La mañana del fin de semana {Libre}

Me encontraba inmerso en mis pensamientos, hacía ya varias semanas de la vuelta a Hogwarts y aun no terminaba de asimilar que aquel iba a ser mi último año en el que estaría por aquellos muros de piedra, de los que seguramente ya nada volvería a ser como antes de intenso al haber estado en aquel lugar. Había ganado mucha experiencia y ahora me iba a enfrentar al verdadero mundo mágico, ya había mandado la carta al ministerio y esperaba que se me leyese la carta, había que mandar con bastante anterioridad la ocupación que deseabas obtener, para ir teniendo plaza ante una futura saturación.
Quería y deseaba ser el ayudante del Ministro de Magia y sabía que se empezaría por algún puesto, pequeño para conseguir subir a lo alto.

Sabia de buena tinta que quizás el ministro estaría ocupado, pero me encargaría personalmente de hacerle una visita una vez tuviese las vacaciones de navidad. El lugar parecía encontrarse vacío quizás por lo temprano que era o porque la gente no aguantaba aquella lluvia tan constante que invadía cada parte del lugar. Era uno de los pocos del castillo que siempre se levantaba pronto, quizás porque el sueño, el dormir tanto no iba conmigo. Seguía escuchando los cuchicheos de parte de mi familia al saber que Tom parecía seguir estando en el mismo camino que siempre, yo seguía apoyándolo pero sabía que tarde o temprano tendría que realizar algo para que siguiesen creyendo en mí, no valía con aquello de que fuese un Black con ideas puristas, tenía que dar otro paso y eso era lo que me preocupase, ya que si daba un paso demasiado rápido quizás saldría mal parado.

Tenía que seguir actuando como siempre y más cuando de un momento a otro tendría que dar el paso a la vida adulta y tendría que tener la descendencia que muchos de mis tíos parecían no querer tener…

Me costaba asimilar que aquel fuera mi último año en mi amado Hogwarts, diría adiós a esas paredes de piedra que me habían visto crecer. Hacia una semana que había enviado al Ministerio y a Dumbledore una carta informando de que mi vocación en el futuro predilecta sería "Profesora de Transformaciones". Sí me aceptaban, no debería despedirme de mi amada Hogwarts. Para pensar en tranquilidad y alejarme de los hiperactivos y cariñosos Septimus y Charlus, que cada vez estaban más pesados respecto al tema de Riddle, me había refugiado en el Puente Cubierto.
Caminando con un vestido a cuadros, de color rojo y beige, con una chaqueta de punto a juego, también cavilaba sobre con quien ir al baile. No me apetecía ir con Elphistone, no me atraía emocionalmente, me parecía amable y simpático, hasta cariñoso , pero el único afecto que le profesaba era de amistad. Suspiré, compungida, al no saber con quien ir al baile.
-No pienso ir sola, no caeré tan bajo -susurré para mí, aunque pareció que alguien me escuchaba. Me pare en seco y con la varita a mano pregunté:

-¿Quién va?

Mi mente por unos segundos pareció acabar de darle vueltas y rodeos a los asuntos más cercanos que parecían pedirme con urgencia que necesitaran ser solucionados y que esperara que con el tiempo estos se aclarasen por una vez.
Mientras me quedaba contemplando el infinito, escuché una voz de la que tras el aparatoso día que hacía vi que era una de las chicas de gryffindor, la conocí al ver sus ojos. Entonces me recordó las intensas clases en las que parecía saber todo de transformaciones además de ser una de las alumnas más predilectas del propio profesor Dumbledore.Quizás porque casi siempre la felicitaba en sus clases a la hora de ser la primera en que respondía casi todo,quizás parecía como una de las pocas que podían salvar el honor de aquella casa,manchado por aquellos que parecían no ser lo suficientemente inteligentes como para saber los conocimientos minimos.

Quizás a primera vista ella no sabría de mi nada más de lo que cuchicheaban de aquello de que era uno de muchos de la familia asentada de los Black, que éramos demasiados dentro de Hogwarts y que seguramente aquella familia sería una de las más importantes al poseer a tantos chicos dentro de los muros del castillo, no había conocido a nadie que tuviese a tantos familiares dentro de Hogwarts.

Me crucé de brazos mientras la miraba con interés, ya que parecía buscar a alguien quizás.

-¿Hola?

