. - Impresionante que te hayas acordado de la fiesta, parece una especie de broma o algo así... - se rascó la mejilla derecha con una mueca y suspiró.
Pese a saber de la existencia del Ravenclaw, no lo conocía tanto como para hablar con él, puesto que no era una chica de demasiadas palabras y le daba vergüenza casi todo lo que supusiera socializar con desconocidos. Y con desconocidos se refería a personas que no entraban en su círculo de amistades cercanas.
Miró a su alrededor en busca de alguno de su edad y miró hacia atrás para ver al círculo de nuevos y viejos amigos que allí se había formado e hizo una mueca. Impresionante era el hecho que verter sin querer la bebida de alguien pueda crear ese tipo de encuentros amistosos.
Pero no. Seguía sin ver a nadie de su curso. Los de quince, habían desaparecido entre las sombras y se habían olvidado de ella. O algo así.
El otro muchacho, ni siquiera se había presentado. Eso le molestó, definitivamente. Era alto, aunque dado a la poca altura que tenía la quinceañera, todo el mundo en aquella fiesta le parecía un tanto más alto que ella. Torres ambulantes. Gigantes observadores. Aunque en realidad solo fueran un par de alumnos más como ella, la altura marcaba la diferencia.
Pocos minutos después, el lugar estaba lleno de personas que iban llegando para dar la suya. De forma automática, Coral se tiraba hacia atrás para irse alejando de aquél círculo de gente que ni le importaba ni le dejaba de importar. En realidad no conocía a ninguno, a parte del nombre de la rizada, y el nombre de pila de la nombrada Grace. Lucinda llegaba detrás.
Nunca pensó que iba a verla de esa manera, pero por un momento estuvo terriblemente agradecida de la llegada de Lucy. Era la única que conocía en aquél círculo de gente. Terriblemente iguales eran ellas dos, y pese a todo, también muy diferentes. La morena le dirigió una mirada cuando preguntó por su estado. Ella solo la evitó, puesto que no se sentía demasiado a gusto entre tanto alboroto de gente extraña por dos simples manchas. Le pareció terriblemente exagerado. Le sonrió a Lucy pero siguió echándose para atrás y desaparecer entre las sombras de ese círculo de gente.
Y mientras cada vez aligeraba el paso caminando para atrás y no dejar rastro, vio como llegaba otra persona más al círculo de la mancha. Le pareció un tanto familiar, de vista, se suponía, y su comentario le pareció oportuno, pues era la única que parecía recordar a ese grupo de gente que el tema principal allí era la mancha. La gran mancha que ahora tenía Lucy también en su vestido. Parecía la gripe. O peor. La gran epidemia de las manchas de cerveza en los vestidos se esparce en la fiesta de inicio de curso de los Ravenclaw. Sonrió para si misma, y luego se golpeó por sus adentros. ¿Acaso en qué se suponía que estaba ocupado su cabeza en esos momentos? Se estaba volviendo loca.
Sin siquiera darse cuenta, mientras caminaba aún para atrás, sumergida en sus titulares de periódico patéticos, notó un ligero golpe en su espalda. Había dado con alguien, no tan fuerte como Sky, pero lo suficiente para que ella se despertara y sonriera al chico en modo de pequeña disculpa. ¿Al chico?
- ¿Ilhan? - dijo un poco confundida. Era raro verlo allí, puesto que solía olvidarse de todo. Incluso de las fiestas. - Impresionante que te hayas acordado de la fiesta, parece una especie de broma o algo así... - se rascó la mejilla derecha con una mueca y suspiró.
Pese a saber de la existencia del Ravenclaw, no lo conocía tanto como para hablar con él, puesto que no era una chica de demasiadas palabras y le daba vergüenza casi todo lo que supusiera socializar con desconocidos. Y con desconocidos se refería a personas que no entraban en su círculo de amistades cercanas.
Miró a su alrededor en busca de alguno de su edad y miró hacia atrás para ver al círculo de nuevos y viejos amigos que allí se había formado e hizo una mueca. Impresionante era el hecho que verter sin querer la bebida de alguien pueda crear ese tipo de encuentros amistosos.
Pero no. Seguía sin ver a nadie de su curso. Los de quince, habían desaparecido entre las sombras y se habían olvidado de ella. O algo así.
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Coral E. Faith- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
El grupo era ya lo suficientemente grande como para que Grace comenzara a agobiarse y ponerse algo nerviosa. En el ámbito social era algo torpe. O al menos no todo lo hábil que le gustaría. O que le gustaría al resto. A la gente le gustan las personas con carisma, personas que no se sonrojan a la mínima y que a veces no se atreven a mirar a los ojos de la persona con la que está intentando llevar una conversación.