Intenté ser lo más amable que pudiera ser en el momento, no quería enfrentamientos para eso ya estaba otros de mi casa, digamos que yo dialogaba antes y veía de alguna manera como iba a ser la persona, en cierta ocasión por ello mi madre pensaba que yo era más de Ravenclaw que de Slytherin por la manera tan tranquila de llevar las cosas, esperaba que en el futuro esta característica no se fuera y siguiera durante toda mi etapa de adulto quizás algún día tendría que enseñarla, el estar relajado me ayudaba de cierta manera a sobrellevar las cosas...

Me tranquilicé al ver a Cygnus Black, una serpiente estilista de la "Ancestral Casa de los Black", que para mi opinión iba más con las águilas que con las serpientes. Ante su simple hola, le lancé un saludo nervioso con la mano. No se si Cygnus sabe del interés por su hermano, pero esperaría que si tenía conocimiento de ello me dejará en paz. Le miré, intentando pensar en que tema sacar, sin mucho esfuerzo. Hay que admitir que esta serpiente Black es bastante inteligente, pensé para mi.
-Eh....¿Tiene pareja de baile?- le dije de pronto, preguntando más por sacar un tema que por curiosidad. (Obviamente no le iba a invitar ni a declararle mi no-amor).
-A mi nadie se me ha propuesto y no voy a humillarme yendo sola.- le dije para seguir hablando, aunque se notaba que ninguno estaba a gusto.
Le miré, esperando que me dijera si tenía pareja de baile, pero mientras respondía, me dediqué a sacar la varita e invocar a mi patronus. Mi flamante leona danzaba ante mi, en un baile rítmico, influyéndome paz, tranquilidad, serenidad... Cygnus seguía sin responder y yo seguía esperando, como buena bruja que soy.

PD: Siento que sea corto, no me sale la vena artística.

-Quizás vaya con mi prometida al baile, aunque digamos que yo no soy de bailar mucho

Parecía en búsqueda de alguien para el baile de bienvenida, ese del que se había organizado con motivo de quizás dar otra bienvenida a todos los alumnos, aun esperaba el traje de gala que seguramente ya estaría encargado por orden de mis padres. Era una de esas semanas que más que amarlas las odiaba por el simple hecho de que tendría que comenzar las clases de bailes que estaba orquestadas para empezar a saber algo de cómo moverme en pista y como tratar a la dama en cuestión.

-Te he visto en ocasiones con mi hermano ¿Es amigo tuyo?

Si, ese hermano que cada día parecía estar más fuera de nuestra familia, por entre otras cosas su rarezas, o porque no veía del todo claro nuestra postura en el mundo mágico, quizás seguramente pronto saldría del árbol si seguía en aquel plan "inmaduro", no tenía cabeza y era por ello que como nuestro tío Marius el cual era un vulgar squib saldría del árbol como si fuese un apestado, ya se había negado a casarse y unir el cuadro familiar con alguna de las ricas familias del norte de Alemania, incluso le habían dejado elegir país, recordando el mítico mapa del mundo mientras mi padre le señalaba los posibles países, pero mi hermano se negó en numerosas ocasiones hasta el punto de decir que solo era manipulado por unos ideales en los que no estaba de acuerdo.

Ya se había escapado en numerosas ocasiones y siempre había vuelto a casa más desnutrido de como se había ido. En ocasiones mi madre se preocupaba demasiado por él y en ocasiones parecía que lo tenía ya todo asumido, por ello mi padre me señalaba como uno de los únicos que podían salvar el honor de la familia aparte de mi hermana, aunque ya se sabría que ella lo tenía asegurado al poder ajuntarse con su primo, yo como era varón quizás tenía ganado aquello de que podía conservar el apellido…

Cuando me hizo la pregunta sobre su hermano, me atragante y empecé a encontrarme indispuesta. Todo giraba y empezaba a encontrarme mal. Cygnus...Black pareció notarlo, pues desistió de la pregunta. Pero igualmente me seguía mareando, todo daba vueltas, giraba, se distorsionaba. Intenté mantenerme en pie sobre la barandilla del puente, sin conseguirlo. Me caí al suelo, y con intención, me acerqué a mi varita que de la caída se había desplazado metros. Intenté llegar a ella, mientras él me miraba shockeado, sin hacer ningún acopio de maldad no de ayuda. Simplemente me miraba con lastima, con dolor y con algo más...¿Pena?. Intenté susurrar algo, pero no pude. Lo volví a intentar y conseguí soltar algo incomprensible:

-Ayu...ayud...ayudame. Por favor...-le susurré, mientras algo en mi interior me provocaba contorsiones. En un último acopio de mi fuerza, me transforme en gata. De ahí no recuerdo nada. Solo Oscuridad