Pero no puedo evitar ofrecer su ayuda ante aquel derrame de bebidas.
Cuando Lucinda llegó la alegría y dulzura vinieron con ella.
Les regaló a los de séptimo, Sky y Atlas, los broches que habían preparado. La idea fue, por supuesto, de la amable Lu. Consiguió convencer a Grace para ayudar, y esta no se pudo negar. Además, serían los siguientes en graduarse, estaban en sexto.
Grace apartó la mirada del corrillo donde estaban hablando y vio cómo poco a poco Coral se iba distanciando del grupo y comprendió que se sentiría extraña al estar entre gente mayor que ella. Y, de nuevo, era ya un grupo grande.
Era increíble que los de Ravenclaw estuvieran de fiesta. A ella, personalmente, no le gustaban las fiestas y no iba a beber nada que no fuera zumo o agua.
Se quedó viendo hablar a las tres personas que quedaban en el corrillo con una sonrisa tímida. No muy segura de saber qué hacer.
Pero no puedo evitar ofrecer su ayuda ante aquel derrame de bebidas.
Cuando Lucinda llegó la alegría y dulzura vinieron con ella.
Les regaló a los de séptimo, Sky y Atlas, los broches que habían preparado. La idea fue, por supuesto, de la amable Lu. Consiguió convencer a Grace para ayudar, y esta no se pudo negar. Además, serían los siguientes en graduarse, estaban en sexto.
Grace apartó la mirada del corrillo donde estaban hablando y vio cómo poco a poco Coral se iba distanciando del grupo y comprendió que se sentiría extraña al estar entre gente mayor que ella. Y, de nuevo, era ya un grupo grande.
Era increíble que los de Ravenclaw estuvieran de fiesta. A ella, personalmente, no le gustaban las fiestas y no iba a beber nada que no fuera zumo o agua.
Se quedó viendo hablar a las tres personas que quedaban en el corrillo con una sonrisa tímida. No muy segura de saber qué hacer.
Grace L. Winters- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
Todo ya debería estar preparado. El sol se había ocultado hace algunos minutos atrás y el sonido de las voces de sus compañeros de casa ya resonaban por toda la sala común. Robert, como hijo de pastor protestante, no acostumbraba a frecuentar fiestas de ningún tipo cuando estaba en su adorado barrio muggle, no obstante nadie podía negar que el muchacho sabía perfectamente cómo divertirse cuando se encontraba dentro de las cuatros paredes del castillo. No bebía alcohol, no consumía tabaco o droga alguna, fuera legal o ilegal, tampoco le gustaba estar rodeado de aquel ambiente, no obstante era un ser tolerante, acostumbrado a tener que aceptar la vida que decidía llevar cada quien. Mientras no intentaran inducirlo por aquel camino, desviándolo de sus principios, no veía problema alguno.
Se miró en el espejo por inercia, como acto reflejo que cada ser humano poseía. No era pretencioso, nunca lo había sido y, estaba seguro, nunca lo sería, sin embargo esta vez había puesto un esfuerzo diminuto en arreglarse. Iba a ser la última fiesta que compartiría con uno de sus mejores amigos y no podía desteñir. Atlas, desde siempre, había sido un pilar fundamental para el moreno, dentro del colegio, y ahora que se marchaba era imposible dejar de lado la tristeza y pesar.
Una camisa blanca a rayas, un pantalón oscuro acorde con la vestimenta, un chaleco de hilo que le cubriera la espalda, mas no los brazos, abotonados en la delantera y una corbata para sellar su estilo semi formal de la noche. Asintió frente al espejo, se arregló un poco el cabello con sus manos, un poco de perfume, pues el ser humano debía oler bien, y se dispuso a salir de su habitación rumbo a la sala común.
Llegó a la estancia, saturada en gente, y curvó sus labios en una magnifica sonrisa. Quien osara a decir que las águilas no sabían divertirse y sólo se dedicaban al estudio, estaban muy equivocados. Esta fiesta se realizaba, como cada principio de años, desde tiempos inmemorables, era el acontecimiento esperado por todo miembro de la casa de Rowena, y así sería por siempre.
Se mezcló entre la gente, dedicándole sonrisas y saludos a todos. Como miembro de la casa azul desde hace cinco años, era lógico que conociera a la gran mayoría, no obstante nadie podía negar que su círculo de amigos cercano era limitado y bien marcado. Había caminando unos cuántos pasos, notando cómo algunos ya comenzaban a ingerir gotas de alcohol, gracias a la brillante idea de reducir de tamaño las botellas y esconderlas en los tinteros, acción que sólo a una mente ágil se le ocurriría, cuando la vio. Aquellos negros cabellos y angelical rostro eran imposible de pasar desapercibidos. Fue tanta la atención que le presto a Lucinda, su mejor amiga, que ni siquiera se percató de que estaba junto a Atlas y más miembros de ravenclaw, conversando amenamente. No, en aquel momento el muchacho tan sólo podía pensar en lo mucho que crecía la atracción que sentía por aquella dama, sin poder hacer nada para exteriorizarla, ¿cómo hacerlo si ella estaba de novia con otro hombre? ¿Cómo siquiera querer hablar al respecto si la muchacha no le dedicaba ni siquiera una mirada en otro sentido distinto al amistoso? Ea mejor callar, sí, era mejor guardar silencio y esperar a que el tiempo le ayudara a olvidarla.
Se miró en el espejo por inercia, como acto reflejo que cada ser humano poseía. No era pretencioso, nunca lo había sido y, estaba seguro, nunca lo sería, sin embargo esta vez había puesto un esfuerzo diminuto en arreglarse. Iba a ser la última fiesta que compartiría con uno de sus mejores amigos y no podía desteñir. Atlas, desde siempre, había sido un pilar fundamental para el moreno, dentro del colegio, y ahora que se marchaba era imposible dejar de lado la tristeza y pesar.
Una camisa blanca a rayas, un pantalón oscuro acorde con la vestimenta, un chaleco de hilo que le cubriera la espalda, mas no los brazos, abotonados en la delantera y una corbata para sellar su estilo semi formal de la noche. Asintió frente al espejo, se arregló un poco el cabello con sus manos, un poco de perfume, pues el ser humano debía oler bien, y se dispuso a salir de su habitación rumbo a la sala común.
Llegó a la estancia, saturada en gente, y curvó sus labios en una magnifica sonrisa. Quien osara a decir que las águilas no sabían divertirse y sólo se dedicaban al estudio, estaban muy equivocados. Esta fiesta se realizaba, como cada principio de años, desde tiempos inmemorables, era el acontecimiento esperado por todo miembro de la casa de Rowena, y así sería por siempre.
Se mezcló entre la gente, dedicándole sonrisas y saludos a todos. Como miembro de la casa azul desde hace cinco años, era lógico que conociera a la gran mayoría, no obstante nadie podía negar que su círculo de amigos cercano era limitado y bien marcado. Había caminando unos cuántos pasos, notando cómo algunos ya comenzaban a ingerir gotas de alcohol, gracias a la brillante idea de reducir de tamaño las botellas y esconderlas en los tinteros, acción que sólo a una mente ágil se le ocurriría, cuando la vio. Aquellos negros cabellos y angelical rostro eran imposible de pasar desapercibidos. Fue tanta la atención que le presto a Lucinda, su mejor amiga, que ni siquiera se percató de que estaba junto a Atlas y más miembros de ravenclaw, conversando amenamente. No, en aquel momento el muchacho tan sólo podía pensar en lo mucho que crecía la atracción que sentía por aquella dama, sin poder hacer nada para exteriorizarla, ¿cómo hacerlo si ella estaba de novia con otro hombre? ¿Cómo siquiera querer hablar al respecto si la muchacha no le dedicaba ni siquiera una mirada en otro sentido distinto al amistoso? Ea mejor callar, sí, era mejor guardar silencio y esperar a que el tiempo le ayudara a olvidarla.
Robert McGonagall- Ravenclaw
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Re: Let start the party || Ravenclaw's
A Lucinda le dio tanto gusto ver a sus amigos de último año emocionados por el regalo que les dio que casi bota unas lágrimas de felicidad-. Que lindo que les haya gustado- comentó una vez ya los había abrazado y veía la emoción absoluta en el rostro de Sky. De su cartera sacó un pañuelo y se lo pasó para que se limpiara, mientras ni cuenta se daba que la mancha famosa también se había expandido por su vestido a lunares. Entonces escuchó a Kätch y la miró, su amiga se veía bellísima, como siempre-. Ooops- expresó mirando su vestido y sonrojándose por un instante. Si su madre la viera, pensó, el regaño que le llegaría sería del porte de un elefante entero. Sin embargo, y antes de que se pudiera realmente preocupar por ello, Atlas hizo gala de su caballerosidad y con su varita limpió el vestido de Luci sin que ningún rastro de la bebida quedara en la tela. Por su cabeza pasó el recuerdo de unos años atrás cuando entre Kätch y Grace intentaron limpiar una mancha en la alfombra de la habitación. El hechizo había salido mal y hasta el día de hoy el baúl de Grace cubría el hoyo que habían dejado en la alfombra-. Por suerte lo sabes usar, Atlas, ya he visto hoyos hechos por el mal uso de ese hechizo- confesó en tono misterioso y miró a sus compañeras de habitación soltando una risita cómplice por el recuerdo de todos esos años en aquel castillo.
Entonces un aroma llegó a su nariz. Se giró y reconoció de inmediato el perfume que Robert solía usar para las ocasiones especiales. Le sonrió abiertamente y lo abrazó por el cuello impresionante de cuánto había crecido ya. Era como si Robert creciera por día-. Mi oso favorito- señaló cuando se apartó del abrazo luego de unos segundos. Él ya estaba más alto que ella... y pensar que sólo hace un par de años ella lo pasaba por cabeza. El tiempo pasaba volando-. ¿Viste el regalo que le hicimos a los de Séptimo? - le preguntó mostrándole los sobres que Sky y Atlas sostenían-. Espero que el próximo año me tengas también un regalo- le soltó como un falso regaño mientras saludaba con la mano a otro compañero de casa que pululaba por ahí.
La música, aunque amena, no le resultaba a Lucinda tan alegre como quería, por ello decidió hacerse cargo. Tomó a Robert de la mano y le dijo-. Ven, sígueme- y se lo llevó al gramófono. De su cartera sacó un disco enorme de platillo negro. Cambió el disco anterior que había y puso el disco que había comprado en una tienda hace unas semanas. El disco se puso a girar y le sonrió a Robert mientras el swing comenzaba a sonar. Sin soltar su mano lo llevó al centro de la pista. Tomó la falda de su vestido con la mano libre y lo miró divertida como si alguna locura estuviera pasando por su cabeza. Los primeros acordes de la melodía llevó a que poco a poco todos se comenzaran a animar, y con ello Lucinda comenzó a dar los saltos cortos típicos de ese baile. Una risa ligera escapó de su garganta al ver cómo Robert la seguía y le dijo sobre el volumen de la música-. Que buen bailarín te haz vuelto- y prosiguió el baile pensando en cuán equivocados estaban aquellos que decían que las águilas no sabían divertirse.
Entonces un aroma llegó a su nariz. Se giró y reconoció de inmediato el perfume que Robert solía usar para las ocasiones especiales. Le sonrió abiertamente y lo abrazó por el cuello impresionante de cuánto había crecido ya. Era como si Robert creciera por día-. Mi oso favorito- señaló cuando se apartó del abrazo luego de unos segundos. Él ya estaba más alto que ella... y pensar que sólo hace un par de años ella lo pasaba por cabeza. El tiempo pasaba volando-. ¿Viste el regalo que le hicimos a los de Séptimo? - le preguntó mostrándole los sobres que Sky y Atlas sostenían-. Espero que el próximo año me tengas también un regalo- le soltó como un falso regaño mientras saludaba con la mano a otro compañero de casa que pululaba por ahí.
La música, aunque amena, no le resultaba a Lucinda tan alegre como quería, por ello decidió hacerse cargo. Tomó a Robert de la mano y le dijo-. Ven, sígueme- y se lo llevó al gramófono. De su cartera sacó un disco enorme de platillo negro. Cambió el disco anterior que había y puso el disco que había comprado en una tienda hace unas semanas. El disco se puso a girar y le sonrió a Robert mientras el swing comenzaba a sonar. Sin soltar su mano lo llevó al centro de la pista. Tomó la falda de su vestido con la mano libre y lo miró divertida como si alguna locura estuviera pasando por su cabeza. Los primeros acordes de la melodía llevó a que poco a poco todos se comenzaran a animar, y con ello Lucinda comenzó a dar los saltos cortos típicos de ese baile. Una risa ligera escapó de su garganta al ver cómo Robert la seguía y le dijo sobre el volumen de la música-. Que buen bailarín te haz vuelto- y prosiguió el baile pensando en cuán equivocados estaban aquellos que decían que las águilas no sabían divertirse.
PD: Música acorde *O*
Lucinda Scalovix- Ravenclaw
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Morsmorde :: Hogwarts :: Torres :: Torre de Ravenclaw
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